Vista general de la playa de Benijo, en Tenerife.

Vista general de la playa de Benijo, en Tenerife. iStock

Sociedad

Ni Oyambre ni Gulpiyuri: esta es la mejor playa de España para visitar en julio por sus puestas de sol

Una opción perfecta para conocer un entorno totalmente virgen y en el que no encontraremos masificaciones y sí paisajes bellos de carácter volcánico. 

20 julio, 2024 16:04

España es un país que llama la atención por la belleza de muchos de sus paisajes. En especial, de sus playas. Algunas de ellas son de las más bonitas tanto de Europa como del mundo. Y otras, son destinos para perderse entre arenas doradas, aguas cristalinas y parajes espectaculares. 

Sin embargo, lo más difícil en lo referente a nuestras playas es encontrar verdaderos oasis de paz y calma. Es decir, remansos de tranquilidad que no estén masificados y que no cuenten con la habitual afluencia de turistas. Para ello, conviene explorar de manera concienzuda donde buscar. 

Una de las playas que se erige como un escenario idílico para cumplir con este propósito se encuentra en Tenerife. Aunque parezca impensable, se trata de una playa desierta, especialmente en el mes de julio, cuando la afluencia de viajeros de vacaciones todavía no ha alcanzado las cotas que se suelen registrar en el mes de agosto. Se trata de la playa del Benijo

¿Cómo es la playa del Benijo?

La playa del Benijo es, a la vez, una de las más desconocidas y maravillosas de todo Tenerife. Su principal encanto es que al menos, durante el mes de julio, podemos encontrarla algunos días casi totalmente desierta. Algo que podría resultar inimaginable, ya que Canarias es uno de los puntos más visitados de nuestro país. 

Visitar la isla de Tenerife siempre es un buen plan. Pero más aún si se trata de la época de verano. Allí podemos disfrutar de pueblos preciosos con un estilo inconfundible, de paisajes con multitud de naturalezas diferentes y, sobre todo, de un clima cálido a la par que agradable. 

Sin embargo, para muchas personas, la joya de la corona se trata de una playa que combina las arenas finas y doradas con la oscuridad de la marca volcánica que recorre la isla del Teide. Por ello, si buscamos una playa con este sello, tenemos que ir hasta la zona del Benijo. Se trata de una playa con unas espectaculares puestas del sol y que en el mes de julio suele estar casi desierta

Concretamente está situada en el Parque Rural de Anaga. Hasta ella se llega por una espectacular carretera que se esconde dentro de un paisaje de laurisilva y en la que todo momento tenemos unas increíbles vistas del Atlántico. Además, se trata de un lugar para que el viajero conecte con la naturaleza y disfrute de un oasis de paz. 

Bajada a la zona  de la playa del Benijo en Tenerife.

Bajada a la zona de la playa del Benijo en Tenerife. iStock

Allí no encontraremos ni tiendas ni personas. De hecho, por no haber no hay ni duchas, algo cada vez más habitual en las playas de España. Es el entorno ideal para conocer de verdad lo que es una playa completamente virgen y por la que el hombre todavía no ha dejado su huella. 

Las arenas que conforman esta playa son muy curiosas. Cerca de la orilla del mar tendremos tonos más cálidos, pero en los puntos donde nos acercamos a los acantilados se vuelve de un tono negro. Llama también la atención por sus pequeñas dimensiones, ya que solo tiene 300 metros de longitud. Eso sí, en todo momento está salpicada de rocas volcánicas. Por ello, es un paraje sin parangón.

El plan ideal es cargar nuestro coche con la comida y bebida para todo el día y así no tendremos que abandonar la playa en ningún momento. Es de obligado cumplimiento, al menos una vez, aguantar hasta última hora de la tarde para disfrutar de las puestas de sol, consideradas por muchos las más llamativas de toda España. 

Sin embargo, para todos aquellos que quieran disfrutar de esta playa tan bonita, deben saber dos puntos ciertamente negativos. El primero es que solo se puede llegar hasta allí en coche y que una vez aparquemos junto al restaurante El Mirador tendremos que realizar una ruta andando de unos 15 minutos donde subiremos y bajaremos escalones sin parar. 

Y lo segundo, una vez ya estemos en la propia playa, es que tenemos que tener cuidado con la marea. Muchas personas se dejan llevar por la belleza de este paraje y se olvidan de que sus aguas son un tanto peligrosas. Por ello, para disfrutar del día, lo mejor será mantener siempre la atención y abrir bien los sentidos.