España sigue en shock por el terrible suceso que ha acontecido en Valladolid durante esta misma noche. Una explosión en la calle Goya de la urbe castellanoleonesa poco antes de las 23:00 horas de la noche ha sembrado el caos en la ciudad. Hasta ahora se ha registrado una víctima, una mujer de 53 años, y otras 14 personas heridas de las cuales dos se encuentran en estado grave. Se trata de un padre y un hijo que están en la UCI y en la unidad de quedamos.
Aunque todavía no hay una versión oficial sobre lo ocurrido, lo cierto es que ya ha trascendido de una manera fiable el motivo que ha producido este gravísimo accidente. Al parecer, se ha tratado de una explosión de gas la que habría provocado el caos en el número 32 de la calle Goya de Valladolid.
Los expertos, las autoridades y los equipos de rescate luchan ahora por descifrar dónde se habría producido la misma, ya que todavía no está del todo claro si se ha producido en la primera planta o si ha sido directamente en la planta baja. Las labores de rescate se han repetido durante toda la noche, ya que la persona fallecida no ha sido encontrada hasta las 05:30 horas de la madrugada. Ahora estudiamos por qué se producen este tipo de catástrofes y cómo se pueden evitar.
¿Qué son las explosiones de gas?
Cada año se producen en nuestro país explosiones de gas que, en ocasiones, terminan provocando graves accidentes que dejan víctimas mortales como ha sucedido en Valladolid. Daños que no solo son humanos, sino que también son materiales y estructurales. En este caso, el edificio del número 32 de la calle Goya ha quedado completamente en ruinas.
El gas es un combustible con un gran poder calorífico y constituye una fuente de energía muy utilizada en nuestro entorno para sistemas de calefacción, climatización, agua caliente sanitaria y cocinas. Su aspecto más negativo es el alto índice de peligrosidad que termina provocando intoxicaciones, incendios y, en última instancia, explosiones.
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Una de las causas más frecuentes cuando se producen estas catástrofes es la presencia de una cerilla o de un mechero cerca de una nube de gas. Es ahí cuando se produce la catástrofe. Los gases más comunes son el gas natural, cuya composición es fundamentalmente metano, y el butano y el propano, que son gases licuados que se obtienen de la destilación del petróleo.
¿Cómo se producen las explosiones de gas?
El aspecto principal del gas es que no es visible y que tiende a ocupar todo el volumen del espacio del que dispone. Cuando se produce un pequeño escape, comienza el desastre, ya que el gas se expande rápidamente. Otro de los aspectos más importantes es determinar a partir de qué proporción de mezcla con el aire es capaz de inflamarse y, por lo tanto, explotar.
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Esto es lo que se denomina como el Límite Inferior de Inflamabilidad. Por otro lado se encuentra el Límite Superior de Inflamabilidad, que se trata del valor a partir del cual su proporción es tan elevada que impide la combustión. La explosión se producirá si la nube con un tanto por ciento de concentración de gas superior al Límite Inferior de Inflamabilidad e inferior al Límite Superior de Inflamabilidad contacta con un foco de ignición que le proporcione una energía mínima de activación.
Hay que tener en cuenta también un aspecto importante y es que no todos los gases son igual de pesados. En el caso del gas natural es más liviano y tiende a acumularse en el techo, por lo que una explosión de metano irá en propagación superior. En caso del propano y el butano, se acumulan en el suelo, por lo que una explosión de estos gases golpeará primero hacia abajo. El último de los aspectos importantes con este tipo de gases es que suelen ser inodoros en pequeñas proporciones, por lo tanto, se dificulta la detección de una fuga.
¿Cómo evitar una fuga de gas?
Lo más importante para evitar una fuga de gas es la precaución. Por ello, aunque no hay un manual específico, sí hay una serie de consejos básicos que se pueden seguir y una serie de indicaciones previas a las que se puede atender. En primer lugar, estar atentos al olor, ya que en ocasiones, cuando el gas se acumula en grandes cantidades tras una fuga, sí produce un cierto aroma preocupante.
Otro indicativo es un consumo anormalmente elevado, ya que este se puede deber a una fuga que traería consigo una explosión. Hay veces en las que una fuga no se puede oler, pero sí escuchar, ya que esta emite una especie de sonido similar a un silbido o un soplido.
Por último, en caso de que haya una fuga, es normal que el gas en el ambiente provoque algunos síntomas físicos como dolores de cabeza o náuseas. Ante cualquiera de estos fenómenos, hay que llamar a un técnico y a la empresa responsable. Una vez conocidas las advertencias previas, vamos con una serie de consejos para intentar evitar una explosión de gas.
- Revisar de manera periódica la caldera, los tubos y los accesorios para comprobar roturas o desperfectos.
- Evitar que la llama se apague por una corriente de aire o el derramamiento de un líquido. Esto podría hacer que el gas se salga y se acumule.
- Apagar el gas siempre que no lo vayamos a utilizar.
- Observar si la llama de gas cambia de color y pasa de ser azul a amarillenta.
- Revisar la instalación de gas cada cinco años como mínimo. Intentar siempre tener una caldera en buen estado y no apurar una vieja o con alguna avería.
- Comprobar al salir de casa durante un tiempo prolongado que la válvula del gas está completamente cerrada.
¿Qué hacer ante una fuga de gas?
Los expertos indican que hay varios factores que provocan un mayor aumento del riesgo por explosiones de gas. Lo que se produce instantes antes de la detonación es la acumulación de gas en un espacio cerrado y sin ventilación. Hay que tener en cuenta que en este asunto, los errores pueden ser mortales.
Por ello, hay que evitar uno de los mayores riesgos y es que personas no cualificadas toquen la cadera de gas. Cuando ya se ha producido una fuga de gas, las cuales no son fáciles de detectar, existen también una serie recomendaciones para intentar actuar en situaciones que pueden ser límite.
- No generar fuentes de ignición. No encender ni cigarrillos ni cerillas.
- No encender ni apagar la luz ni cualquier aparato eléctrico.
- Evitar la producción de roces, fricciones o choques metálicos que puedan ocasionar chispas.
- No utilizar el móvil.
- Abrir puertas y ventanas y ventilar bien la zona atendiendo a las rejillas que facilitan el flujo de aire.
- Cerrar la llave de paso del gas.
- Abandonar, si se puede, el recinto, vigilar que nadie se acerque y avisar al servicio técnico.