El hecho se ha convertido, desgraciadamente, en un clásico durante los últimos años: un turista muere tras hacer balconing. No calculó bien, y desde la terraza de su habitación, se tiró a la piscina del hotel, con el fatídico desenlace. No se trata de la única práctica del verano que acaba mal. Ahogamientos, o parálisis producidas por tirarse al agua sin saber qué había debajo de la misma, son titulares que nos deben hacer pensar sobre cómo disfrutar de las vacaciones de forma segura.
Más si cabe en veranos como el actual, en el que las sucesivas olas de calor invitan al cuerpo a darse un chapuzón para quitarse la solanera de encima. Una actividad lúdica, divertida, y refrescante, ya sea en el mar o en la piscina, que no está exenta de riesgos y peligros que conviene tener en cuenta.
Porque, si se siguen una serie de pautas, no sólo no se arriesgará la vida propia (tampoco la de los demás). Porque, otros titulares de la época estival, también hacen mención de quienes intentaron socorrer a quienes se estaban ahogando, y acabaron falleciendo en el intento.
¿Cómo bañarse con seguridad?
Ya sea en la playa o en la piscina (tanto naturales como artificiales) hay una serie de normas que conviene seguir a rajatabla para hacer del baño una actividad segura. Así, por ejemplo, y aunque pueda parecer de perogrullo, hay que respetar las indicaciones de seguridad. Las normas están para cumplirlas, y el agua no es una excepción. Si está prohibido el baño, no meterse.
Si una persona se quiere refrescar, y no sabe nadar, el uso de un chaleco salvavidas le salvará, valga la redundancia, la vida. Tampoco conviene meterse en el agua tras haber consumido alcohol y drogas. Ni mucho menos, consumirlo dentro del agua.
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Y si se tienen síntomas de que algo no va bien, como estar cansado o algún malestar, no hay que pensárselo dos veces y salir del agua lo antes posible. Otro consejo es no bañarse de noche. Y, si se tienen niños pequeños, estar ‘ojo avizor’ con ellos.
¿Qué hacer y no hacer en la piscina?
La piscina se ha convertido en el lugar preferido del verano para refrescarse. Antes, raro era el municipio que no contaba con una. Ahora, incluso, dentro de un mismo municipio, las diferentes urbanizaciones que se han levantado cuentan con piscina.
En cualquier caso, una piscina debe tener socorrista. Pero esta persona cuenta con un horario, por lo que es aconsejable bañarse dentro de las horas establecidas.
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En el caso de tenor menores a su cargo, los adultos deben están atentos a que la piscina no tenga acceso libre al agua de los más peques de la casa. Y comprobar que se usan de manera adecuada los elementos de flotación. También conviene fijarse en las rejillas.
Y, aunque el juego es sinónimo de diversión, puede convertirse en tragedia. En el caso de las piscinas, conviene evitar echar carreras o jugar en el borde la piscina. También es bastante común intentar echar al agua a un amigo o amiga. Una actividad peligrosa ya que, un posible resbalón, podría acarrear una lesión, a uno mismo, o a la otra persona.
¿Qué hacer y no hacer en la playa?
La playa, y al igual que las carreteras (valga el símil), cuenta con su particular semáforo que, como es lógico, hay que respetar. Se trata de las banderas, que indican a los bañistas si no hay peligro, o si conviene no meterse en el agua. Recordemos: la verde, vía libre; amarilla, precaución (y estar atentos a las indicaciones de los socorristas); roja, no bañarse.
En el mar, y al contrario que en las piscinas, sí hay corrientes. De ser así, conviene nadar de forma paralela a la orilla, hasta notar que se ha salido de dicha corrientes. Entonces, hay que poner destino a la orilla.
Aunque para muchos bañarse de noche es la bomba, más bien se trata de una actividad tremendamente peligrosa. Porque, si sucede algo, es complicado que alguien puede ver esa situación de riesgo.
Volviendo a los titulares, raro es el año en el que los periódicos no recogen algún accidente tras saltar al mar desde un acantilado o cualquier otra superficie elevada. No conviene tirarse de cabeza, porque las lesiones pueden ser muy graves. Hay que comprobar la profundidad del agua.
Los hinchables también son parte del paisaje veraniego en las playas. Y aunque son divertidos, también pueden resultar peligrosos, por lo que hay que disfrutarlos sin hacer ‘salvajadas’.