En Usera, a las 12:00 de la mañana, la rutina –incluso con el termómetro marcando 38 grados– es la habitual: colas gigantescas en el banco, aceras repletas, tiendas relativamente llenas… Es, desde hace semanas, el distrito con más contagios de la capital –con una incidencia de 823,67 infectados por cada 100.000 habitantes–. Sin embargo, la vida no ha cambiado. Nadie, aparentemente, ha hecho caso a Almeida, alcalde de Madrid, que recomendó no salir de casa en este y otros barrios (Puente de Vallecas y Carabanchel, por ejemplo) salvo que fuera estrictamente necesario. Y no lo han hecho porque, más allá del consejo, muchos necesitan ir a trabajar y, en pocos días, también a llevar a sus hijos al colegio. “Se pueden contagiar allí, pero también fuera”, reconoce Cristina, madre de una estudiante de Bachillerato, en conversación con EL ESPAÑOL.

La imagen, dos horas después, se repite en Carabanchel –el otro barrio que visita este periódico–. En el mercadillo camino de la Avenida Oporto no cabe un alfiler. Importa poco que el distrito registre una de las tasas de incidencia más altas de la capital en contagio por coronavirus: 823 por cada 100.000 habitantes. Los vecinos, con mascarilla –eso sí–, hacen vida normal: compran, se paran a hablar en la calle y se toman una caña si es menester. Es decir, no salen sólo a lo imprescindible. Por eso, quizás, la mayoría de los padres consultados por este periódico –salvo una madre, que duda– no tienen miedo a lo que pueda ocurrir con la apertura de los colegios.

Al fin y al cabo, las instrucciones que les ofrecen desde la administración son contradictorias. Por un lado, les instan a no salir de sus casas y a que no se reúnan con más de 10 familiares; pero, por otro, les ‘obligan’ a llevar a sus hijos al colegio para que compartan aula, como mínimo, con otros 20 niños. ¿Qué hacer, en este caso? Seguir como hasta ahora, piensan, en su mayoría, en los dos barrios. Son, sin duda, los más proclives a que, en pocas semanas, surja algún caso de Covid-19 en un centro escolar.

Ruta por los colegios de Usera y Carabanchel.

EL ESPAÑOL, tras las instrucciones que el Ministerio de Educación y Formación Profesional ha dado a las Comunidades Autónomas para que finiquiten sus protocolos de cara al próximo curso, pregunta a los padres de los barrios (Usera y Carabanchel) con más contagios de la capital.

Usera

Hace calor –mucho–, la marquesina marca 38 grados y en la avenida principal se agolpan los vecinos: unos con bolsas de la compra, otros con quehaceres –como acudir al banco o a la farmacia– y unos últimos acuden a trabajar (obreros, camareros…). El barrio, en fin, bulle. No es, quizás, el mismo que antes de la pandemia –sobre todo, porque los comercios chinos abren tímidamente–, pero se parece a pesar de los 1.151 casos confirmados por coronavirus en los últimos 14 días, según datos de la Comunidad de Madrid.

Cristina y su hija. EL ESPAÑOL

Cristina, camino de esa avenida principal, pasa por el Colegio Central Manuel Muñoz –aunque su hija está matriculada en un centro de Oporto, en Carabanchel–. Natalia estudia Bachillerato. Es decir, tras el retraso anunciado por la Comunidad de Madrid para adaptar los protocolos contra el coronavirus, empezará el 18 de septiembre.

— ¿Está preocupada?

— La verdad es que no. Mi hija va a ir sí o sí al colegio.

— ¿No le da miedo que pueda contagiarse en el colegio al juntarse con otros chicos?

— Ya lo hacen normalmente en la calle, así que no.

Cristina esgrime, al tener a una hija en Bachilerato, dos razones para no estar preocupada. En primer lugar, el ratio de alumnos –no pasan de 14 en su centro, según reconoce–. Y, segundo, la semipresencialidad de los de su edad y los protocolos sanitarios. “Van a llevar su mascarilla, sus geles… No tiene por qué pasar nada”, espeta.

Daina y una de las niñas a las que cuida. EL ESPAÑOL

A pocos metros del colegio Central Manuel Muñoz se encuentra otro de los centros más cercanos a la avenida principal, el Nuestra Señora de Fátima. Pero allí nadie opina. El calor aprieta y las evasivas (“tengo prisa, es casi la hora de comer”) funcionan para eludir a este periódico. Sin embargo, en el Juan Sebastián el Cano, Daina, cuidadora de tres niños, sí se atreve a opinar.

