El 20 de marzo se abrió el primer hotel medicalizado en Madrid. Entonces había cerca de 20.000 personas diagnosticadas con coronavirus y menos de 1.000 fallecidos, pero ya se advertía la magnitud que alcanzaría la epidemia. La capital cuenta en la actualidad con 13 hospitales de este tipo para enfermos y otros 15 destinados a acoger a los sanitarios que han llegado para reforzar los servicios de la zona.
Las camas de estos hoteles medicalizados están designadas a personas en proceso de recuperación de la enfermedad o en fases iniciales y para una estancia nunca superior a 15 días. Pero una solución temporal como esta, aunque sea para episodios más leves del coronavirus, debe contar en todo momento con las mismas garantías de seguridad y atención que un centro hospitalario, donde la limpieza y desinfección son esenciales para evitar contagios.
Clece, filial de ACS, es la empresa a cargo de la limpieza de los 28 hoteles medicalizados en Madrid y también del hospital de campaña abierto en el recinto ferial de IFEMA. La compañía, que ya gestionaba la limpieza hospitalaria en varios centros de Madrid, puso en marcha en el plazo de unos pocos días los protocolos necesarios para que diera comienzo la actividad en los primeros centros.
“Empezamos a visitar los hoteles, tres o cuatro en el mismo día, y se han estado abriendo casi de un día para otro”, cuenta Manuel Pérez-Beato, gerente de limpieza de Clece en Madrid. En apenas 48 horas debían acondicionarse los hoteles para empezar a recibir pacientes cuanto antes, con todo lo que ello conlleva en cuanto a la limpieza y desinfección: “compras a proveedores, selección de personal, cursos de prevención de riesgos laborales, formación en los procedimientos…”, resume Pérez-Beato. Así que, ¿cómo se ha gestionado todo esto con tanta rapidez?
¿Cómo se pone en marcha un hotel medicalizado?
Si bien la principal dificultad ha sido encontrar personal suficiente en tan poco tiempo, cuando se estaban abriendo “tres o cuatro hoteles al día”, según Pérez-Beato, la coordinación de todos los equipos internos ha sido clave en los resultados alcanzados. Selección de personal hace decenas de entrevistas al día mientras que los técnicos de calidad acuden a los hoteles para determinar in situ los protocolos de limpieza y desinfección. Como “te avisan hoy de que arrancas mañana, yo voy al hotel directamente, primero hablo de los circuitos y procedimientos con el personal sanitario y formo allí mismo al personal. Luego se les hace un recorrido por el hotel antes de que empiecen a trabajar”, explica Natalia García, responsable de calidad y medioambiente de Clece.
Hay un equipo de limpieza en cada turno para que las desinfecciones se lleven a cabo durante todo el día
Tras el acondicionamiento del hotel y una vez empiezan a llegar los primeros pacientes, hay al menos una limpieza diaria de las habitaciones y una desinfección al alta del paciente, explican desde la compañía. No obstante, no es lo mismo desinfectar un hospital que un hotel. Los primeros, lógicamente, están pensados para ser desinfectados, cuentan con superficies lisas y muebles mucho más funcionales, motivo por el cual la limpieza no se lleva a cabo del mismo modo. “Te encuentras moqueta en el suelo, secadores de pelo, grandes paneles de espejos o mobiliario textil como sillones”, describe García. En algunos centros “lo que están haciendo es panelar la moqueta y poner un suelo vinílico que se pueda fregar. Pero al final son más superficies a desinfectar”.
Normas como estas se acuerdan entre los sanitarios y el personal responsable de la compañía que, por experiencia, incluso aconsejan acerca de “los procedimientos de limpieza, los circuitos por donde van a ir los residuos y quién puede manipularlos”, comenta García, y añade que son procesos adaptados a la estructura de cada hotel. En cada uno suele haber un equipo de limpieza de entre 10 o 15 personas, en turnos de mañana, tarde y noche para que las desinfecciones se lleven a cabo durante todo el día.
Con estos equipos de varias personas, el mayor reto del rápido proceso de apertura de estos hoteles ha sido “gestionar la contratación desde casa de un montón de gente que, además, en muchos casos no tenía experiencia en limpieza hospitalaria”, revela Pérez-Beato, por lo que “el compromiso y el esfuerzo impresionante de nuestros departamentos de selección, de formación y el de recursos humanos, han sido los que nos han permitido tener éxito en los diferentes procesos de puesta en marcha”.
Selección y formación
La selección de personal ha sido quizá la etapa más complicada, conseguir tanta gente en tan poco tiempo para poner los hoteles en funcionamiento casi de inmediato. Lola Maestre, técnico de selección de Clece, explica que “ha sido un trabajo bastante laborioso porque los hoteles están abriendo de un día para otro, pero a día de hoy todas las solicitudes las estamos cubriendo”.
Calcula que se están haciendo “en torno hay unas 150 contrataciones la semana” y, aunque en un principio el objetivo es “buscar a gente que tenga ya experiencia en el sector, hay muchas caídas por el camino, así que también seleccionamos otros perfiles, siempre que tengan ganas de ayudar y trabajar”, concluye.
“Queremos explicarles que van a ir protegidos y se ha conseguido que la gente vaya más tranquila a trabajar”
Son varios los obstáculos. El primero, el volumen de trabajo, ya que son muchas las entrevistas que se hacen en un día y todas telefónicas, sin que los técnicos de personal puedan conocer al candidato en persona, por lo que se pierde un paso básico en cualquier proceso de selección. Por otro lado, las ofertas que se publican cada semana, que aunque al principio se reciben con mucho interés, “luego tenemos mucha gente que se lo piensa mejor” y se echa atrás, por ejemplo, porque tienen en su familia a personas de riesgo, aclara la técnico.
En el peor de los casos, las personas declinan la oferta una vez han recibido la formación en limpieza hospitalaria, lo que dificulta aún más el poder cubrir todas estas plazas en los hoteles que se están abriendo, ya que muchas de las entrevistas, cursos e inicio de la jornada ocurren “de un día para otro”.
A pesar de la preocupación inicial que puedan tener algunas personas, en los cursos de formación “se tranquilizan cuando se les explica el puesto que desempeñarán, las zonas en las que van a trabajar, cómo utilizar el material y, sobre todo, cómo ponerse y quitarse los materiales sanitarios de protección para que puedan desarrollar su trabajo seguros y libres de contagios”, cuenta Maestre. Se busca aportar seguridad, confianza y orgullo de su trabajo “les explicamos que van a ir protegidos y que, si guardan las medidas de precaución, están seguros” y finaliza Pérez-Beato que “se trata de un trabajo que va mucho más allá de la limpieza, se trata de una labor esencial en toda la cadena de cuidados de los pacientes con coronavirus”.