Ciudadanos no negoció bajo manga con la facción socialista del Gobierno mientras Sánchez cerraba los flecos de los Presupuestos (PGE) con Pablo Iglesias, pero los de Arrimadas anticiparon sus "líneas naranjas" para poder unirse, posteriormente, a la mesa.
De entre todas esas "líneas", según fuentes de la dirección de Cs, una era dejar fuera de las cuentas públicas la subida del diésel. Pese a figurar en el documento suscrito por el Ejecutivo, los liberales reiteran que ese punto saldrá de los PGE mediante una "enmienda".
Dicho cambio contará con la connivencia de Unidas Podemos. Según indican fuentes de la formación morada cercanas a la negociación, nunca estuvieron de acuerdo con las subidas de los impuestos indirectos propuestas por los socialistas, entre ellas las de diésel.
De hecho, solo estuvieron a favor del alza del IVA las bebidas azucaradas y edulcoradas por el componente sanitario de la medida.
En el caso de la subida del gasóleo, las fuentes consultadas admiten que España tiene que converger a la fiscalidad que tiene Europa en el diésel (que es muy superior) , pero consideran que "no es el momento de hacer estos cambios".
Voluntad de negociar
Por tanto, la situación queda así: tras estudiar el proyecto firmado por Sánchez e Iglesias, Inés Arrimadas mantiene su "voluntad de negociar", no presentará una enmienda a la totalidad y seguirá tratando de "influir" en el Presupuesto final.
¿Qué pasa con el diésel? María Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, explicó la modificación del impuesto de hidrocarburos: se reduce la bonificación, "que no tiene razón de ser". Esto redunda en un aumento de la tasa impositiva de 30,7 céntimos el litro a 34,5; o lo que es lo mismo: 3,45 euros más al mes para todo el que supera los 15.000 kilómetros al año, que supondrá más de 500 millones de euros de recaudación adicional para el Estado.
Las quejas de Ciudadanos también son compartidas por el PNV. De ahí que se antoje muy probable una enmienda que diluya la subida del diésel en el Presupuesto final.
"Líneas naranjas"
En la dirección de Ciudadanos dicen haber "trabajado con discreción": "Hemos mantenido conversaciones, pero siempre previas a la negociación de PSOE y Podemos. Antes de que empezaran, les trasladamos unas líneas naranjas".
Los de Arrimadas se muestran "satisfechos" de haber arrancado a Moncloa varios compromisos y señalan como prueba el borrador de los PGE. A excepción del misterio del diésel, presumen de haber evitado, por ejemplo, que se subiera el IVA a la educación concertada y a la sanidad privada.
"También les pedimos que no se aplicara el IRPF a partir de los 130.000 euros. Finalmente, se ha quedado en 300.000", arguyen dirigentes de Ciudadanos. "Para nosotros era muy importante que no afectara a la clase media".
Por último, Arrimadas exigió que el mínimo de tributación en el Impuesto de Sociedades no se ubicara en el 15%. "El respeto a todas estas líneas nos permite ahora sentarnos a negociar los Presupuestos. Se ha respetado lo que considerábamos capital".
No obstante, la dirección de Ciudadanos no entra a debatir si ha habido alguna "línea naranja" que el Gobierno no haya respetado. Los negociadores liberales serán Carlos Cuadrado -vicesecretario-, José María Espejo -diputado y vicesecretario-, Marina Bravo -secretaria general- y Edmundo Bal -diputado y miembro del núcleo duro de Arrimadas-.
Sánchez e Iglesias se disponen ahora a buscar una mayoría lo más amplia posible. En Ciudadanos reiteran que es "muy complicado" que su apoyo a las cuentas públicas pueda convivir con el de Esquerra Republicana. Sin embargo, ya no mencionan que sea imposible.
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