Ángel Sánchez, novillero: "A nadie le gusta jugarse la vida"
"¿Rivalidad? Pisaría a mis compañeros para que salieran con un esguince" / "No me fijo en ningún torero de ahora porque por mi concepto hay poco en lo que fijarse".
3 junio, 2017 15:29-Siempre me han considerado un buen matador -explica Ángel Sánchez al otro lado del teléfono-. -Que hago la suerte y mato bien.
Era abril. La temporada empezaba en Las Ventas con una faena cumbre. Había toreado muy bien a un novillo de La Quinta, y perfilado, sujetaba la espada, que oscilaba sobre la cal y la arena gris. Aún se perdía en el aire el ole. Los naturales giraron a todo el toreo sobre ese instante. La expectación aquí va de dentro hacia fuera. "Hay un chaval que está cuajando un novillo en Madrid", corría el mensaje. El acero pesaba igual que la faena. Sólo había que hacer lo de siempre: la espada no se hundió.
-Pincharlo de esa forma fue un poco amargo. Tenía la Puerta Grande y tener que irte andando... Hay que matar a los toros, masca aquellos minutos.
Ángel Sánchez vuelve este sábado a Las Ventas cargando con la expectación y el fallo. "Estoy tranquilo. Nunca se va a la plaza con el 100% de confianza, pero estoy bien. Esto tiene que ser una preparación constante". Aquel día sí le cambió la vida, un poco. "No llegamos a un acuerdo", habla de Ortega Cano, su apoderado hasta el pinchazo. "Me hizo una propuesta y yo no lo veía". ¿Sólo eso? "Bueno, no me gustaría tener que recordar algunas cosas".
-Aquello se vio como un gesto desagradecido.
-Tengo la conciencia tranquila de que no es así. Quien lo piense allá él. Un torero tiene que tomar decisiones y esta la he tomado sólo yo.
Y volvió a sus inicios, como si hubiera recorrido ya la vida con 21 años. "Con Carlos Aragón Cancela tengo relación desde siempre, me ha apoyado y ayudado".
Su nuevo apoderado es el propietario de Flor de Jara, el hierro anunciado en Las Ventas. "Siempre he dicho que soy torero de Santa Coloma. He aprendido a torear ahí". ¿Es verdad que vaticinaste salir a hombros ese día, también este domingo y tomar la alternativa en la corrida de la Cultura? "No pero soñar es gratis", ríe. "Sería bonito".
De Madrid, quiso ser torero porque sí. Otra vez la eterna búsqueda incesante del que nace. "No hay antecedentes taurinos en la familia. Todo surge de verlo en casa, de ir a los toros. Me llamó la atención y probé". Dejó el fútbol. "Yo era el que llevaba el balón para jugar y aún así ni me ponían". También los estudios. "Terminaron rápido. Los toros interrumpieron la ESO y tengo medio bachillerato. A lo que me dedico es a los toros. Me salió la moneda y por la cara que quería", lanza. ¿Por qué hay que jugarse la vida? "En realidad a nadie le gusta jugarse la vida. Por gusto menos. Hay que hacer algo. Hay que ganar dinero siendo torero".
La situación de los novilleros es delicada. "Si te paras a pensarlo... peor". El sistema favorece la organización de corridas de toros y el cepo se cierra sobre los aspirantes. "Los que torean son privilegiados. Después de San Isidro voy a ser de esos". Apenas se dan novilladas, lo que debería aumentar la rivalidad, crear un caldo de cultivo de rebelión. "No tengo rivalidad con ninguno", suelta poco convencido. A Ángel Sánchez le queda corto ese discurso, el guión oficial. "No soy amigo de mis compañeros. No me gusta llevarme bien con ellos", rompe. "Les saludo y tal... Si se les pudiera pisar y que vayan a la corrida con un esguince, mejor", se divierte. Ahora se dan dos besos en el patio de cuadrillas", se queja. "Tú vas a estar bien y yo voy a estar mejor. No puedo permitir que me mejores. Así tiene que ser la cosa".
-En qué toreros te fijas.
-Sinceramente, por mi forma y mi concepto hay poco en lo que fijarse. Prefiero los antiguos. Me fijo en toreros como Camino, Ojeda... Toreros que han marcado una época como El Viti. Ya me gustaría llegar a la mitad que ellos.
Su existencia transcurre entre entrenamientos, tentaderos y hablando de toros. ¿Y la vida normal? "El toreo te quita la adolescencia. Tienes que estar mentalizado". "Salgo con mis amigos cuando puedo porque prefiero estar entrenando". Se hace el silencio. No será para tanto. "A ver. También me pego mis pincelaítas por ahí, cuando acaba la temporada", se apresura a aclarar. "Hay que pasarlo bien", ataja quizá pensando en la tertulia post novillada.
Lleva un tiempo digeriendo piropos. "Un torero tiene que ser humilde y no creerse nada. Los que se lo creen se quedan en casa. Lo que me ha pasado a mí no es nada", relativiza. "Es sólo el principio, sé que puedo hacer el doble. Hay que ser uno mismo. Ser campechano, como el rey".