El pasado viernes, un hombre disparó a su exmujer y a su hija desde su vehículo a la salida del aparcamiento de un edificio en Zaragoza. Ambas lograron escapar, pero la madre, grave pero estable, se recupera en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Miguel Servet.
Dos días antes del ataque, M.A.G.S., de unos 50 años, había acudido junto a su hija a una comisaría del centro de la capital aragonesa para denunciar su miedo ante un posible ataque de su exmarido, del que llevaba menos de un mes separada y había empezado los trámites de divorcio, y que por ser cazador y aficionado al tiro olímpico poseía armas. Los agentes que la atendieron, sin embargo, no consideraron que su miedo estuviera fundado y ni siquiera llegaron a escuchar las grabaciones que su hija llevaba en el teléfono móvil con supuestas amenazas directas hacia su madre, ha recogido El Heraldo de Aragón.
Los primeros en percatarse, y sorprenderse, de lo ocurrido fueron los funcionarios del Grupo de Homicidios al tomar declaración a la hija del matrimonio tras el suceso del viernes. Ella, mayor de edad, conducía el vehículo que fue tiroteado por su padre.
El periódico aragonés pudo constatar que la centralita del 016 (el teléfono de asistencia a las víctimas de malos tratos, recibió esta semana varias llamadas de la mujer tiroteada tras sentirse desatendida en comisaría y para mostrar su temor ante posibles actos de su expareja. Los hechos han llevado a la Jefatura Superior de Aragón a abrir una investigación interna para esclarecer los hechos.
El exmarido, que se disparó en la cabeza, está ingresado en el hospital Clínico Universitario de Zaragoza y se mantiene muy grave pero también estable, según el último parte médico del que han informado fuentes del Gobierno de Aragón.