Navidad es sinónimo de compartir, de disfrutar, de tomarse un chocolate caliente cuando el sol da sus últimos latigazos y de comprar regalos para toda la familia. El curso pasado, el Covid-19 puso en jaque las tradicionales celebraciones navideñas. Sin vacunas, con distancia de seguridad obligatoria y con límite de comensales, las cenas de Navidad fueron sustituidas por llamadas telefónicas y encuentros esporádicos en el portal de casa o en el bar del barrio.
Para las empresas, que centran gran parte de su relación laboral con el empleado en fechas tan marcadas como la Navidad, la crisis sanitaria cerró de lleno la opción de las famosas comidas o cenas festivas, así como cualquier otro tipo de celebración clásica.
Para paliar la falta de cercanía y recuperar el espíritu navideño tras un duro año 2020, la sociedad buscó soluciones a problemas. Así, las cestas de Navidad sufrieron un boom de ventas a pesar de la recesión pandémica. Las empresas que las fabrican esperaban una hecatombe, pero sus números de facturación rozaron los de 2019. La supresión de las cenas de empresa provocó que las compañías decidieran sustituir un menú de restaurante por un lote de productos gastronómicos.
Un año después, y con la vida social y lúdica retomando su pulso, la opción de regalar una cesta de Navidad continúa siendo una creativa y personalizada idea de obsequio para amigos, familiares o compañeros de trabajo. En Cestas Martí lo tienen claro. Esta empresa familiar lleva desde 1961 elaborando estuches y cajas de con una energía y tradición propias que los convierten en líderes del sector.
Con la reanudación de los encuentros familiares a la vuelta de la esquina, seguro que a nadie amarga un buen lote de productos gourmet con los que contentar a todos los comensales. ¿Se acerca tu prima a hacerte una visita? ¡Descorcha esa botella de vino blanco y celebra con ella! ¿No sabes qué poner en la mesa cuando vienen amigos a casa? Un gin-tonic y unos bombones de chocolate podrían ser una óptima solución.
La ventaja que Cestas Martí ofrece es su amplia gama, no solo de productos, también de opciones. Existen lotes más grandes, más pequeños, de mayor o menor precio, y algunos de ellos incluso temáticos y centrados en uno o dos productos base, como por ejemplo, el aceite, el vino o los embutidos.
Innovación y tradición, de la mano
Las cestas, baúles, cajas y lotes de Navidad cuentan con el componente tradicional ser uno de los regalos estrella de las fechas festivas, sin embargo, las empresas que las manufacturan son conscientes de que, sin innovación y propuestas frescas, éstas se quedarán rezagadas como opción para los clientes más fieles.
En Cestas Martí tienen la voluntad de innovar, de probar combinaciones nuevas, de mezclar gustos y de ofrecer explosiones sensoriales a través de productos de alta calidad. Todo lo anterior lo consiguen por medio de chocolates, patés, quesos, turrones con sabores que se alejan de las recetas clásicas que se acuñaron en Xixona (Alicante) o productos que no son de consumo habitual.
En la empresa familiar no solo importa el qué, también el cómo, de ahí que la presentación del producto sea uno de sus puntos fuertes. La originalidad entra en escena y permite convertir una sencilla caja de madera en una bomba de colores y lazos. En la actualidad, han apostado por las ideas que otorgan al tradicional producto un ‘lavado de cara’: si no quieres regalar la cesta de toda la vida, la compañía cuenta con bandejas, baúles y cajas de estilo vintage. El objetivo es sorprender.
¿Cómo elegir la cesta de Navidad que se adapta mejor a tus gustos?
Las opciones son infinitas, pero el orden de los factores no altera el producto. Ya seas amante del embutido y de los sabores tradicionales, o quieras vivir experiencias desconocidas, los lotes disponibles en Cestas Martí se adaptan a las necesidades del cliente.
Hay vida más allá del lomo y del cava, si se desea. Además, el rango de precios se adapta a cualquier bolsillo: desde los 30 euros, hasta los 100 euros, pasando por opciones más gourmet y por costes adaptados a lotes de empresa.