Una niña de 14 años de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) falleció el pasado 13 de marzo "porque en el servicio de Urgencias del Hospital Virgen del Camino de Sanlúcar, de José Manuel Pascual Pascual SA, confundieron una meningitis meningocócica con el hecho de que la pequeña había sido drogada y violada, activando el protocolo Violencia de Menores, con lo que se perdió un tiempo precioso, la llamada hora de oro, en dar con el diagnóstico", indican desde el Bufete Ortiz Abogados.
Ha sido este despacho quien ha informado del suceso, y también de que han procedido ya, a instancias de la familia de la menor, a presentar una reclamación patrimonial por 201.820,56 euros contra la Consejería de Salud y Consumo del SAS, por unos hechos "gravísimos" en el Hospital Virgen del Camino de Sanlúcar de Barrameda, concertado con el Servicio Andaluz de Salud.
Los hechos ocurrieron el pasado 10 de marzo, cuando los padres de N. G. F. , la niña de 14 años fallecida, acuden junto a su hija al Hospital Virgen del Camino de Sanlúcar de Barrameda, propiedad de José Manuel Pascual Pascual S.A. La niña llevaba dos días con malestar generalizado, con síntomas como náuseas, vómitos y fiebre.
Al centro hospitalario llegó con destemplanza, "dolor de cabeza, vómitos, mareo, rigidez en la nuca y lenguaje ininteligible". Allí se le realizó una analítica de sangre, la cual mostró "una serie de parámetros claramente patológicos: Leucocitosis de 18.300, con Linfopenia y Trombopenia. También presentaba una alteración del INR a 1.66, siendo este dato crucial porque indica "el tiempo que tarda en coagularse la sangre de una persona. En una persona normal el INR es igual a 1, es decir, ya existía una alteración orgánica".
Con estos resultados "no se le realiza la prueba de procalcitonina (PCT) ni otros reactantes de la fase aguda para averiguar si una bacteria o virus es el que está causando la infección. Con la analítica de sangre, se conocen los niveles de proteína C reactiva (PCR), con un resultado del 120. La menor se encontraba afectada por reactantes de fase aguda, por lo que tenía algún tipo de inflamación en el cuerpo”.
La menor fue llevada a observación del centro hospitalario "donde no le realizaron una anamnesis adecuada, no se le pautó un tratamiento adecuado a los síntomas que presentaba y no se le solicitó ninguna prueba médica necesaria en relación al estado que presentaba", señalan desde el Bufete Ortiz.
"Viendo la sintomatología que presentaba la menor, le toman la temperatura y le realizan una analítica de sangre y de orina porque, según una doctora y una enfermera, ‘parecía tener síntomas de estar bajo los efectos de drogas’".
Interrogatorio
Mientras le realizaban la analítica de orina y sangre, "fue sometida a un interrogatorio" por parte del personal sanitario a su cargo, pensando que la joven había consumido drogas de algún tipo y que por eso no podía mantener una conversación coherente e inteligible".
El despacho abunda en que la niña llegó a ser "presionada" para obtener alguna respuesta "sobre si había consumido sustancias tóxicas. Ante la negativa de la joven a todas sus insistentes preguntas, es obligada sin su voluntad serle extraída la orina mediante sonda, ocasionándole un enorme daño innecesario".
El bufete Ortiz señala que "la menor comenzó a sangrar por el esfínter debido a que lo tenía muy dilatado, síntoma de abuso sexual, según dijo la doctora". Así, en ese momento "cambian totalmente diagnóstico, sospechando que pudiera ser ocasionado por una agresión sexual', por lo que dan parte a la autoridad judicial, que se persona con el médico forense y toman diligencias. El forense "desmonta cualquier indicio de que hubiera habido agresión sexual. Como podemos observar, en el hospital seguían dando palos de ciego".
Al cabo de unas horas y, ante la falta de pruebas, "la menor empezó a convulsionar, a presentar rigidez generalizada y pierde la conciencia, sufriendo una parada cardiorrespiratoria". Los médicos comunican a los padres de la menor "que tienen que volver a repetir las pruebas, ya que éstas no son concluyentes debido a un error". Al poco tiempo Nerea sufre una parada cardíaca, "como consecuencia del paso de un cuadro de sepsis a un cuadro de shock séptico".
Ya el 11 de marzo "la menor se encuentra en estado crítico y existe temor por su vida. Les comunican a la familia que la menor posee un fallo multiorgánico y deciden trasladarla al Hospital Universitario Puerta del Mar en Cádiz debido a las dos paradas cardiorrespiratorias que ha sufrido, pero sin ningún tipo de diagnóstico". Al llegar a Cádiz "consiguen estabilizarla un poco, pero tiene severos daños cerebrales".
Al día siguiente "le realizan pruebas diagnósticas para determinar el alcance de las lesiones cerebrales, pero determinan que carece de todo impulso nervioso, estando, prácticamente, sin funcionalidad cerebral. Cuando la paciente es trasladada al Hospital Puerta del Mar de Cádiz, se sospecha por parte de los sanitarios del mismo que padece un shock séptico de probable origen en SNC (Sistema Nervioso Central) y una meningitis bacteriana". A su llegada, es cuando le hacen las pruebas de punción cefalorraquídeas y RMN craneal, momento en el que se le diagnosticó la meningitis, e ingresa en la UCI Pediátrica.
Finalmente, el día 13 de marzo, "los médicos del Hospital Universitario Puerta del Mar, comunican a la familia la situación actual de la menor de fallo multiorgánico y muerte encefálica, por lo que se procede a la retirada de todos los dispositivos, firmando el acta de defunción".