Oreja para López Simón y volteretón a Roca Rey
- El peruano sufrió otro traumatismo craneoencefálico y entró semiinconsciente en la enfermería. El torero de Barajas perdió más trofeos por el mal uso de la espada.
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Roca Rey reaparecía en Palencia del volteretón de Málaga. Aún se reabsorvía aquel hematoma. No pudo cuajar un recibo a la verónica al toro de su reaparición. Ese tercero era un zapato. En el embroque hizo extraños. Se ralentizaba pero para irse. Perdía también las manos. Las protestas se prolongaron hasta el tercio de banderillas. "¡Fuera, fuera!", pero el toro no volvió a caerse. En realidad era malandao. Se abrió Roca en tres cambiados por la espalda para apaciguar las ferias. La gente se calmó alucinada por la quietud. El del desprecio fue por fin templado. Una liberación.
'Marismeño' embestía despacio pero sin irse de los vuelos. Sólo pudo dar una tanda Roca Rey. A la salida del pase de pecho se quedó encima el toro, él quizá también un poco. Entre los dos chocaron. Un gañafón lo derribó. En el suelo la sombra castaña se posó sobre él. Hizo presa: las garras de los pitones lo aprisionaban en una cárcel de carne. 'Marismeño' buscó la muerte bajo las axilas. No lo logró.
Los pitones silbaban por las orejas y la sien con la cara suelta. Una de las explosiones tocó el cuello y se escurrió por la cara. La pala racheó desde la mandíbula a la frente. El golpe lo noqueó y expulsó. Al fin llegaron las asistencias. Inerte, se hundía en la arena. Cuando entró en la enfermería despertaba. Dentro no recordaba nada. "¿Cuándo toreé en Málaga?", no paraba de preguntar.
En el ruedo, el griterío pedía la dimisión de alguien. Como si la no devolución fuera la culpable del percance: ese realismo mágico tan nuestro. Roca Rey hizo un intento de salir a matar al tercero pero le fallaron las fuerzas. No volvió a insistir. El Juli entró y salió dos veces del quirófano. Mató a 'Marismeño' mientras una ambulancia trasladaba al joven al Hospital Río Carrión con un fuerte traumatismo craneoencefálico, otra vez. Aquello marcó la tarde.
La corrida de Garcigrande se había esfumado en los corrales por la mañana. Fue sustituida por una de Charro de Llen. Por la tarde la entrada fue otra desgracia. Ni Juli, ni la reaparición de Roca Rey, ni el reaparecido López Simón movilizaron a más gente que el día anterior. Casi ni a la misma. Al final se igualó la cosa.
El primero de Charro de Llen tuvo dos arrancas templadas buscando con el hocico y las gastó en el capote, resuelta la badana. Aleonado. Después no se dejó lidiar, tiró al caballo que guardaba la puerta, afianzada la querencia ahí, acortó a los banderilleros y se frenó. Una cosita. Esa intención de enredar no la sostenía la casta.
Juli se lo sacó templado de las rayas. Trató de llevar hacia delante la embestida. Para nada. El toro no rompía. No hizo caso en dos tandas por la derecha. Desinhibido de la muleta, anduvo para arriba y para abajo con la transmisión a cero, la casta en la reserva. Al natural menos todavía. Se arrancó la banda y Juli mandó parar. Imposible.
A López Simón donde hay que verlo por ahora es en las provincias. Está especialmente a gusto. Recibió al segundo por delantales, muy jaleados. La media y la larga remangadas y veraniegas. Atrás queda la sombra de Bilbao, la ansiedad y eso. Lo dejó crudo en el caballo Julián Guerra, que manda hasta en los picadores. "Bueno va", y el picador levanta. López Simón mira.
Brindó el matador, eso sí, al público. Cariñosos recibieron la dedicatoria en pie. La montera cayó boca abajo y se celebró como un gol. El inicio de faena se quebró por un guiño del toro: no tuvo continuidad el desprecio y cortó la progresión templada y asentada.
Rápido se puso a torear por el lado derecho. El toro embestía con todo. López Simón no se acoplaba. Otro embroque en el filo. Había que llevar enganchado al torrente. Algún salto. Cuando lo hizo el toro respondió por abajo. Hubo más suavidad por el lado izquierdo. Desde el burladero recomendaron cambiar otra vez de mano. La intensidad, él aluvión y los cienes de pases es lo que le viene bien. Así fue. El molinete también. Una última tanda al natural dejó dos muletazos. Luego pinchó y perdió una oreja. Sí saludó una cálida ovación.
El Juli protagonizó la mejor actuación
Lo mejor de la tarde lo hizo El Juli con el cuarto. Muy parado de inicio. Más toro, sí. Era un tío. Los dos más fuertes para él. El ambiente era raro. La gente estaba detrás de la mata esperando noticias de la enfermería. Mientras, Juli sacó y administró el fondo del toro. Lo sostuvo en los toques. Al natural más complicado. Todo con la mano derecha, tirando de él, asentado. Muy bien Juli. La espada lo emborronó. El pinchazo alejó el triunfo.
El quinto y sexto serían entonces para López Simón. El quinto subió un poco más, sumándose al lote de Juli. Era alto y engatillado, perdió todo el poder en los capotes. Tres puyazos de caballo a caballo no lo asentaron. Qué manera de acudir, con los pechos todo.
Cuando López Simón cogió la muleta era otro, el poder ya contado. Un punto desfondado. El matador de Barajas construyó la faena en base a eso. Perdía fuelle el bicho y se elevaba él. Fueron varias las tandas por la derecha. Definitivamente, cantó la gallina. Hasta el tercio se fueron los dos. La espada voló certera y puso en su mano una oreja.
Fortísimo y duro fue el puyazo al sexto. Esta vez el apoderado decidió ahormarlo de más. No podía con su alma este charro. Otro susto en los primeros compases de faena provocó a López Simón: se dirigió hacia los tendidos diciendo que no veía el toro. Fue por el lado izquierdo. Luego al natural sí consiguió meterlo en la muleta. El toro no tenía nada. Y así quedó todo. Los descabellos afianzaron el silencio.
CHARRO DE LLEN/ El Juli, López Simón y Roca Rey
Campos Góticos. Jueves, 1 de septiembre de 2016. Tercera de feria. Menos de media entrada. Toros de Charro de Llen, 1º descastado, bravo 2º, templado 3º, se dejó el 4º, se desfondó el 5º, rajadísimo el 6º.
El Juli, de azul cielo y oro. Pinchazo hondo trasero y caído, pinchazo sin soltar, espadazo tendido (silencio). En el tercero, pinchazo y estocada trasera. En el cuarto, pinchazo trasero, pinchazo, y estocada entera (silencio).
López Simón, de azul noche y oro. Pinchazo, espadazo casi entero (saludos). En el quinto, espadazo caído (oreja). En el sexto, espadazo casi entero tendido y delantero. Varios descabellos. Un aviso.
Roca Rey, de azul marino y oro. No pudo matar ninguno de sus dos toros.
PARTE MÉDICO
Traumatismo cráneoencefálico con dipoplia y conmoción cerebral. Pendiente de observación médica y pruebas complementarias. Pronóstico grave que le impide continuar la lidia.