La Audiencia Provincial de Pontevedra ha confirmado la condena a un padre de Pontevedra por "forzar" a su hija a comer "grandes cantidades de comida más allá de lo razonable", mientras le gritaba y la llamaba "gorda y guarra". El hombre tendrá que hacer frente a una multa de 150 euros por un delito leve de coacciones, como le impuso el Juzgado de Instrucción número 2 de Pontevedra en diciembre de 2018.
El magistrado ha rechazado que los hechos se produjesen «en un contexto educacional» y destaca que se trata de un "supuesto de desproporcionalidad". "Estamos ante la imposición de una conducta en una situación hostil, con gritos, y que es totalmente ajena a la conducta educativa y de corrección que ampara el artículo 154 del Código Civil", apunta el tribunal. "El hecho de obligar a un hijo a comer más allá de lo razonable, hasta hartarse, claramente no es una conducta justificada ni justificable", subraya.
Los hechos se remontan a agosto del 2016, cuando la menor se encontraba pasando unos días en casa de su progenitor, como así lo establecía el régimen de visitas establecido. Según los hechos probados en la sentencia, la joven llegó a casa de su padre afirmando que no tenía ganas de cenar, ya que ya había comido fuera. En ese momento, el padre se enfadó y decidió hacerle más cantidad de comida de lo normal.
"Con esa intención, le dijo que iba a comer hasta que él dijese que parase y le puso varios bocadillos, ensalada, oreja y queso", recoge la sentencia, que destaca que la intención era "obligarla a comer una cantidad importante de comida". Además, la escena se desarrolló entre gritos y, durante la discusión, el padre llegó a llamar a su hija "gorda" y "guarra".
Tras una hora en esa situación llegó la Policía, que había sido alertada por la madre después de que el hermano menor de la víctima la avisase de lo que estaba sucediendo. La niña fue trasladada al hospital con una crisis de ansiedad.