Galicia fue la primera comunidad autónoma en España que decidió prohibir la venta y el consumo de bebidas energéticas a menores de edad. Sin embargo, ya hay más regiones de nuestro país que están estudiando subirse a esa tendencia y establecer regulaciones más estrictas en relación a esta polémica cuestión.
En total, serían siete las zonas de nuestro país que tienen pensado declararle la guerra a este tipo de productos que reciben tantas críticas en el mercado. El Ministerio de Sanidad y la Asociación Española de Pediatría se han posicionado en varias ocasiones al respecto asegurando que no es para nada recomendable que estas personas consuman este tipo de bebidas.
Después de que la autonomía gallega se lanzara de lleno para intentar garantizar que sus jóvenes no tengan acceso a este tipo de bebidas como ya sucede con el alcohol, un grupo de regiones españolas estudian seguir sus pasos. O al menos cambiar su legislación actual a una más restrictiva. Aunque todavía es un proyecto que no se ha cimentado por completo, lo cierto es que en algunas regiones como la Comunidad Valenciana ya se han dado los primeros pasos para abordar el tema.
¿Qué comunidades pretenden prohibir el consumo de bebidas energéticas en menores?
Galicia fue la primera comunidad autónoma de nuestro país que decidió avanzar la prohibición de venta y consumo de las bebidas energéticas entre los menores de edad. Sin embargo, hay una serie de regiones en nuestro país que pretenden seguir sus pasos. En un primer escalón se sitúan Castilla y León y la Comunidad Valenciana.
Estas dos comunidades ya han dado los primeros pasos para abordar el asunto. Sin embargo, por detrás avanzan también Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha y el País Vasco. Todas estas regiones, a través de sus gobiernos regionales, prevén estudiar a fondo la posibilidad de hacer cambios en sus regulaciones para asegurar el bienestar físico y mental de los más jóvenes.
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Por su parte, otras comunidades como Navarra también están estudiando la posibilidad de realizar cambios. Pero de momento, no se lanzan a asegurar que su intención sea apostar por una prohibición como en algunos territorios. En zonas como la Comunidad Valenciana los niveles de preocupación son sensiblemente mayores, ya que un estudio de la Oficina Autonómica de Salud Mental y Adicciones sitúa en el 45% la cifra de jóvenes que serían adictos a este tipo de bebidas.
En el caso de Aragón, los cambios no serían tan tajantes como llegar a una prohibición total, pero sí realizar modificaciones que permitan concienciar a los adolescentes del riesgo que supone el consumo de estas bebidas.
Limitar el acceso y el consumo de este tipo de bebidas es una cuestión que apoya y que persigue el Ministerio de Sanidad tal y como informa EFE. No obstante, esa competencia recaería principalmente en la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, la cual depende directamente del Ministerio de Consumo. Por ello, desde Sanidad solo pueden hacer recomendaciones al respecto.
En la misma línea se sitúa la Asociación Española de Pediatría, que recomienda no ingerir estos productos ni en la infancia ni en la adolescencia. De media, una lata de una bebida energética de 330 mililitros aporta unos 105 miligramos de cafeína. Esto equivale a casi un café y medio. Este tipo de productos generan efectos adversos para la salud y episodios psicológicos que derivan en alteraciones del comportamiento e incluso trastornos cardiovasculares.