Abrimos la nevera de Joaquín Reyes para ver sus 10 productos: "Mercadona es como ir a una disco"
El humorista, entre actuaciones de 'Festejen la broma' (Teatro La Latina), habla con EL ESPAÑOL sobre consumo. Esto es lo que come y bebe.
24 octubre, 2020 19:00Noticias relacionadas
Joaquín Reyes (Albacete, 1974) se ha puesto en la piel de 136 personajes y ha participado en más de 30 programas, series o actuaciones. Sin embargo, él no ha cuantificado nada. No se le dan bien las matemáticas y, quizás por eso, no enumera sus chistes, pero sí los cuenta, indistintamente, en cualquier circunstancia vital. Incluso en tiempos de coronavirus, con el ánimo mermado, recibe con humor a las 300 personas que, en el Teatro de La Latina, se acercan a verle en Festejen la broma. Es, en fin, su forma de afrontar este 2020. Tan válida como otra cualquiera.
Pero, por si acaso le vuelven a confinar –nada es descartable a estas alturas–, se ha cortado el pelo. El fin del mundo, ya saben, es pertinente que nos pille acicalados. Y, a ser posible, con la nevera llena y abierta -como 'Flo' en la anterior entrega-. Este fin de semana, abre su frigo para que EL ESPAÑOL le eche un ojo.
— ¿Qué relación tiene con su nevera?
Tengo una obsesión: que las cervezas estén frías. Hay muchas en la nevera y en la despensa. Durante el confinamiento hicimos un pedido de 300 y pico porque me daba miedo quedarme sin ellas. Así que tengo siempre metidas. El problema es que la temperatura del frigorífico está condicionada por la cerveza (1) y se congela la fruta. ‘¡Mira, los tomates están congelados!’, me dice mi mujer. Y digo yo: ‘¡Ya, pero mira cómo están las cervezas!’. Tenemos que asumir que esto es así. Ella baja la temperatura y yo la subo.
— ¿Van a pensar los lectores que es un alcohólico?
No niego que me gusta beber, eh [risas].
— ¿La nevera que tiene es suya?
No, estaba aquí cuando compramos el piso y la verdad que no termino de tener un flechazo con ella. Entran pocas cosas. Pero ahí está. No la hemos cambiado todavía. El día que me compre una echará cubitos… Mi hermano se compró una de esas y aquello era impresionante. Es verdad que luego la nevera le salió regular, pero el tiempo que disfrutó con los cubitos...
— Tiene clara su próxima compra.
Nevera con cubitos, es una maravilla que exista.
— ¿Es de los que van mucho a la nevera o sólo cuando se le acaba la cerveza?
Mira, a mi hijo le gusta mucho abrir la nevera y mirar. Se embelesa. Hay que decirle eso de: ‘¡Cierra la nevera, que no es un armario, que se va el frío!’. Le gusta mucho hacer eso. Pero yo no soy de ir mucho.
Soy más de picar cosas de despensa, saladitas. En concreto, patatas fritas, que todos sabemos que no se puede abusar de ellas. Pero me pirran todas: los aperitivos, los panchitos… Todos sabemos que son buenísimos. Hay un estudio reciente que lo dice.
— ¿La tiene ordenada?
Muy ordenadita. Por ejemplo, cuando compramos los yogures (2), los saco de la caja y los coloco siempre en una torrecita.
— ¿No se le caducan los alimentos?
No, les solemos dar salida.
— ¿Qué no falta nunca en su nevera?
Cerveza y vino (3). Aunque, eso sí, hay que tener cuidado con el vino. No te puedes pasar de frío. Y los encurtidos (4)… Fíjate por dónde voy.
— Todo ‘real food’.
Sí. Pero tampoco puede faltar verdura: zanahoria, tomate, lechuga, calabacines (5), mango (6)… ¡Las granadas, que me flipan y están de temporada! Suele haber queso (7), queso manchego curado de oveja. Eso siempre está. Hemos descubierto, además, las hamburguesas vegetales (8), que son la leche. Son de la marca ‘Next level burguer’. Y luego mi hijo toma leche de arroz (9) porque es intolerante. Eso lo tenemos siempre.
También yogures de los Danone de toda la vida. ¿Tú sabes por qué se llama Danone? Porque el barcelonés de origen francés que los creó tenía un niño que se llamaba Daniel. Entonces, los yogures eran Dan-one (en inglés). Es decir, Daniel-uno, Dan-one. ¡Cuidado!
