Llovía en Sevilla como siempre llueve en Patria. Sobre los paraguas rebotaban las gotas en un murmullo insoportable. El silencio maestrante resquebrajado. La brisa era vientecillo desagradable. La gente como si se mojara por primera vez, sorprendida, atascada. Escondidos los vencejos. Hay que hablar de vencejos en Sevilla como del 7 en Madrid: esa es la diferencia. No cabía ni un hilo de agua en las filas prietas, sacudida en los paraguas, los chubasqueros, en ese merchandising tan impropio de días así. No me reconozco en este tipo de primavera, la verdad. Las nubes son un coñazo.
La corrida tuvo un toro, el quinto. Iré a lo mítico: el resto hizo aguas. "La peor que le he visto a Garcigrande", decía a la salida un picador retirado. El distinguido de los seis era fino, como criado al sur. Las verónicas de Juli a este, con ese aire de delantales, fueron muy templadas. La gente celebró la media dormida. Le siguió otra enrollada. Fue mejor la del quite, sangrado el toro en el primer puyazo, recogido el lance desde delante. Hubo bis de Talavante por el mismo palo, más elevada, erguida su verónica.
Brindó al público Julián viendo la baraja de su oponente. El matador madrileño se hace spoilers, ve más allá: podría protagonizar Minority report en Salamanca. Los toros van a salir como él diga. Estrella albergaba temple, la clasecita. El inicio arrastrado probó su fondo. Eureka. Juli es torero de esos instantes. Recogido sobre sí mismo, denso, recreado en el doblón. La muleta al suelo apretaba con suavidad desde la bamba, el muletazo discurría en la paralela de la suerte descargada, horizontal, proyectado el vuelo. Dos tandas por el lado derecho hicieron sonar la música. 'Suspiros de España', que es el himno informal, la cortinilla pospatriótica del que se ha pasado ya la Marcha Real. Vino después un tanteo. Conversaban y Juli le robaba uno, dos muletazos recogiéndolo de abajo. Por el izquierdo misma medicina en la composición julista.
El desarme desactivó la música, que volvió justo cuando cogió la muleta de nuevo. O una cosa u otra. Juli se desquitó anulando el tran tran de la faena, ese ritmo que impone de laboratorio a los trasteos -un torero con probeta y bata blanca, con las fórmulas colgando- Apretó por la derecha, desmelenado con la luquecina -rugían- y se deshizo en un natural a favor de tablas. La estocada traserísima puso en su mano la oreja.
El enorme segundo, ancho, prietas las carnes, tenía un trote radiografiado por Juli. Salió con él hasta la segunda raya, trazando verónicas delanteras, ganando mucho la acción. Se quedó colgado una vez. El toro había hecho un guiño a toriles. Tan listo Juli, engarzó dos chicuelinas con dos cordobinas recortadas, abierta la ventana a la querencia. Replicó Talavante con otro manojo por chicuelo. Se abría el toro. Lo mejor, la larga.
A solas Julián con el torón hubo en sus formas un apetito distraído. Mucha cabeza para encontrar la clave. Tragó con el embroque por el lado derecho y hubo un instante al natural en el que se entendieron. A trompicones todo el toro. La faena tomó tierra en seguida, sobrado, Juli, pinchó transparente.
Tampoco existió la entrega en el resto de toros. Iban, se movían, pero desafinados. Un ruido estridente. Talavante lo comprobó con el tercero. De lejos se lo dejó llegar, limpia la muleta como rompeolas. Desquiciada aventura del bicho, suelto, agudo. En el sitio le ligó cinco o seis con mucha suficiencia, varios pisos por encima de esa condición. Limpió los muletazos. Mérito ahí. No hubo más. Se quitó rápido del medio al infumable sexto.
El caso de Morante es un caso. La verdad es que el primero no le sirvió. Qué marmolillo el castaño. Todo al revés. El runrún de la nada. En una verónica cantaron el ole antes de que ni siquiera la iniciara. Un ole guiri, afectado, de mucha televisión, mucho importante escuchado, mucha difícil facilidad. Un ole impostado y traicionero, cateto, jodido. Un ole como un tobillo gordo. Un ole venido a menos, de bajona. Un "oooole" derretido. Una mierda de ole, Sevilla. Morante desconectó después con el desagradable cuarto y la lidia fue horrible, bah. El segundo trincherazo genuflexo, por encuadrar algo en toda su tarde, al primero. Hay quien sueña con el Euromillón y otros, muchísimos más ilusos, con que le embista un toro.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Maestranza. Jueves, 27 de abril de 2017. No hay billetes. Toros de Garcigrande, 1º infame, sin fuerza el 3º protestón y 5º de buena condición, y Domingo Hernández, un 2º que se defendió, 4º desagradable y 6º que no valió.
Morante de la Puebla, de mandarina y azabache. Espadazo rinconero (silencio). En el quinto, dos pinchazos sin soltar y medio espadazo llovido. Tres descabellos. Aviso (pitos).
El Juli, de azul pavo y oro. Pinchazo, pinchazo caído y estocada trasera (palmas). En el quinto, estocada trasera y atravesada y un descabello. Aviso (oreja).
Alejandro Talavante, de catafalco y oro. Pinchazo, estocada tendida y casi entera y dos descabellos (silencio). En el sexto, pinchazo sin soltar, pinchazo caído y espadazo entero. Un descabello (silencio).