El otro reto de la pandemia: frenar la pobreza infantil
Alma es una nueva manera de hablar de lo social. Con actitud y optimismo. Desde la diversidad. A partir de las historias de la Fundación "la Caixa", Alma quiere ser también un punto de encuentro de las infinitas realidades sociales de nuestro mundo.
5 junio, 2020 01:50Si para heredar una casa o una fortuna antes hay que hacer frente a bastantes gestiones e impuestos, para heredar la pobreza solo hay que quedarse quieto. Exactamente lo contrario de lo que hace José Miguel García Rivas, coordinador de programas de lucha contra la pobreza en Save the Children con CaixaProinfancia, quien cada día desde 2007, y ahora desde el confinamiento, lucha por garantizar la educación, la alimentación, la salud y el ocio de los niños y niñas de familias en situación de vulnerabilidad, para romper el círculo de la pobreza y conseguir convertirles en ciudadanos de pleno derecho, con un largo y prometedor futuro por delante.
Si ya había no pocas familias en situación de vulnerabilidad en España, solo nos faltaba la COVID-19…
Sí, todas las familias con las que trabaja CaixaProinfancia en Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia que ya tenían un trabajo precario (temporal, sin contrato, en negro…), y por tanto no tenían un colchón social como puede ser el paro o un ERTE, han recibido un durísimo impacto. ¡Piensa que la mayoría no han tenido ingresos desde el inicio del confinamiento! Las más afectadas han sido las familias monoparentales, la mayoría formadas solo por la madre, que lleva la doble carga de la educación y el trabajo.
¿Cómo las estáis ayudando?
Vimos que el 40 % de estas familias no tenían ningún dispositivo electrónico para poder seguir con el curso escolar. Y del 60 % que sí tenía, un 13 % no contaba con conexión a internet. Así que movilizamos a varios agentes sociales, entre ellos la Fundación ”la Caixa”, para conseguir los medios que les permitieran continuar con su educación de forma telemática.
Además, muchos de estos niños y niñas tomaban la mejor comida del día en el comedor de la escuela, que en general está subvencionado, por lo que urgía un apoyo más allá de los intentos de algunas comunidades, que no siempre han provisto de comidas saludables. En ese sentido, la inyección de 3 millones de euros extra de la Fundación ”la Caixa” destinados a alimentación les ha salvado mucho del golpe.
Desde el programa ofrecéis refuerzo educativo, actividades de ocio y tiempo libre, atención psicológica, talleres de parentalidad positiva… ¿cómo lo hacéis ahora?
De forma telemática, lo que es positivo y negativo. Por un lado, ahora nos “metemos” un poco en sus casas y eso nos da mucha información extra, detectamos mejor sus dinámicas familiares, sus condiciones de habitabilidad, los niveles reales de estrés y escalada de violencia… Además, a los niños les hace mucha gracia esta conexión. Pero también te encuentras con falta de intimidad durante la intervención psicológica, y no siempre ayuda tener a los padres y madres metidos en la dinámica con el educador o educadora.
¿Cómo les apoyáis con el estudio en casa estos días? Danos algunos consejos.
Es fundamental seguir una rutina y mantener los horarios de estudio que tenía antes. Y al trabajar de forma telemática, establecer muchos descansos. En los niños pequeños el nivel de distracción es muy alto. Nosotros, que ahora trabajamos con ellos desde los 3 años –acompañados por sus padres– vamos jugando con los descansos, combinando la parte on-line con manualidades o actividades con lápiz y papel…
Y en lo emocional, ¿qué pautas puedes darnos?
Los psicólogos y psicólogas del programa están trabajando con técnicas de relajación. Los pequeños están muy nerviosos, tienen miedo a salir a la calle y coger el virus, y a los más mayores les da miedo contagiar a sus padres y abuelos. Y también utilizamos técnicas de reestructuración cognitiva para trabajar estos miedos, muchas veces infundidos por bulos que leen en las redes. Así que hay que desmentir los bulos y explicarles que, si toman las medidas de precaución que marca el Gobierno, hay poco riesgo de contagio.
Dices que la pobreza se hereda. ¿Cómo tratáis de romper ese círculo?
Primero, cambiando la percepción sobre la educación. Si las familias piensan que estudiar no es importante y lo único que sirve es trabajar y ganar dinero para ayudar en casa, es muy fácil que esa sea también la percepción de los hijos. Nosotros les motivamos para que entiendan la importancia de la educación, que será clave para tomar después buenas decisiones en su vida, y que hay una realidad más allá del trabajo precario.
Y otra herramienta es el ocio. Una vez, en un campamento, teníamos un presupuesto para transporte que no habíamos usado y dijimos “podríamos recorrer Madrid en bus con los chicos, aunque igual no les hace gracia”. ¡Pues salieron encantados! Muchos no habían salido de Vallecas ni visto la Cibeles. En estos entornos, incluso el ocio se ve recluido a su territorio. Es importante que conozcan otras realidades más amables para cambiar el chip.
Al final, la mejor manera de romper esa cadena es a través de acciones socioeducativas bien estructuradas con padres e hijos y con continuidad, y eso es lo que CaixaProinfancia aporta a Save the Children.
¿Qué habéis conseguido hasta ahora?
Aumentar el importe de la ayuda por hijo a cargo. Que las comunidades autónomas incrementen el número de plazas para la incorporación de niños de 0 a 3 años a los centros educativos. Y estamos muy cerca de conseguir que se apruebe la Ley Orgánica para la Protección Integral de la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia, que ya había empezado a tramitarse pero se paralizó con la COVID-19.
¿Y cuál es vuestro próximo objetivo?
Mientras dure la pandemia, garantizar que todos los niños y niñas tengan acceso a la educación gratuita. Este verano haremos campamentos en los que trabajaremos los contenidos educativos que los niños y niñas se han perdido durante estos meses, y estamos diseñando la vuelta al cole en septiembre para ver cómo podemos organizarnos para amortiguar la brecha educativa que creemos que se ha producido.
¿Algún llamamiento a la población?
Que la sociedad entienda que los niños no son solo “personas por hacer”, sino sujetos de pleno derecho que han de tener voz, capacidad de decidir y una cierta autonomía. Hay que visibilizar sus problemáticas, sobre todo en las poblaciones vulnerables, y trabajar desde la más tierna infancia, cuando más capacidad de aprendizaje tienen y más fácilmente pueden cambiar roles y estereotipos. No solo porque luego ahorraremos mucho en intervención social, sino porque esos niños son nuestro futuro.