Nuestra apariencia física marca cómo el resto de personas nos percibe. La forma de vestir, así como el peinado o nuestros gestos y expresiones faciales son determinantes en la idea que proyectamos de nosotros mismos en los demás. Se trata de estereotipos, ideas preconcebidas y subjetivas, pero determinantes en la opinión del resto.
Así lo ha demostrado un nuevo estudio de la Universidad de Glasgow, publicado en la revista Journal of Experimental Pychology de la APA, que va un paso más allá al determinar que las personas se forman rápidamente impresiones sobre la clase social de otras simplemente por su rostro, lo que puede tener importantes consecuencias.
La investigación trataba de dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿qué hace que alguien parezca pertenecer a una clase social más alta o más baja (rico frente a pobre)? ¿Cómo la apariencia está vinculada a las percepciones de competencia, calidez, dominancia y fiabilidad, rasgos estereotipadamente ligados a la clase social?
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Para ello, se utilizó un método basado en la percepción e interpretación de datos de rostros en 3D con el fin de identificar las características faciales específicas que impulsan las percepciones del estatus social y mostrar cómo se relacionan con otros juicios relacionados con los estereotipos.
El estudio, dirigido por un equipo de investigadores de la Facultad de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Glasgow, contó con la participación de una treintena de jóvenes blancos, de habla inglesa nativa, con una edad media de 22 años. A todos ellos se les pidió que observaran modelos 3D de diferentes rostros y emitieran opiniones sobre su clase social, además de determinar si parecían competentes, afectuosos y fiables.
El resultado del estudio
De esta forma, el estudio reveló una serie de rasgos faciales que determinan la impresión de las personas sobre la clase social del resto. Los rostros percibidos como "pobres" presentaban características particulares como ser más anchos, más bajos y más planos, con la boca hacia abajo y la piel más oscura y fría. Como consecuencia, la persona parecía más incompetente, fría o poco fiable.
Por otro lado, los rostros percibidos como ricos eran más estrechos y alargados, con la boca hacia arriba y la piel más clara y cálida. Estos rasgos se correspondían con una impresión de competencia, calidez y fiabilidad.
"Las personas que se perciben como de clase social alta o baja también suelen ser juzgadas como poseedoras de rasgos ventajosos o desfavorables, respectivamente. Estos juicios se forman incluso a partir de la apariencia facial, lo que puede tener consecuencias importantes, como perjudicar a quienes se perciben como de clase social baja", señala la Dra. R. Thora Bjornsdottir, autora del estudio y profesora de la Universidad de Stirling.
Según la doctora, el estudio demuestra que "los estereotipos que tenemos influyen en la forma en que percibimos a los demás". "Sesgan nuestras percepciones. Nuestras impresiones sobre otras personas pueden dar lugar a ventajas o desventajas particulares para ellas", señala.
Por otro lado, la profesora Rachael E. Jack, catedrática de Cognición Social Computacional, apuntó a que esta investigación puede servir de cara a frenar los estereotipos: "Estos hallazgos no solo son valiosos para avanzar en nuestra comprensión de las teorías centrales de la percepción social, sino que también podrían ayudar en futuras intervenciones diseñadas para interrumpir las percepciones sesgadas".
El estudio, bajo el nombre 'Los rasgos faciales relacionados con los estereotipos determinan la percepción de la clase social' fue financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC), el Consejo de Investigación Económica y Social de Reino Unido (ESRC), la organización benéfica Wellcome Trust y el Consejo de Investigación en Ingeniería y Ciencias Físicas (EPSRC).