¿Carne tiene?
Muy poca. Compramos algo de carne ecológica, pero comemos muy poca.
— Es decir, su nevera es, básicamente, cerveza y productos ecológicos.
Sí, la cerveza la trabajamos bastante. Pero no es óbice para tener otras cosas. La cerveza es un elemento estupendo. No hace falta vendérsela a la gente. Pero lo es. En la Edad Media, de hecho, la llamaban el pan líquido porque era buenísima.
— ¿Cuál me recomendaría?
En España, en general, somos mucho de las rubias. Me gusta la Mahou. Pero también la Coronita y una belga llamada Estella Artois. Esa me pirra.
— ¿Pescado tiene?
No mucho. Pero algo hay. Lo solemos comprar congelado.
— ¿Y hummus? Eso es muy moderno.
Tengo que decir que el hummus y el guacamole del Mercadona están buenísimos. De esto siempre hay en casa. Y aguacates, claro. Ya sabes que el aguacate es un superalimento. No sé si has visto un vídeo de una persona a la que no le dan aguacates, se vuelve loca y pega un salto para ir a por ellos… Es una locura. Un día de estos van a dar superpoderes. “¡Tienen hasta grasa buena”, dicen [risas].
— ¿Y pizzas, le gustan?
No suelo comprar.
— ¿Qué no compraría jamás?
Refrescos, la verdad. Te puedo asegurar que no tengo ninguno en casa.
— ¿Tiene algo contra ellos?
Que tienen mucha azúcar. No, en general, intentamos comer sano. Por ejemplo, soy muy de los frutos secos. Siempre son una buena opción. Y si se le pueden comprar a los productores, mejor.
— ¿Y las salsas, le van?
La soja, mucho. Una cosa bárbara. Y el tabasco, eso también. La mostaza me gusta… y luego somos mucho de los encurtidos. Mi mujer es muy fan de las gildas, de los pepinillos… El otro día aprendí a hacerlos con vinagre. Y luego, me gusta también una salsa coreana que se llama… –se queda callado, piensa– salsa koreana (10), claro.
— ¿Va al supermercado?
Suele ir mi mujer porque se organiza mejor.
— ¿Con qué asiduidad?
Muchas de las cosas las compramos en la red ecológica. A por la fruta y la verdura voy al barrio y si tengo que ir al supermercado, a Mercadona.
— ¿Es muy fan de Mercadona? Hay hasta un grupo de ‘locas por Mercadona’.
[Canta] Mercadona, Mercadona… La gente es feliz en el Mercadona. Por ejemplo, los cereales cuadraditos del Mercadona son… Aunque tienen mucha azúcar. Nosotros compramos unos ecológicos, pero los cuadraditos vuelven locos a mis hijos.
— ¿Están las discotecas y el Mercadona?
Sí, ir al Mercadona es como ir a la discoteca. Yo las tengo al mismo nivel de felicidad.
— ¿Alguna vez se ha sentido estafado al comprar algún producto del súper?
Una vez compré una cosa para la resaca que creí que no iba a funcionar. Pero funciona de maravilla. Es un producto valenciano que se llama ‘Mano de Santo’. Es buenísimo. Lo compré pensando que iba a ser una decepción y me salvó un domingo por la mañana.
— ¿Y el más decepcionante de verdad?
Los gofres. Normalmente, los que hacen no están muy buenos. Pero tampoco hace falta comprarlos. No los compras y ya está. Piensas que algún día los harán perfectos y esperas que llegue ese momento.
— ¿Y quinoa? Eso también está muy de moda.
Sí, esas cosas mi mujer las trabaja bastante.
— ¿Cuál es el último producto que ha descubierto?
El guacamole, la verdad. Es algo que hacíamos antes y dijimos: ‘Con lo bueno que está el del Mercadona no es necesario gastar tiempo en hacerlo’. Nos ponemos a mojar y es un no parar.
— ¿Es cocinillas o tira de platos preparados?
En casa cocinamos a la par. Muchos platos los hacemos en la Thermomix, que la utilizo bastantico. ¡Hasta un chimpancé puede hacer un plato con ella! Casi no comemos platos preparados.
— ¿Alguna receta que pueda compartir?
