Los seis bares más sucios en el barrio de Madrid más rico
EL ESPAÑOL recorre la calle Don Ramón de la Cruz, en pleno barrio Salamanca, donde hasta seis restaurantes han suspendido el examen de sanidad.
15 octubre, 2019 04:15Noticias relacionadas
Dos asiáticos, una taberna, un restaurante, un bar de copas y un gallego. Seis locales en apenas un kilómetro en pleno barrio de Salamanca; cada uno de su padre y de su madre. ¿Qué probabilidades hay de que, al mediodía, usted caiga a comer en uno de ellos? En efecto, muchas. Pues bien, todos han suspendido las inspecciones higiénico-sanitarias realizadas por el Ayuntamiento de la localidad entre 2018 y la primera mitad de 2019. Son una pequeña parte de los 9.000 establecimientos alimentarios analizados por Madrid Salud y que tienen en cuenta factores como la falta de limpieza, las plagas, la caducidad… Unos datos que, por primera vez, se han hecho públicos tras una petición de Civio y Maldita.
En realidad, la insalubridad, según el informe, es bastante más común de lo que se pueda pensar: suspenden cuatro de cada 10 establecimientos alimentarios en Madrid. Llama la atención, eso sí, la particularidad de la calle Don Ramón de la Cruz, en pleno barrio de Salamanca, el de mayor renta per cápita de la capital (61.562 euros). En EL ESPAÑOL la recorremos desde el restaurante Marconi a Aquí Galicia. ¿Está justificada la alerta? ¿Dan miedo? ¿Se puede comer? Toca ir por partes…
Del primero, del restaurante Marconi, apenas si queda la puerta y el cartel como signo de su época dorada en el número 61 de la calle Velázquez esquina con Don Ramón de la Cruz. “No llames. Lleva un tiempo cerrado”, advierte un vecino, en un día del todo desapacible. Nadie se para, nadie se acerca a la puerta… Ya no luce el menú a la entrada –como sí lo hacía en otro tiempo– y un toldo, en lo alto, con la leyenda True broker, anuncia una próxima apertura en noviembre, aunque no se intuya cuál será el negocio.
Marconi, en cualquier caso, es historia. El restaurante, que en otro tiempo acumuló buenas referencias en Tripadvisor (cuatro de cinco en puntuaciones de los usuarios), ya no volverá a ver la luz tras dos inspecciones desfavorables de Madrid Salud. La primera, en marzo de 2018; y la segunda, en abril de 2019. Fue el final de un local que presumía de comida diferente y del buen trato de los camareros.
En este particular recorrido, en el ranking de los suspensos, a apenas 500 metros, le sigue el Metropolitan Lounge Café. Este también tiene en su historial dos suspensos: el primero, en agosto de 2018; y el segundo, en junio de 2019. Los dos, en teoría, subsanados. A las 12:30, suena música disco –como si fueran las dos de la madrugada–, se dispensa cerveza y nadie, en las tres mesas ocupadas, cae en la cuenta de que está en uno de los bares más insalubres de la calle. O, al menos, así era hace tan solo cuatro meses.
¿La explicación? No quieren desvelarla. El responsable, en teoría, no está. Y, entre luces de neón, el que contesta a EL ESPAÑOL es un camarero: “Yo llegué aquí hace unos meses a trabajar. Vinieron los inspectores y nos dieron el aprobado”. En el local, tiran balones fuera. Lo tienen abierto y eso es, en principio, un buen síntoma, aunque su reincidencia ofrezca escasas garantías.
No le dan importancia, a pocos metros, en la Taberna María, un bar de toda la vida, con sus patatas con chorizo y sus torreznos en la barra. Allí, ya lo solucionaron. “Si te quieren encontrar algo...”, comienza, enigmático, el camarero, mientras una clienta le pide que le guarde tortilla. A ellos les suspendieron en febrero de 2019. “Pero fue por dos tonterías”, prosigue. “Ves que tengo las cajas de las cervezas ahí, ¿no? –explica, señalando–, pues a mí me echaron para atrás por tenerlas en el patio y porque tenía que cambiar el grifo del baño. Sólo eso”, finiquita. Y, en realidad, a primera vista, no da mala sensación. No parece que exista ningún peligro.
Sí la da el siguiente restaurante en la calle, el Ir Shusi, un asiático que lo tiene todo apilado a la entrada del local, un pasillo con una cocina al fondo y un mostrador. Allí, en la puerta, esperan dos motoristas para llevar los pedidos y un camarero, detrás de la barra, entre botes de soja y productos varios, intenta contestar al periodista. “¿Sanidad? La verdad que ni idea. Espera, que llamo...”, nos avisa, a la vez que sale una compañera suya de dentro del local. Aunque la respuesta, de nuevo, es la misma: “Todo en regla. No está la dueña. ¿Sanidad? Ni idea”. No hay más que decir. No parece importarles que sus dos últimas inspecciones (diciembre de 2018 y marzo de 2019) salieran desfavorables.
Warawara, cerrado
La calle Don Ramón de la Cruz la cierran dos bares, Aquí Galicia, sin servicio en lunes; y Warawara, cerrado definitivamente. El restaurante asiático, igual que su homónimo de la acera de enfrente, recibió dos valoraciones desfavorables en junio de 2018 y junio de 2019 –aunque por el camino le dieran una aprobada. Y esto derivó en su adiós. “Estaba dentro del hotel”, explican a este periódico desde NeoMagna Madrid. “Pero ya lo dejaron”, finalizan.
Todos ellos conforman una calle que, por la localización, no ofrecería ninguna sospecha; pero que, en efecto, a pesar de su brillo, también tiene su cara b.