Manuela Biedma, si tuviera hijos, no los llevaría al colegio. ¿El motivo? Tiene una patología. “No quiero hacer apología del absentismo, pero es preferible perder un año de educación que una vida”, esgrime en conversación con EL ESPAÑOL. Por eso, de forma gratuita, como abogada, se ha ofrecido a ayudar y asesorar gratis a todos aquellos padres que estén en una situación similar. “Es muy improbable que les condenen si es por temas de salud”, reconoce.

Ella está segura de que esos padres van a salir indemnes. De ahí que, días atrás, en Twitter, se envalentonara: “Ofrezco desde este momento mi despacho y servicios jurídicos (en Córdoba) de forma totalmente altruista a todo padre y madre que no lleve a sus hijos al colegio por miedo al contagio, y en consecuencia de su decisión, a alguien se le ocurra denunciarlos. Dicho queda”, escribió en su cuenta personal.

En pocas horas, consiguió 1.900 retuits y 3.400 me gustas. Desde entonces, ha hablado con cerca de 100 padres que, atemorizados por llevar a sus hijos al colegio en pleno crecimiento del coronavirus –este martes se notificaron 8.115 contagios en total y 2.713 en las últimas 24 horas–, quieren saber qué pueden hacer para evitarse cualquier problema legal derivado de su situación.

Dudas

Hay tres tipos de padres que consultan a Manuela. Los primeros, aquellos que preguntan por menores de seis años –exentos de ir al colegio (no están obligados a ir a los centros)–. “Nosotros somos una familia de tres niños de cinco y tres años, el padre es persona de alto riesgo por su enfermedad. Llevamos en casa desde el 9 de marzo, sin relacionarnos con nadie para protegernos. No los llevamos por eso. Las mellis entrarían en Primaria”, preguntaba una familia a la abogada por Twitter.

En ese caso, hasta el 31 de octubre –fecha en que cumplen sus hijas los seis años– no estarían obligadas a ir. Después, tendrían que seguir los protocolos que fija Manuela: hablar con el centro y tratar de negociar.

Los segundos padres que preguntan son los que no tienen familiares con patologías pero sí miedo a llevar a sus hijos; y los terceros –los más numerosos– los que tienen una enfermedad crónica, o tienen a hijos o familiares a su cargo con algún problema de salud, y no quieren llevar a los niños al colegio por miedo a que les traigan el virus a casa o a que pueda ser perjudicial para el crío.

— ¿Qué les dice a estos?

— Que hay que hacer las cosas bien. No vale que el crío esté todo el día en el parque y luego no lo quieran llevar al colegio. Lo primero que tienen que hacer los padres responsables que no quieran llevar a sus hijos al colegio por alguna patología es pedir al centro las medidas de seguridad que van a adoptar.

— A partir de ahí, ¿cuáles son los pasos?

— Si ven que son deficientes, tienen que hablar con el centro y les tienen que exponer la situación familiar, argumentando que ellos no tienen la voluntad de desobedecer la orden de que el niño no vaya al colegio, sino que ante la situación sanitaria y el miedo al virus no lo van a llevar al centro.

Aun así, el centro puede optar por abrirle un expediente de absentismo al alumno que decida no ir al colegio. En ese caso, los padres tendrán que tratar de mediar y siempre ofreciendo alternativas. “Por ejemplo, que estén dentro de un grupo especial…”. Pero, en ningún caso, confirma Manuela, “van a quitarle a los padres la patria potestad”. Ni siquiera en el caso de que el centro escolar denuncie a los padres.

En ese caso, los padres podrían llegar a exponer ante un juez que la ausencia de su hijo al colegio ha sido por motivos de salud. “Sería suficiente con que probaran ante un juez que ellos hablaron con el colegio y que es por miedo al coronavirus. Es improbable que sean condenados en ese caso si tienen razones reales, como tener patologías”, expone Manuela.

Manuela se ha ofrecido altruistamente a ayudar legalmente a los padres que no quieran llevar a sus hijos al colegio.

— ¿Y si los padres no tienen razones por patología?

— En ese caso tienen que llevar a sus hijos al colegio o se exponen a un delito de abandono de familia que está penado con hasta seis meses de prisión.

A partir de ahí, las familias saben a lo que se exponen y las consecuencias que pueden tener sus actos. Porque, más allá de las medidas anuncias por el Ministerio de Educación y Formación Profesional y las Comunidades Autónomas, muchos son los padres –junto a los sindicatos de estudiantes– que se han organizado para tratar de impedir que sus hijos vayan al colegio y se contagien.

De hecho, los propios sindicatos han convocado huelgas en Andalucía, Galicia y la Comunidad de Madrid. En esta última región, a la espera de que se cumplan las medidas aprobadas por el gobierno de Isabel Díaz Ayuso para el inicio de curso. De no ser así, pararan los días 22 y 23 de septiembre en protesta por considerar insuficientes los protocolos contra el coronavirus.

En ese clima, con los padres dudando, los sindicatos amenazando y los colegios tratando de adaptar los protocolos a marchas fozadas, los centros educativos han abierto sus puertas este 1 de septiembre a la espera de un porvenir no del todo claro, en ningún sentido.

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