Israel Jiménez está en ERTE desde el pasado 1 de abril. Y, por ello, ha puesto este martes en venta su coche diésel: un BMW con 120.000 kilómetros del año 2008. Pero su acuciante situación laboral no ha sido la única razón para tomar esta decisión. La posible subida al impuesto del diésel, incluida en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021, ha sido la puntilla para que a este montador de andamios gaditano ya no le salga rentable llenar su depósito. “Mejor vender”, explica, porque para las clases medias y las más vulnerables pagar cuatro céntimos más por cada litro de este carburante se vuelve una tasa más “insoportable”.
Y es que el nuevo tipo estatal previsto para el diésel pasa de 30,7 a 34,5 céntimos por litro, aunque sigue siendo inferior al de la gasolina —de 40,07 céntimos—, con el fin de que el Gobierno pueda recaudar, según sus expectativas, hasta 500 millones de euros más. Así lo ha explicado este martes la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la rueda en la que defendió que el objetivo de la medida no es “recaudatorio” sino “medioambiental”. La subida de este impuesto indirecto, no obstante, puede que se caiga de los PGE mediante una “enmienda”, según fuentes de Ciudadanos, que han pactado con PSOE y Unidas Podemos tumbar el dieselazo. De momento, la posible subida del carburante sigue sobre la mesa.
Así, la contraparte de esta historia la puede representar Israel, un padre de familia que augura que las subidas de los impuestos le van a terminar por “asfixiar”. “Actualmente, estoy cobrando 1.084 euros de ERTE, pero me cuesta llegar a fin de mes porque pago 500 euros de alquiler y cubro las necesidades de mi hija de 10 años, de mi hijo de cinco y de mi mujer, que no tiene trabajo”, se sincera Israel Jiménez, asentado a sus 40 años en el municipio de Puerto Real (Cádiz). “Las subidas de impuestos las puedo entender y algunas me parecen bien, pero es que para muchos ciudadanos son muy difíciles de soportar”, se queja este hombre, preocupado, en conversación telefónica con EL ESPAÑOL.
Por ello, este padre de familia se ha visto obligado a vender uno de los dos coches diésel que tiene la familia, el de su mujer, ya que “consume mucho y si encima ahora va subir el precio del combustible se hace inviable que lo tengamos”. Además, los 9.200 euros que pretenden sacar Israel y su pareja por la venta del automóvil les vienen, asegura el trabajador, “muy bien para seguir tirando un tiempo hasta que se normalice la situación laboral”.
“Estamos hasta el cuello”
El trabajador Israel, que está en ERTE después de encadenar 20 años seguidos trabajando, rompe y opina: “Todo lo que sea subidas de impuestos que le afecten a personas de clase media, que estamos hasta el cuello, son terribles para las economías de las familias”. Así, el dieselazo que pretende aplicar el PSOE ha supuesto un duro varapalo para el mantenimiento de su coche.
Pese a esto, la polémica tasa puede ser tumbada a última hora por Ciudadanos y Unidas Podemos, uno de los socios del Gobierno, tal y como informa este diario. De hecho, fuentes de la formación morada han explicado a este periódico que nunca han estado de acuerdo con las subidas de los impuestos indirectos, como puede ser el del diésel. Los liberales, por su parte, tienen una serie de “líneas naranjas” que han anticipado para sentarse con el Ejecutivo a hablar de los PGE. Una de ellas, según esgrimen fuentes del partido naranja, es la de no llevar a cabo, finalmente, el dieselazo.
Esta circunstancia, de cristalizar, podría aliviar la presión fiscal que está sufriendo tanto la familia de Israel —con él a la cabeza— como la de otras de clase media o más vulnerable (con o sin ERTEs de por medio), ya que aunque venda su coche, podrá seguir llenando el depósito del Peugeot 508 que le queda. En esta caso, de hecho, “consume mucho menos” y para él, como padre de familia, es fundamental en su movilidad para ir a hacer la compra, llevar a sus hijos al colegio y realizar otros quehaceres diarios que tiene que cumplir.
El IVA al azúcar, otro golpe
Pero Israel, en conversación con este diario, reconoce que también le preocupa la subida de otros impuestos planteada en los Presupuesto General del Estado para 2021. Es el caso del de las bebidas azucaradas (su IVA aumenta del 10 al 21%), ya que dice que es “adicto —en tono de broma— a los refrescos”, pues bebe “hasta cinco o seis veces al día un vaso de ellos”. Pero Israel, en este caso, entiende que esta medida tiene un fin sanitario que es el de reducir el consumo excesivo de azúcar en la población.
“Aún así, yo tengo niños pequeños y les gusta tomar refrescos o zumos, como a cualquier crío, y si suben los precios será otro golpe para el bolsillo”, cuenta el padre de familia. Y es que en su caso particular, a la hora de realizar la cesta de la compra, Israel tiene un añadido que hace que se vuelva más caro su carrito. “Mi mujer es celiaca y los productos que puede consumir son más caros”, explica. Y, claro, el trabajador en ERTE y padre de familia mileurista considera que las subidas de impuestos a personas que están en su condición laboral son “muy difíciles”. Y, además, ninguna Administración “ayuda” con lo de la celiaquía de su esposa, ejemplifica.
En todo caso, Israel ahora está yendo a pescar para poder “llenar su nevera”. Lo que cobra en el ERTE no le alcanza y si las subidas de los impuestos salen adelante, “cada vez será más difícil dar a mi familia sus necesidades”. En definitiva, el dieselazo, el aumento del IVA al azúcar u otros impuestos indirectos que pretende subir el Gobierno en los PGE planteados puede que supongan un sablazo para las familias. Y más para aquellas que, como la de Israel, tienen a miembros en ERTE o desempleados.