Cuando nos vamos de vacaciones durante una semana e, incluso, durante dos días, solemos cerrar la casa correctamente y llevarnos todos los alimentos de la nevera porque pueden estropearse hasta que volvamos. Pero, respecto al congelador no pasa eso: los alimentos que conservamos ahí no se van a poner malos si no hay un corte de luz o si no se rompe directamente el electrodoméstico. Hay un truco cotidiano que podemos hacer todos los consumidores para saber si ha dejado de funcionar nuestro congelador mientras estábamos fuera. Y es que, es peligroso para la salud comer alimentos descongelados en mal estado.
Realmente es un truco muy fácil que podemos aplicar todos los españoles sin necesidad de gastarnos dinero. Solo se necesita coger un recipiente, -que puede ser una cubitera, un vaso o una taza-, llenarlo de agua y meterlo en el congelador. Una vez que se haya congelado el agua, hay que poner en su superficie una moneda de cualquier tipo. La dejamos ahí y nos podemos ir sin preocupaciones a pasar el fin de semana fuera de casa.
Pero ¿cómo podemos saber si el truco funciona? Pues bien, si cuando lleguemos a casa de nuevo, encontramos la moneda en el fondo del envase con el agua descongelada es que, evidentemente, se ha estropeado el congelador y ha dejado de funcionar. En este caso, es recomendable tirar todos los alimentos que allí se encuentren para evitar intoxicaciones alimentarias.
Si, por el contrario, la moneda está en el fondo pero el agua sigue congelada, significa que en algún momento se paró el congelador pero volvió a funcionar. Se puede calcular incluso, el tiempo que estuvo parado según el hondo donde se encuentre la moneda. En estos casos, también es aconsejable tirar los alimentos porque se ha roto la cadena del frío y, muchos de ellos, podrían haber perdido sus propiedades.
Lo mejor que te puede pasar es que la moneda permanezca en la superficie, de la misma manera que la has dejado tú antes de irte porque, eso significaría que el congelador nunca ha parado de congelar y, si lo ha hecho, no ha sido por mucho tiempo. Por tanto, los alimentos estarían a salvo.
Sin embargo, no hay nada como el sentido común. Por eso, aunque este truco te puede ayudar cuando estés fuera, es imprescindible que antes de comer cualquier comida, utilices el olfato. Si huele mal, ya sabes que eso no se puede comer.
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