“Lo primero que hicieron fue cerrar los colegios. Incluso antes de que se decretara el estado de alarma. No ha cambiado la situación. No hay una cura ni un tratamiento. Si antes los niños no podían ir a clase, ¿por qué ahora sí?”. Lanza la pregunta Rita Jiménez, madre de cuatro niños. Tres de ellos están en edad escolar, en el mismo centro. El pequeño aún no, pero pertenece a los denominados como ‘grupos de riesgo’. Resta poco más de una semana para la vuelta a la enseñanza presencial en algunas comunidades, no sabe qué va a ocurrir y el repunte de contagios continúa al alza en España.
Rita ya ha tomado la decisión. No llevará a sus hijos al colegio pase lo que pase. El pequeño, de dos años de edad, pertenece a un grupo de riesgo. Ella, también. “Aunque no hubiera sido el pequeño grupo de riesgo, no los hubiera llevado. Ser grupo de riesgo es relativo, porque no sabemos aún cómo se comporta este virus. No estar dentro del grupo de riesgo no implica que no podamos tener consecuencias gravísimas. Esto lo llevo pensando un par de meses, pero desde hace un mes tomamos la determinación de que esto no podía ser”, dice esta madre que tiene a los menores escolarizados en un centro de Madrid.
Carga contra todas las administraciones. No está de acuerdo en cómo están actuando las autoridades competentes. “Esto es una improvisación. No hay derecho a que desde el 11 de julio Celaá no hable de la educación de los niños, que para un país debe ser prioridad, porque son los adultos del futuro. No es normal que desde junio no hayan hecho nada y se hayan ido de vacaciones. Si este año no te puedes ir por la situación, pues no te vas. No han estado, y no pueden esperar al 27 de agosto para ver qué ocurre con los niños. Es una improvisación y las improvisaciones siempre salen mal”, afirma la progenitora en conversación con EL ESPAÑOL.
Las dudas y problemas que hay en torno a la vuelta al cole son muchas. España vuelve a tener 17 piezas de un mismo puzzle que no encaja. En Madrid, los profesores ya han convocado una huelga que podría ser indefinida por la falta de medidas. Los docentes reclaman una educación presencial y segura. En Aragón abogan por la semipresencialidad a partir de segundo de la ESO. Galicia realizará pruebas PCR a todo el personal de educación, 40.000 profesionales, y reclama un protocolo conjunto de todo el Estado. Un alumno de Almería y otro de Murcia podrían tener un regreso a las aulas completamente distintos, aun viviendo a 15 minutos en coche…
El calendario apunta a una fecha para acabar con las dudas: el jueves 27 de agosto. Ese día se reunirán los ministerios de Sanidad y Educación y Formación Profesional con las Comunidades Autónomas. A esta mesa sectorial se unirá la ministra de Política Territorial, Carolina Darias. Una semana después comenzarán las clases en algunas comunidades.
Desde la Organización Mundial de la Salud ya han advertido de que la vuelta al cole será segura siempre y cuando los contagios sean bajos. No parece que sea la situación de España, el país de Europa con más casos por cada 100.000 habitantes. Además, con regiones como Madrid, que ya estudia medidas para limitar "actividades sociales" que generan agrupaciones de personas. Así lo anunció el pasado viernes Antonio Zapatero, viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid-19.
"Lo más importante para volver al colegio es que la enfermedad se reduzca en la comunidad. Si la transmisión es baja en la comunidad, si la vigilancia epidemiológica, el rastreo de contactos y la sanidad son buenos, entonces las escuelas pueden reabrir", afirmó recientemente el director del Departamento de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan. En España no parece cumplirse esta máxima.
Los hermanos, vía de escape del virus en las aulas
Muchos son los problemas que se pueden encontrar en el regreso a las aulas. Se habla de los grupos burbuja, pero ¿y los hermanos? Rita y su marido, Gonzalo, tienen 3 hijos. Si decidieran llevarles a la escuela -no están por la labor-, podrían meter al virus en tres clases distintas. Todo ello, sin contar que los alumnos de las clases de sus hijos, a su vez, podrían tener hermanos en otras clases. Al final, el virus habría podido viajar entre aulas aun con grupos burbujas.
“En el momento en el que haya un confirmado por PCR, todo el entorno se pone en cuarentena. Eso implicaría, en mi caso, tres clases distintas. Pero si a su vez estos tienen otros hermanos en otros cursos, también. No auguro una apertura de los colegios durante más de 10 o 15 días. Ni en Madrid ni en ningún sitio”, expone Rita cuando se le pregunta por el caso.
