
Pareja disfrutando en la playa.
No quedes sin un duro en Semana Santa: este es el sencillo truco con el que puedes ahorrar dinero en tus vacaciones
Con unas vacaciones a la vuelta de la esquina te contamos cómo disfrutar sin que tiemblen tus cuentas bancarias.
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Los viajes casi siempre implican gastos adicionales. Entre comidas, hoteles, sitios turísticos y vuelos, es fácil despedirse de los ahorros.
Lo más básico y general para aprender a ahorrar es convertirlo en un hábito. En otras palabras, gestionar bien el dinero cada mes o cada semana. La clave para lograrlo es mantener un presupuesto mensual en el que se apunten todos los gastos.
Por otro lado, crear un presupuesto específico para los viajes también es recomendable. Hacer una previsión de gastos permite disfrutar sin preocupaciones y, al mismo tiempo, evitar gastos innecesarios. Además, los ahorros destinados a un viaje pueden servir para financiar otro en el futuro.
Lo primero: los costes
Como mencionamos antes, hacer una previsión o presupuesto de costes es la mejor manera de empezar. En este deben incluirse gastos como: billetes de ida y vuelta, alojamiento, comidas, actividades y excursiones turísticas.
Es difícil calcular una cantidad exacta, pero tener una idea aproximada ayuda a valorar mejor las opciones. También es importante dejar un margen, ya que es probable que surjan gastos imprevistos. Sin embargo, esto debe hacerse sin excederse demasiado de la cantidad prevista.
Por ejemplo, un viaje a un país europeo suele suponer un gasto medio de 1.500 euros, aunque esto varía según el destino, el alojamiento, el transporte, la comida y las actividades.
Siempre es mejor calcular un presupuesto ligeramente superior al estimado. De este modo, se evitan preocupaciones y se mantiene cierto control sobre los gastos.
De la previsión al presupuesto
Una vez hecha la previsión de costes, es momento de crear un presupuesto que se adapte a las necesidades y preferencias de cada persona. En este paso, se ajustan las estimaciones iniciales a los precios reales.
En primer lugar, hay que identificar a dónde va el dinero, es decir, en qué se gasta. Llevar un control de los gastos mensuales permite definir cuánto destinar a cada categoría durante el viaje.
Por ejemplo, si comer fuera es un hábito frecuente en la vida diaria, lo más probable es que en el viaje se mantenga esa tendencia. Por lo tanto, será necesario asignar más dinero a comidas y restaurantes.
A continuación, es recomendable dividir los gastos en dos categorías: fijos y variables. Los gastos fijos son todos aquellos que no se pueden cambiar como el alquiler o la luz. Los variables son todos aquellos que pueden ajustarse, las compras no esenciales.
Reduciendo los gastos variables en los meses o semanas previas al viaje, es posible liberar más dinero para el presupuesto vacacional.
También es aconsejable guardar los ahorros en una cuenta separada, lo que facilita su administración y evita gastar de más. Para los viajes, tener una cuenta aparte puede ayudar a gestionar mejor los fondos destinados al viaje.
El regreso
Al final del viaje, es útil hacer una revisión de los gastos: ¿Se cumplió el presupuesto? ¿Hubo imprevistos? ¿Fue fácil seguir el plan?
Responder estas preguntas permite mejorar la planificación en futuras ocasiones y ajustar las previsiones para los próximos viajes.