Madrid fue entre los meses de marzo y mayo el epicentro de la Covid-19 en España. Una comunidad cuyo sistema sanitario colapsó, que tuvo que habilitar una morgue en el Palacio de Hielo para acoger cuerpos de fallecidos por coronavirus, y en cuyas residencias y hospitales murieron más de 15.000 personas. Estos días, Madrid vuelve a ser la triste protagonista de la pandemia en nuestro país debido a una alarmante escalada de casos que coloca a la capital en el ojo del huracán, con cuatro distritos especialmente afectados fruto de una transmisión descontrolada del virus.
La Comunidad de Madrid se ha convertido en un auténtico polvorín en las últimas semanas. Según datos del Ministerio de Sanidad, de los 3.349 positivos que se notificaron en España este jueves, 1.020 (el 30% del total en España) corresponden a Madrid. En los últimos 14 días, en la región se han identificado más de 19.207 infectados y la incidencia se ha disparado hasta los 288,3 casos por cada 100.000 habitantes, el doble de la media española. Así, según datos de la propia Comunidad, Madrid sumaba ayer 1.089 pacientes hospitalizados y 128 en UCI.
Si bien es cierto que estas cifras representan alrededor del 9,5% de la ocupación total de las camas disponibles y que la situación no se puede comparar con la que se vivió durante marzo y abril, la tendencia es más que preocupante. Hace dos semanas, el 6 de agosto, Madrid tenía 317 infectados en los hospitales y 43 pacientes en UCI. Si echamos la vista un poco más atrás, el 23 de julio, estas cifras se situaban en 115 y 26 respectivamente. Es decir, en apenas un mes, el número de hospitalizaciones por Covid se ha multiplicado casi por 10, con 82 nuevos fallecidos. Y aún no ha llegado septiembre, con la vuelta a la capital de cientos de familias y el incierto regreso a clase de decenas de miles de escolares.
"El número de contagios lleva creciendo de forma muy regular desde hace un mes, sin pinta de frenar. Y si miramos la ocupación de UCIs y hospitales, cada semana se dobla", advertía a EL ESPAÑOL Saúl Ares, investigador en el departamento de Biología de Sistemas del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC. Lo peor es que, al menos durante las próximas dos semanas, la situación en los centros de salud -que ya se encuentran al límite- y en los hospitales no tiene visos de mejorar.
Los cuatro distritos más afectados
La incidencia de la Covid-19 se está cebando especialmente con cuatro distritos de la capital, curiosamente los que tienen una menor renta per cápita (alrededor de 10.000 euros de media, según los últimos datos del INE). Carabanchel, Puente de Vallecas y Villaverde, con Usera en el centro del triángulo, han visto cómo el número de contagios ha aumentado de una forma dramática. Los centros de salud se encuentran sobrepasados ante la escalada de casos, y hospitales como el 12 de Octubre, situado entre los distritos de Usera y Puente de Vallecas, se han visto obligados a suspender cirugías y aplazar consultas programadas.
Así, según el último Informe Epidemiológico Vigilancia de Covid-19 de la Comunidad de Madrid, publicado el pasado martes, Usera es el distrito que se encuentra en una peor situación: suma 757 positivos de Covid en los últimos 14 días y tiene una incidencia acumulada de 528,8 positivos por cada 100.000 habitantes, una cifra muy por encima de la de Madrid capital, con 231,8 casos por cada 100.000 habitantes, y que supera la de Aragón (509,67), la comunidad más afectada de España y de Europa.
Carabanchel es el segundo distrito más afectado con 1.047 infectados por Covid-19 entre el 3 y el 16 de agosto y una incidencia acumulada de 401,5. Le siguen Puente de Vallecas, con una incidencia de 399,3 casos, y Villaverde, con 379,3. La incidencia que se da en estas zonas duplica y triplica la que actualmente tiene Cataluña, una de las zonas más golpeadas de España en las últimas semanas y que aún hoy trata de controlar la situación.
¿Qué es lo que está ocurriendo en estos distritos para que la incidencia duplique y casi triplique a la de otros como Chamberí (175,8) o Moncloa-Aravaca (155,9)? "Habitualmente cuando vemos un incremento de casos pensamos en la mascarilla, en la higiene de manos o en la distancia de seguridad, pero solemos fijarnos muy poco en lo que verdaderamente permanece, los factores estructurales", advierte Javier Padilla, médico de Atención Primaria en un centro de salud de Fuencarral (Madrid) y coautor junto al epidemiólogo Pedro Gullón de Epidemiocracia (Capitán Swing, 2020), donde analizan los factores sociales y políticos relacionados con la epidemia.
Hacinamiento y transmisión comunitaria
Según explica Padilla a EL ESPAÑOL, los cuatro distritos de Madrid más afectados tienen características comunes que propician que se estén dando los cifras de contagios que se manejan en la actualidad. "Creo que deberíamos dirigir la mirada a dos ámbitos fundamentales para entender la situación: las condiciones habitacionales y las condiciones de trabajo", explica el médico madrileño. "En estos distritos las condiciones de vivienda son peores. Muchas personas viven hacinadas y una parte muy importante trabaja en el sector servicios, por lo que están de cara al público mucho tiempo. Además, las largas jornadas de trabajo dificultan que se puedan mantener las medidas de distanciamiento", añade.
El coautor de Epidemiocracia señala un tercer aspecto que propicia este 'cóctel explosivo' que no está del toco claro pero que también podría ser un factor a tener en cuenta: el mayor uso del transporte público por parte de las personas que viven en los distritos más populares de Madrid. "Es cierto que es un tipo de contacto que puede no ser muy contagioso porque existe una alta tasa de recambio, no se suele ir hablando y exhalando partículas", sostiene. "Pero también es cierto que se dan aglomeraciones. Es posible pensar que se trata de un lugar de contagio en el que no se detectan brotes porque es mucho más difícil hacer una trazabilidad".
En la última semana, la Comunidad de Madrid ha anunciado distintas medidas para tratar de frenar una escalada de casos que sociedades médicas y sanitarios achacan principalmente a la falta de rastreadores y el nulo refuerzo de los centros de salud durante el periodo estival, que se han visto muy mermados por las vacaciones del personal. Una de ellas es la realización de unas 1.000 pruebas PCR diarias y aleatorias en las zonas más afectadas de la capital, que suman alrededor de 800.000 habitantes.
El objetivo, en palabras del consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, no es otro que "detectar precozmente la infección por Covid-19 en personas asintomáticas e indicar su aislamiento para cortar la cadena de transmisión de la enfermedad". Sin embargo, en opinión de Padilla, no es una medida adecuada de control en un momento en el que existe una transmisión comunitaria descontrolada y no se es capaz de identificar brotes o los orígenes de la infección. "En el mismo momento en el que la Comunidad hace un muestreo aleatorio para hacer PCR en unas determinadas zonas se está reconociendo de forma implícita que ha perdido la trazabilidad".
Las esperanzas ahora, tanto para los distritos más afectados como para la Comunidad en general, se centran en el que las restricciones implementadas surjan efecto. El objetivo no es otro que llegar a septiembre, con la vuelta de vacaciones y la reapertura de los colegios, con el menor volumen de contagios posible. Sin embargo, la incertidumbre es grande y las próximas semanas serán decisivas, tal y como advirtió el investigador del CSIC Saúl Ares a EL ESPAÑOL: "Los positivos nuevos ya no podemos evitarlos y en las próximas semanas serán pacientes a tratar, pero habrá que poner toda la carne en el asador para que la sitaución no se vaya de madre".