No cree que se le puedan poner vallas al virus en el regreso a las aulas. “Si no conseguimos controlar los piojos, cómo vamos a controlar esto. Todos los años hay brotes de piojos, cómo conseguimos parar esto, si les ponemos repelentes, no sé qué... ¿Cómo vamos a controlar el virus? Con enfermeros o sin ellos… Esa medida no sirve para nada”, apunta Rita.
Lo cierto es que en caso de detectarse un brote en un colegio o instituto, el gasto en pruebas PCR se elevará. Además, podría tener que confinarse una parte importante del centro, por no decir al completo. El gasto se tendrá que hacer al principio o al final. “Ya no es el gasto en PCR, es en todo. Ahora mismo están saliendo confirmados por todas partes. No van a estar abiertos más de 15 días, porque en el momento en que haya un positivo, todos irán a cuarentena. Es una locura. Antes o después va a pasar y lo que deberían hacer es adelantarse y prevenir. Si la prevención es lo más importante”.
“La vuelta al clase es una pérdida de tiempo y exponernos a toda la población a un repunte de casos terrible. Más teniendo en cuenta que muchos abuelos son los que se ocupan de los nietos. Va a ser un fracaso total y absoluto”, expone la madre de cuatro pequeños.
La gran duda: ¿qué hacer con los colegios?
El riesgo cero es cerrar con llave los centros. La comunidad educativa es consciente de ello. Sin embargo, todos los estamentos coinciden: la presencialidad es fundamental para el progreso educativo de los menores y el progreso del país. En primaria parece innegociable el regreso a las aulas. En secundaria aún se estima la posibilidad de la semipresencialidad.
La pasada semana varios profesores hablaban de la importancia de la educación presencial en EL ESPAÑOL. Convocada la huelga en Madrid, uno de los docentes con los que hablaba este medio explicaba por qué era fundamental. “Quiero insistir en que todos los docentes estamos por volver a la educación presencial. En este tiempo, muchos alumnos se han quedado atrás porque la educación online no ha llegado a ellos. Queremos una educación 100% presencial y volver a las aulas. Lo que no queremos es poner en riesgo la salud del profesorado, el alumnado y sus familias”, recalca como sus compañeros”, decía Borja.
Al mismo tiempo, su compañero Alberto, estimaba la paralización del curso en caso de que no se diera la vuelta a las aulas con seguridad. Lo del trimestre pasado no cree que pueda volver a repetirse. “Habría que poner un paréntesis en el curso. Lo del año pasado no es la enseñanza que defendemos”, dijo en conversación con EL ESPAÑOL.
Como madre de tres menores de la Comunidad de Madrid, Rita está de acuerdo con la huelga de profesores. “Me parece fenomenal que los profesores se vayan a la huelga. No se debería de hacer de un día, sino hasta que se llevaran a cabo las medidas necesarias”, expresa.
Como ya se ha referido, ella no llevará a sus hijos al colegio. La solución que piensa factible esta madres es la libre elección. Aquellos padres que puedan permitirse dejar a sus pequeños en casa que lo hagan. Los que tengan actividades esenciales que desarrollar que les lleven. Este último es el caso, por ejemplo, de su hermana, que tiene dos hijos menores con asma y tendrá que llevarles a la escuela.
“Tengo clarísimo que hay padres que necesariamente tienen que llevar a los niños al colegio. Tienen que acudir, lógicamente, pero al resto de padres que nos dejen decidir si queremos arriesgarnos o no. Esto bajaría el ratio por aula. Si de esos 25 niños, hay 5 o 6 padres con funciones esenciales y el resto se quedan en casa y atienden por videoconferencia, fíjate lo que baja el riesgo. Para todos: para los que acuden, que tienen una clase para ellos, y para los que se quedan en casa”, apunta.
Sin embargo, la educación virtual aún está a años luz de la presencial. Más la brecha digital entre unos niños y otros. “Es verdad, no es lo misma la online que en casa. Nunca va a ser igual. Yo creo que por muchos aspectos, por el de socialización y por el que hace el profesor, se toman las cosas distintas. No es lo mismo estar en casa que tener al profesor delante. Pero es preferible que se atrasen o pierdan incluso un curso, porque por mucho que hagamos en casa no es igual, pero el riesgo… Además, que todos los niños se van a atrasar, no sólo uno. Será masivo. Es mejor perder un curso que poner en riesgo la vida no sólo de ese niño, sino de todos los que le rodean”.
Aunque pueda parecer una broma de mal gusto, a falta de dos semanas para la vuelta al cole todo está por dilucidar. De momento, la Comunidad de Madrid establecerá el martes si comienza en el escenario 1 o 2 de los presentados en julio. El próximo jueves 27 de agosto se verá qué decisiones toman de forma conjunta Gobierno central y Comunidades Autónomas. En la anterior reunión, Madrid y País Vasco se desmarcaron. Pronto saldremos de dudas. La vuelta al cole traerá cola. Más aún.