España, durante décadas, ha ‘premiado’ socialmente a los universitarios en detrimento de los alumnos de Formación Profesional. Terminar una carrera, informalmente, siempre ha sido sinónimo de éxito e inteligencia; optar por un módulo, en cambio, se ha traducido en fracaso y torpeza. Sin embargo, esta realidad puede cambiar totalmente en pocos años: el 65% de las ofertas de trabajo en 2030 serán para estudiantes de FPs. Es posible que sea incluso antes tras la incorporación de nuevas titulaciones como Big Data o, en última instancia, el grado medio de Técnico en Procesado y Transformación de la Madera –maderista, para entendernos–.
Esa es la intención del Gobierno, que a través del su Plan de Modernización de la FP ha apostado por incluir estas nuevas titulaciones anunciando que invertirá 1.500 millones de euros en los próximos cuatro años, formando a tres millones de trabajadores y aumentando en 200.000 el número de plazas hasta 2023. ¿El objetivo? Que crezca el número de estudiantes que cursan módulos (un 12% actualmente) acercándose a la media del 26% de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo).
Una tendencia que no desentona con el interés de los alumnos, que han aumentado este año de nuevo hasta llegar a una cifra de récord de 934.204 estudiantes. En total, 46.494 más que el curso pasado, un 5,2% más, según el informe de Datos y cifras del curso 2020/21, elaborado por MEFP. La Formación Profesional, de hecho, es la enseñanza que más crece en la última década (60,4%).
Por eso, el Gobierno ha incluido nuevas enseñanzas que se irán añadiendo a la oferta en los próximos cursos, como es el caso de la FP para maderistas. “Este sector está llamado a crecer muchísmo”, reconoce José Carballo, presidente de Une Madera, en conversación con este periódico. De hecho, España tiene todas las condiciones para convertirse en una potencia mundial en ello: es el segundo país con mayor masa forestal tras Suecia. En total, 7.500 millones de árboles en 18 millones de hectáreas. Es decir, hay materia prima por explotar y mucho trabajo por desarrollar (y crear).
Pleno empleo
¿Por qué maderista? José Carballo, presidente de Une Madera, lo tiene claro: “Los que hagan la FP van a encontrar trabajo seguro. No es que haga falta mano de obra –que puede hacer falta–, sino que en los próximos años el sector tiene que sustituir a todos los que se jubilen”. Es decir, los alumnos de este módulo –que se empezará a cursar el próximo curso– partirán con una ventaja nada desdeñable en estos tiempos: tienen un puesto a la vuelta de la esquina cuando terminen. ¿Y cuánto van a ganar? De media, el sector calcula que 1.300 euros de media. “Luego dependerá de la empresa que lo contrate o de las funciones que realice”.
En total, actualmente, hay entre 150.000 y 200.000 personas que viven del sector de la madera. “Pero es muy difícil encontrar mano de obra. Para las labores del monte, por ejemplo, llevamos 10 años acudiendo a Rumanía a buscar gente; los últimos tres, hemos ido a Perú… y así”, explica José Carballo. “Los personas que se dedican a la madera han aprendido en las empresas (30-40%) o bien han sido contratadas tras hacer otras FPs: desde peluquería hasta lo más variopinto que te puedas imaginar”, prosigue.
De ahí la necesidad de impulsar una formación en un sector que, tradicionalmente, ha sobrevivido gracias a la labor de familias que se han ido traspasando el negocio de padres a hijos. Con muchas especialidades por cubrir (22 ofrecerá el módulo de grado medio: aserrador de madera, manipulador, operador de máquinas tronzadoras…) y muy poca mano de obra formada que pueda entrar a trabajar desde el primer día con unos conocimientos previos. Con autonomías, actualmente, que son “potencias mundiales”. Por ejemplo, País Vasco, Galicia y Navarra, según José Carballo.
Serrerías
Serrería Alemán es el ejemplo por antonomasia del tipo de compañías que se han dedicado al mundo de la madera y donde trabajarán estos nuevos 'titulados' de FP. El padre de Juan Ángel alemán, dueño de la empressa, en la época de la dictadura, compró un pequeño aserradero y fundó la empresa. Hoy en día, su hijo sigue su estela. “Nosotros estamos dentro del sector de la primera transformación: compramos madera que nos traen del monte y clasificamos el tronco y la serramos para darle diferentes usos: muebles, pavimentación”, explica. Y el negocio, sin duda funciona: “El 80% de nuestra producción, actualmente, se la vendemos a Francia e Inglaterra”.
Ni siquiera el coronavirus les ha afectado. “Toco madera”, bromea, a la vez que celebra que, por fin, se vaya a poner en marcha el módulo. “Necesitamos gente formada. En Francia hay escuelas de masa forestal; aquí, no”, explica. De hecho, la mayoría de sus trabajadores carecen de estudios. “Han aprendido todos trabajando; son gente del pueblo. Pero, ante la falta de mano de obra, se recurre mucho al inmigrante”, especifica.
Pero espera que, en pocos años, el sector pueda contar, a través de la formación dual (estudios y prácticas), con mano de obra procedente de estos módulos. “Hay mucho futuro. En España tenemos mucha masa forestal. Mal cuidada, pero la tenemos. Y eso lo tenemos que aprovechar. En el sector hay trabajo. Es posible, incluso, que yo necesite a alguien a final de año. Antes había muchas serrerías en Navarra. Ahora, no tantas. Si no hay quien nos sustituya, esto se va a morir”, finiquita.
Alternativa rural
Más allá de serrar, hay otras empresas, como Maderas García Varona, que se dedican al tratamiento integral de la madera. Esta compañía familiar, con dos sedes en Burgos y otra en Cantabria, tiene 90 empleados y se dedica a gestionar los bosques, cortar los troncos y confeccionar productos para el mercado. Pero, también, por ejemplo, a hacer pellets, una alternativa a los combustibles fósiles que se utilizan, por ejemplo, para calentar en estufas.
“Otra de las grandes ventajas de esto es que puedes trabajar tanto en el ámbito rural, en cuanto a la obtención de madera de los bosques o los serradores, o en el ámbito industrial de fabricación de tableros”, reconoce Almudena, dueña de Maderas García Varona. A partir de ahí, toca aprender. “Siempre a través de una formación dual. Pero, eso sí, separando la época de estudios de la de prácticas, para que el alumno pueda estar centrado totalmente en una cosa”, prosigue.
En su caso, hasta ahora, ante la ausencia de formación, han contado con ingenieros, pero también con trabajadores a los que han formado dentro de la empresa sin estudios. ¿Con éxito? “Desde luego, en el tema forestal hay mucha demanda de profesionales en la primera transformación: monte, serradores… Eso hace falta”, explican desde Maderas García Varona –que forma parte de Maderea, agregadora de este tipo de empresas–. “En febrero te hubiera dicho que se colocarían, al menos, el 50% de la promoción; ahora, no sé, pero el futuro es bueno”, finiquita.
El módulo, eso sí, no estará listo hasta el próximo curso, cuando se hayan formado los primeros profesores de esta FP. A partir de ahí, los primeros ‘titulados’ saldrán en 2023 y, con suerte, con trabajo, buen salario y futuro. Poco más se puede pedir.