El pasado viernes se cumplía un mes de la extraña desaparición de Manuela Chavero Valiente, de 42 años, de su casa en las afueras de Monesterio, el pueblo de Badajoz en el que la mujer ha vivido desde siempre y donde todos la conocían como una madre agradable, simpática y hogareña. Su rastro se perdió a media noche, pero fue a la mañana siguiente cuando su hermano y una amiga, alarmados, porque no respondía al teléfono, descubrieron su ausencia.
Desde entonces los miembros de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Badajoz no han parado de unir las piezas de este rompecabezas. El capitán jefe, Jorge Giro, ha calificado la desaparición de “alto riesgo”. El tiempo transcurrido sin noticias, sumado a la convicción de la familia de que la mujer no se ha ido “voluntariamente”, como apuntan los indicios -se dejó las luces y la televisión encendidas, el móvil y el resto de sus pertenencias- que justifican esta catalogación. De forma genérica, suele aplicarse este protocolo cuando además existe algún indicio de que puede haber sido de alguna manera violenta o subyacer alguna desavenencia.
El viernes, con motivo de la masiva concentración en Monesterio para reclamar que vuelva Manoli y apoyar a la familia, algunos de sus allegados, entre ellos sus hermanos, detallaron a los medios que su hermana “llevaba ya separada dos años y que ahora tenía el último juicio, el de bienes gananciales y no se ha podido ni defender”. Todos los asistentes coincidieron en que alguien “se la ha llevado” y en que es “una pedazo de madre”. Tiene dos hijos, de 14 y 6 años que estaban pasando las vacaciones con su padre cuando ocurrieron los hechos.
El titular del Juzgado número 1 de Primera Instancia e Instrucción de Zafra, que ha decretado el secreto de las actuaciones, ha autorizado que este lunes se realice un nuevo rastreo dirigido por la Guardia Civil en el que participarán, además de agentes, un grupo de voluntarios y familiares. Es la tercera vez que se busca a la mujer. En la primera, el 12 de julio, participó un helicóptero, un perro adiestrado en la búsqueda de víctimas, el Seprona y los buzos del Instituto Armado (GEAS), así como bomberos y voluntarios de Cruz Roja.
Los investigadores han interrogado ya a casi una veintena de personas en busca de un hilo del que tirar, entre ellos sus familiares, el entorno más cercano y posibles testigos, si bien cuando desapareció la mujer no había nadie en las casas colindantes.