El Juzgado de Primera Instancia número 8 de Málaga ha condenado a una aseguradora médica a indemnizar, por valor de 186.000 euros, a los padres de un bebé fallecido como consecuencia de la no realización de una cesárea urgente a la madre. La magitrada estimó acreditada la mala praxis médica, que causó a los progenitores un cuadro depresivo severo tras la pérdida del menor.
Todo ocurrió en el mes de diciembre de 2016. La demandante acudió al Hospital El Ángel el día 12 del citado mes porque se encontraba ya en el final de su gestación. La mujer fue trasladada al paritorio, se le inyectó la epidural y le rompieron la bolsa. Había dilatado 10 centímetros cuando la pareja se quedó a solas mientras ella sufría contracciones. A las 2.40 horas, relata la demanda, un médico y una matrona les dijeron que había que hacer cesárea por la posición del pequeño.
Media hora más tarde de lo ocurrido, el ginecólogo realizó una práctica bien diferente. Solicitó unas ventosas y dio "empujones con toda su fuerza dejando caer todo su peso sobre la barriga de la embarazada", comenta el escrito. "El ginecólogo tiraba con tremenda fuerza del cable que estaba enganchado al vacuum", expone la demanda presentada por los servicios jurídicos de 'El Defensor del Paciente'.
La mujer se retorcía de dolor durante estos hechos, de una duración aproximada de 25 minutos.
Poco después, a las 3.25 horas, el progenitor vio cómo sacaban al bebé inmóvil y se lo llevaban a una mesa del paritorio. La situación era, cuando menos, extraña. Al pequeño le estaban insuflando aire.
Los padres solicitaban una explicación de lo que estaba ocurriendo, pero nadie les decía nada. El personal del hospital introdujo al bebé en una urna y lo llevaron a la Unidad de Cuidados Intensivos del centro médico.
Los padres seguían intranquilos. A las 7 de la mañana recibieron la visita del ginecólogo. Lo ocurrido había dejado dudas a los progenitores, que cuestionaron a los trabajadores si al pequeño le había faltado oxígeno en el cerebro. La negativa vino acompañado de una respuesta evasiva, en la que el doctor decía no saber qué había ocurrido. Además, les aseguró que no era necesario llevarlo al Hospital Materno Infantil de Málaga.
Horas más tarde, a los padres se les ofrecería el traslado a este segundo hospital. Al pequeño se le iba a realizar un tratamiento de hipotermia en el Materno, ya que "durante el parto había podido existir una mala manipulación".
La situación empeoró y el bebé falleció tres días más tarde, después de que la inflamación no se rebajase.
A lo largo del juicio, el perito confirmó a los padres que se habían realizado mal las interpretaciones de los monitores en el parto. Los médicos debieron provocar el nacimiento a través de una cesárea urgente.
El hecho de no hacer esto último, estima la jueza, produjo un deterioro al feto evitable. De hecho, el pequeño nació con parada cardiorrespiratoria. El perito ginecológico confirmó que se habían interpretado mal los registros de los monitores durante el parto.
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