Quesos De la Huz, en 1989, nació como algo pequeño, sin mayor pretensión que la de dar a conocer su producto a nivel local y en los pueblos de alrededor. Sin embargo, el negocio, poco a poco, fue prosperando. La familia pasó de venderlo en Villamayor de Santiago a hacerlo en toda Cuenca; de distribuirlo por Castilla-La Mancha a ampliar su red a toda España; de exportarlo a un país en el extranjero a llegar a varios continentes. Hasta que Donald Trump, con su anuncio de imponer aranceles del 25% a determinados productos agroalimentarios (principalmente, vino, aceite, queso y cítricos), los ha puesto en alerta. A ellos y a todos los sectores implicados.
A la industria del queso, por dos motivos principales. El primero, porque las exportaciones a Estados Unidos se han incrementado en un 50% en los últimos cinco años. Y el segundo, porque el valor de las 11.500 toneladas vendidas en 2018 es de 88 millones de euros, según datos de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FENIL). Es decir, muchas queserías viven y crecen, en buena medida, por lo que ganan de sus ventas al exterior. ¿Qué pasaría, entonces, si a partir del 18 de octubre (fecha límite fijada) se imponen los mencionados aranceles?
“En nuestro caso, este escenario nos ha frenado de cara a un posible crecimiento”, reconoce Miguel, gerente de la empresa. Hasta ahora, estaban ampliando la plantilla (actualmente la empresa la componen 33 trabajadores), habían sumado una nueva fábrica y tenían prevista una inversión en maquinaria. Estaban (están) exportando 150 toneladas de queso Denominación de Origen (entre ellos, el Don Cayo, nombrado mejor queso manchego del mundo en 2016), al romero, puro de oveja… De media, a un precio de entre 25 y 30 euros el kilo (15 euros, en España).
Todo esto, con la actual situación, queda en suspenso. “Esto nos ha hecho parar. Si, como está previsto, crece el precio de la leche y, además, cuesta más el queso en Estados Unidos porque nos imponen unos aranceles de un 25% a un producto cuyos margenes son reducidos… Entonces, la cosa se complica”, reconoce Miguel de la Huz, preocupado por la situación que está por venir.
Pero su drama es el de toda la región. Castilla-La Mancha sería la Comunidad Autónoma que más sufriría la imposición de estos aranceles: factura 51 millones de euros del total de 88 que supone para España. Le seguirían Murcia (14.000.000) y Andalucía (12.600.000) en el top tres. Tan solo una parte de lo que le costaría a todo el sector agroalimentario (765 millones), según Luis Planas, ministro en funciones de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Un salto a Estados Unidos, ¿en falso?
La imposición puede, por tanto, menguar negocios que ya funcionan desde hace años, pero también algunos que estaban germinando. Es el caso de la quesería Moncedillo, que empezó a conversar con los importadores estadounidenses hace dos años y comenzó a comerciar en 2018. “Hicimos una inversión para implantarnos allí. Todos los viajes y el trabajo que hemos hecho puede acabar siendo para nada si esto se confirma”, reconoce Joaquín Manchado, gerente de la empresa, a EL ESPAÑOL.
En Moncedillo, en este año, han exportado 1.000 kilos del original, del red y del curado. “Y teníamos pensado llevar el azul y el viejo más adelante”, prosigue Joaquín. “Si a todos los gastos que conlleva le añades el del arancel, nos hunde”, finiquita, con la esperanza de que las conversaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos, fijadas para el día 14 de octubre, pongan freno a una situación que todos consideran injusta.
Es lo que espera también José Luis, dueño de la quesería Cristo del Prado y Valdehierro (Madridejos, Toledo), fundada hace 32 años. Ellos empezaron a hacer las primeras exportaciones hace 17 años. “Primero, a Alemania y a Holanda”, cuenta. Y más tarde, a Estados Unidos, donde venden actualmente el 40% de su producción (400 toneladas en total). “Puede ser un golpe muy duro, pero ya veremos. Yo creo que al final no va a pasar nada. Al final, este problema ha surgido por un tema aeronáutico (la subida de los aranceles se debe al dictamen de la OMC (Organización Mundial del Comercio) que ha ratificado que se dieron ayudas y subsidios a Airbus)”, finiquita.
Lo van a comprar igual
Frente a todos ellos, Germán, dueño junto a su hermana Rita de la quesería Cortes de Muar (Pontevedra, Galicia), cree que los aranceles no van a afectar al queso. Ellos venden dos variedades (Marigold y Marianne) en Estados Unidos a 40-50 dólares el kilo (entre 15 y 18 en España). En torno a 4.000 kilos (del total de 23.000 que producen al año) exportados. “De momento, el plan es seguir sirviendo al mismo precio y aumentarlo más adelante”, anticipa a EL ESPAÑOL.
¿Y por qué no van a sufrirlo los quesos? “En nuestro caso, no creo que vaya a afectar porque van dirigidos a un público determinado al que le da igual pagar 50 que 53 euros”, expone. “Creo que va a ser peor para los que lo vendan barato”, termina.
En cualquier caso, el arancel está sobre la mesa, botando, esperando para ver si finalmente la Unión Europea y Estados Unidos llegan a un acuerdo. Hasta el día 18 hay tiempo para que el panorama cambie y el sector agroalimentario pueda volver a respirar tranquilo. Afecte (o no), mejor dejar las cosas como están. Ese es el deseo de todos.