Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con la Guardia Civil, han desarticulado una organización criminal dedicada a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual en Mijas (Málaga).
En total han sido liberadas 12 mujeres que estaban siendo explotadas sexualmente en un chalet de la localidad de Mijas, regentado por el principal investigado. Las mujeres eran reclutadas en sus países de origen en Sudamérica y trasladadas hasta España, concretamente hasta un chalet en Mijas, asumiendo el principal investigado el coste total del viaje.
A su llegada a la localidad, las víctimas eran obligadas a ejercer la prostitución
en jornadas de 24 horas, siete días a la semana, hasta resarcir la deuda
contraída con la organización.
En la operación han sido arrestadas 10 personas -el máximo responsable de la organización; su hermano, que era su lugarteniente; y su cuñado, principal encargado y supervisor del establecimiento- por su presunta implicación en los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, relativos a la prostitución y explotación sexual, contra los derechos de los trabajadores, contra la salud pública, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal.
Llamada al 900 10 50 90
La investigación se puso en marcha a raíz de una llamada al teléfono 900 10 50 90, que pertenece al Plan de la Policía Nacional contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual.
Las informaciones apuntaban a la existencia de un grupo organizado compuesto de 10 personas -casi todas de nacionalidad colombiana- que regentaba una casa de citas en la localidad de Mijas. En la vivienda había varias mujeres que habían sido captadas en Sudamérica y trasladadas a España para ser explotadas sexualmente -durante todos los días de la semana y sin apenas descanso- para saldar una deuda de 3.000 euros que habían contraído por su traslado a nuestro país.
Además, la trama se lucraba tanto de los servicios sexuales como del alterne prestados por las víctimas que percibían ínfimas ganancias por sus servicios.
Organización asentada en Málaga
Tras varias gestiones, los investigadores constataron la veracidad de la información. Se trataba de un grupo perfectamente organizado en el que cada uno de los integrantes desempeñaba una función determinada.
El clan, que contaba con la colaboración de varios familiares, estaba liderado por dos hermanos y, en el escalafón inmediatamente inferior, se encontraba el cuñado del cabecilla, que era el encargado de la seguridad de la casa y del control de todas las actividades que allí se realizaban y que iban desde la venta y distribución de sustancias estupefacientes y fármacos a los clientes que acudían a las citas, hasta la comisión de estafas a través de cargos fraudulentos o no autorizados en las tarjetas bancarias de estos.
La organización criminal, para dar apariencia legal al dinero obtenido de sus actividades ilegales, se dedicaba a la compraventa de vehículos de segunda mano, así como a la adquisición de inmuebles; también se valía de dos establecimientos de hostelería que regentaban los investigados en Marbella y Málaga.