Hay una cosa elaborada… que lleva tiempo. Lo hago siempre en Navidad. Alcachofas confitadas con huevo poché. La gente se vuelve loca con esto. Tienes que pelar la alcachofa, la cortas y la metes en aceite pero a fuego flojo. Para que se caliente, pero ni hierve ni se fríe, sino que se confita. Así se queda muy tierna y el aceite queda limpio. La tienes media hora metida ahí, le pones huevos pochés y sal maldón y la gente se tira del gusto por el suelo.
— ¿Se parece su nevera en algo a la que tenía su madre?
En mi casa gustaba muchísimo el embutido y nosotros no tenemos nada. En la cena siempre se decía eso de: ‘¿Sacamos la bandeja de los embutidos?’. Y a mí no me gustan.
— ¿El jamón tampoco?
No como mucho jamón. Es posible que en el futuro sea vegetariano. Sí, aspiro a ser un señor mayor vegetariano.
— ¿La que sí era más diferente, supongo, era la nevera que tenía de cuando era estudiante?
Sí, en aquella había tomate frito, cerveza, pasta… Hacíamos lo que podíamos. Llegó a caer en nuestras manos una sandwichera y allí hicimos muchas cosas. Dios sabe que le sacamos partido, pero murió a final de curso.
— Dejando la nevera a un lado… ¿Es friki de algo: billetes baratos, ofertas…?
No miro nada. Para que te hagas una idea, cuando voy a los sitios no miro ni las vueltas. ¡Cuántas veces no me habrán engañado queriendo o sin querer! No miro nada. Pero nunca. De toda la vida, además. Cuando empecé a trabajar y cobraba mil euros iba en taxi porque perdía el autobús. Y la gente me veía y decía: ‘El nuevo, llega tarde y se baja de un taxi. ¡Pero de qué va este tío!'. No me enorgullezco, no habla muy bien de mí, pero soy así. Las tarifas, los billetes… Los mira mi pareja.
— ¿Qué le pirra?
Ropa. A mí mujer no le gusta nada. Es cero coqueta. Tiene una belleza natural… Yo soy el que se compra la ropa. Me pirra.
— ¿Con qué producto le han engañado?
Tengo una impresora que no imprime en casa. La compré en la cuarentena por internet. Y no he conseguido enchufarla. No imprime. Intento devolverla, pero… No descarto que algún día empiece a imprimir. Luego soy usuario de ordenadores y, por ejemplo, me da mucha rabia cuando tienes que cambiar de sistema.
— ¿Cuál ha sido su compra maestra?
Un aparato que sirve para cortar el pelo de las narices y las orejas. Es lo mejor que me he comprado últimamente. Me encanta el ruidito que hace y la sensación de pasarlo. Es buenísimo. Me regalo ese momento una vez a la semana. Hay gente que no siente la necesidad de hacerlo porque esos pelos adornan. Pero para mí es un ritual muy placentero. Estoy feliz. Es una Philips. 'Corta pelos Philips', se llama, por si alguien quiere. ¿Has llegado a la edad a la que empiezan a pasar esas cosas?
— No.
Pues sí. Hay una edad en la que empiezan a salir esos pelos por tus narices y tus orejas. Si eres moreno, parecen berberechos. Hay gente que los tiene y que incluso decide ir asilvestrado por la vida. Incluso hay gente que los tiene tan largos que puede moverse en la oscuridad con ellos. La otra opción es cortarlos.
— ¿Es muy consumista?
Me gustaría decir que soy austero y que compro lo necesario, pero no es así. No nos vamos a engañar. Además, mi capacidad para autojustificarme es infinita: ‘Me sube la moral’; ‘cómpralo, te lo mereces’; ‘si no lo haces te vas a arrepentir’… Pero hay una persona que me tira de las orejas y me hace que me mantenga. No compro por Internet, por ejemplo, porque me conozco. Una vez que me pongo a comprar… De todo: libros, cosillas… Aunque hay que decir en mi favor que los libros me los leo. Y luego acumulo muchos muñequicos. Vengo de una familia que tenía bastantes cosas y tengo la necesidad de estar rodeado. La gente que dice que es muy minimal es asquerosa. A mí me gusta estar rodeado de cosas.
— Cuanto más mejor
Claro, más es más. Eso de que más es menos. Ya lo decía Alaska: ‘Más es más’.
— Nomine a un personaje para la siguiente nevera
Me gustaría ver la de Sánchez Dragó, que es un lobo solitario. Y que le preguntaras si tiene algo para purgarse. Si la respuesta es afirmativa, igual me interesa.