La liga y la lluvia que cayó en Madrid durante todo el día despejaron los tendidos. El cartel echó una mano a la dispersión, olvidado parece el triunfo de Morenito hace un año. La afición que acudió se entretuvo en la previa con las pantallas que transmitían el fútbol y en la exposición "Tauromaquias universales", comandada por André Viard e instalada hasta este domingo en la plaza.
Disecciona lo efímero de la corrida cristalizando sus antecedentes y variantes, explicándola y mostrándola sin eufemismos en un recorrido paralelo a la cursi "Capital animal" que auspicia el Ayuntamiento: el animal es esto, Carmena. Las labores de acondicionamiento de la arena retrasaron el inicio media hora y el trance sirvió como calentamiento para el genio del aficionado de aquí, purista hasta para observar la forma de coger la escoba.
Montealto lidió una corrida interesante, seria, con varios toros con posibilidades en el que entró un lote de triunfo para Bautista, que abrió el primer toro de la tarde. Rematado de cabo a rabo, fue negro, hondo y de bonita expresión, acapachado, con toda la seriedad. Tanque por delante. Un buque hecho para embestir. 'Venturoso II' se llamaba. Lo recibió Juan Bautista con verónicas solventes y empujó el toro en las dos varas.
Brindó al público el francés consciente de lo que tenía entre manos y comenzó a torear al natural. Fue por la derecha cuando llegó lo mejor. La relajación acompañó el ritmo de la embestida. El toro iba hasta donde le dejaba la muleta que tomaba por abajo. Fueron dos tandas las que subieron el tono hasta que las calderas del montealto dijeron basta. Se rebrincó un poco pero todavía permitió a Bautista gustarse en algún pase de pecho y trinchera. Alguna vez sorprendería al francés.
No abrió la boca 'Venturoso'. La estocada recibiendo confirmó la oreja y una sensación de que podía haber pasado algo más quedó en el ambiente. Con el cuarto, un pavo de 620 kilos, se vio superado Bautista. Con toda su alzada acudió con alegría dos veces al peto, se agarró bien Paco María, y tuvo 15 arrancadas con transmisión que el galo convirtió en tres tandas rápidas y sin asiento. Buscó la izquierda con el toro ya en baja mar.
Morenito marchó a chiqueros para conocer a 'Capirote', un toro suelto de carnes que encerraba 590 kilos. Libró la porta gayola y las verónicas volaron templadas y desordenadas, con el bicho correteando a su alrededor. Esa afición por la carrera no la perdió nunca y la tomó por el subalterno José Manuel Zamorano, que se libró por dos veces de la voltereta. No lo hizo su matador cuando cogió la mano izquierda. El toro tomaba la muleta correoso, yendo y viniendo, mansurrón. Morenito utilizó a su favor la condición expeditiva y trenzó varias tandas jaleadas con la derecha. El toreo por bajo fue bueno. Al natural se confió el burgalés.
El toro, sin haberse entregado nunca, se decidió por el hombre y lanzó al torero contra el barro. Las cuchillas lo volvieron a encontrar en el suelo y destrozaron la taleguilla, bordeando el muslo sin perforar la carne. Cuando volvió a la cara, Morenito llevaba media pierna al aire, un esbozo de cornada y el fondo en la reserva. Lo volvió a intentar con el toro definitivamente rajado. Al sentir el hierro salió despedido como huyendo de la muerte. Lo cazó Morenito a la segunda.
629 kilos portaba el quinto, otro tío. Derribó al caballo. En la muleta se descomponía cuando encontraba tela en su camino. A Morenito, remendado con unos vaqueros, le faltó tirar de la embestida con limpieza para afianzar el recorrido medio que poseía su oponente sin terminar de humillar. Se cruzó con el toro parado y soltó un par de veces la muñeca pero el esfuerzo ya lo había hecho antes y el público lo sacó a saludar como recompensa a su tarde.
Con una corrida en todo 2015 y sin pisar Las Ventas desde hace un lustro, se presentó José Manuel Mas este San Isidro. De su cuadrilla destacó el pequeño Saz, que escaló el Tourmalet de los dos montealtos con eficacia y valor. Mas se estiró por chicuelinas en su primer turno de quites y encontró una embestida sosa y agarrada en el tercero. La mano derecha viajó segura y larga una vez. Brindó el sexto al público. Lo sacó a los medios, terrenos que le pesaron al toro. Las arrancadas fueron descompuestas y Mas alargó intentándolo con ambas manos. Irremediablemente se atascó con la espada, escuchó los tres avisos y los bueyes de Florito se llevaron al toro, que se llevó puesta la media estocada de la desesperación.
MONTEALTO/ Juan Bautista, Morenito de Aranda y José Manuel Mas
Monumental de las Ventas. Domingo, 8 de mayo de 2016. Menos de media entrada. Toros de Montealto, serios en sus diferentes hechuras, un buen 1º, el mansurrón 2º que se dejó, endeble el 3º, un 4º con transmisión, soso el 5º y descompuesto el 6º.
Juan Bautista, de champán y oro. Estocada contraria y un descabello (oreja). En el cuarto, dos pinchazos y espadazo caído (silencio).
Morenito de Aranda, de salmón y oro. Estocada contraria y espadazo caído. Dos avisos (saludos). En el quinto, pinchazo y pinchazo hondo caído (saludos). José Manuel Más, de lila y oro. Estocada algo trasera y tres descabellos (silencio). En el sexto, varios pinchazos, metisaca en los bajos, media estocada y dos descabellos. Tres avisos (silencio).