— ¿Irán al colegio?

— Sí, sí que van a ir. Confiamos en los protocolos: van a estar más divididos en las clases… ¿Y se pueden contagiar? Sí, pero como en cualquier otro lugar.

Sus argumentos los repite –aunque en diferente orden– Doris. Ella es madre de una niña de tres años y, aunque no acude al Colegio Marcelo Usera –la última parada de este periódico en el barrio–, sí se para hablar del regreso a las aulas. 

Doris va a llevar a su hija al colegio. No tiene miedo. EL ESPAÑOL

Su hija tiene tres años y acudirá por segundo año a la escuela. Es decir, formará parte de los llamados grupos burbuja: clases de 20 niños que no podrán relacionarse con otros dentro del mismo colegio y que podrán interactuar entre ellos sin mantener la distancia de seguridad y sin mascarillas.

— Tan pequeña y…

— La voy a llevar. Lo que tenemos que hacer es protegernos y vivir con esto. Naturalmente, cuando vuelva tendremos que quitarle la ropa y desinfectarla, pero no creo que puedan estar más en casa o que sea mejor que se queden.

Carabanchel

Carabanchel tampoco ha abandonado las calles. Los bancos, en la Plaza San Vicente de Paúl, están llenos a las 14:00 horas. Es la hora de comer, pero los vecinos todavía no se han resguardado: hablan, pasan el tiempo en las terrazas o dan un paseo con los niños. No parece que, como muestran las estadísticas, que este barrio sea uno de los más castigados por la segunda ola de la pandemia, con 1.498 casos confirmados por coronavirus en los últimos 14 días, según los últimos datos de la Comunidad de Madrid.

Quizás por eso Tiana, al lado del colegio Arcipreste de Hita, haciendo acopio del “te puedes contagiar en cualquier lugar”, no tiene miedo a llevar a su hija, de tres años, al colegio, el próximo 8 de septiembre.

— ¿Qué le parece el protocolo aprobado por la Comunidad de Madrid?

— Me gusta. No quiero que mi hija lleve mascarilla; quiero que haga vida normal. ¡Cómo no van a volver al colegio si está todo abierto: bares, playas…!

En la Comunidad de Madrid, los más pequeños, los de Infantil y los de los primeros cursos de Primaria, serán los más tempraneros en llegar al colegio. Ellos servirán de avanzadilla para comprobar si las normas contra el coronavirus son eficaces. Después llegarán los de Cuarto, Quinto y Sexto de Primaria y los de Primero y Segundo de la ESO, el 17 de septiembre –cuando estaba previsto que lo hicieran el 8–. Y, el 18, lo harán los más mayores, los de Secundaria y Bachillerato. Eso sí, si sus padres quieren.

Sofía está pensando si llevar (o no) a sus hijos al colegio. EL ESPAÑOL

Sofía, por ejemplo, no lo tiene claro. Ella tiene dos hijos –ambos en colegios de Carabanchel (aunque la foto se la hagamos en el Gonzalo de Berceo II)– y no está del todo convencida de que sus hijos vayan a acudir a clase. ¿Sus razones? Por un lado, no entiende que no se puedan reunir 10 personas y que lo vayan a hacer 20 en un centro; y tampoco cree que haya espacio suficiente para que los ratios se cumplan. Sus dudas, por tanto, son razonables.

Ella es la única, realmente, que no se lo está pensando. El resto de padres llevarán a sus hijos al colegio. Los últimos, Antonio y Eliana, que atienden a EL ESPAÑOL entre el colegio Cervantes y el San Ignacio de Loyola –aunque rehúsen las fotos–. Ellos tienen un hijo de 17 años y no tienen dudas.

— ¿Irá al instituto?

— Sí, claro. Pedimos garantías para que los padres podamos estar tranquilos, pero si se cumple lo que se dice y los grupos son más reducidos, y llevan sus mascarillas…. En ese caso, nada tiene por qué ir mal.

Son las 15:00 horas. Quedan semanas para que todos esos centros, cerrados a cal y canto –salvo por el personal de limpieza, visible en muchos de ellos durante esta ruta– se abran definitivamente. Pero no lo harán como cada año, entre una multitud de padres y entre abrazos o besos. Este año la rectitud será total. Los profesores -más allá de sus funciones- serán ‘policías’ que velarán para que se cumplan los protocolos contra el coronavirus. ¿Con qué consecuencias? Eso es lo que queda por dilucidar y, con total seguridad, nadie puede prever al 100%.

Colegio San Ignacio de Loyola (Carabanchel) EL ESPAÑOL

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