Los consumidores, a partir de ahora, se ahorrarán 150 euros gracias a la normativa de la Unión Europea que alarga la vida útil de los electrodomésticos, favorece el ahorro de los consumidores y mejora el impacto medioambiental. El ejecutivo comunitario ha expresado que los electrodomésticos vendidos en Europa deberán responder a "exigencias en materia de reparación y de reciclaje". Esta triple medida entrará en funcionamiento a partir del año 2021 y estará integrada de medidas para los fabricantes y además una protección al consumidor para que tenga la opción de reparación.
Las piezas accesibles a los consumidores
Una de esas medidas que tendrán que cumplir los fabricantes, en este caso de las neveras, es que las piezas de recambio deberán estar disponibles al menos mínimos siete años después de que el consumidor haya comprado el producto. Además, este plazo se amplía a 10 años en las lavadoras y lavavajillas e incluirá la normativa de que consuman menos agua.
Además, los fabricantes deberán entregar las piezas a reponer en 15 días hábiles, tal y como se menciona en el comunicado que la Comisión Europea ha lanzado: "Se pueden reemplazar con el uso de herramientas comúnmente disponibles y sin daños disponibles y sin daños permanentes para el electrodoméstico".
Actualmente la ley en nuestro país ya se contempla algo similar, tal y como cuenta la Asociación Nacional de Fabricantes de Electrodomésticos (Anef), "España es pionera en legislación de reparación de electrodomésticos, dado que existe desde el año 1988 una legislación específica no europea". La novedad es que se establecerán plazos más amplios.
Según OCU, a pesar de esta nueva normativa, algunas piezas de repuesto y consejos de mantenimiento solo estarán disponibles para reparadores profesionales. "Esto significa que las personas que están dispuestas a reparar por sí mismas sus aparatos, especialmente por razones económicas, no podrán hacerlo".
La mayoría prefiere reparar a comprar
Según una encuesta del Eurobarómetro en 2017, comprobaron que el 77% de los ciudadanos de la Unión Europea prefería reparar sus bienes antes que comprarse uno nuevo. En cambio, acaban comprando un electrodoméstico nuevo porque se ven abandonados por las marcas por el coste de la reparación y por el nivel prestado.
Además, el 90% de los consumidores pidieron en este mismo sondeo un etiquetado para saber cuál es la durabilidad de los productos antes de comprarlos y así elegir correctamente. "Si un consumidor ve un producto que es 30 a 40% más barato y parece funcionar igual de bien, y no sabe que se romperá en dos años, en lugar de diez, entonces, obviamente, va a elegir el producto más barato", explicó tras el estudio Pascal Durand, portavoz de ecología en la Unión Europea.
Aunque Anfel también realizó un estudio similar en el 2016 donde comprobaron que "el 81% de las peticiones de reparación a los fabricantes condujeron a la realización de una reparación".
Tal y como menciona la propia Comisión tras este acuerdo, estos requisitos de reparabilidad y reciclabilidad, servirán para mejorar la vida útil de los electrodomésticos. Por lo tanto los consumidores podrán dejar de gastar en aparatos que sí se pueden arreglar.
El ahorro energético
La Comisión Europea ha estimado tras la implantación de la medida, que se ahorrarán 167 TWh de energía para 2030, que es el equivalente al consumo anual de todo el país de Dinamarca. Con ello, se evitará emitir, además, 46 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
Y ¿cómo beneficia el consumidores en la factura? Pues los europeos podrán ahorrar hasta 150 euros más al año. Además, con estas nuevas normas, exactamente para lavadoras y lavavajillas, Bruselas calcula que se dejarán de gastar 711 millones de metros cúbicos de agua al año en el primer caso y 16 millones en el segundo.