Toñete torea despacio bajo el diluvio
El novillero es capaz de templarse en las peores condiciones y corta una oreja al último ejemplar de la buena novillada de Mayalde, en la que destacó el segundo utrero.
21 mayo, 2018 22:24La época del hambre en los novilleros se ha acabado. Ahora son hombrecitos con aire de matadores y la vida solucionada. Está bien. No hay que ser rancios. Mi amigo Juan Romero siempre dice que la alfabetización le ha hecho mucho daño al flamenco. El duende hay que buscarlo ahora en las universidades. En los tendidos había ambientecito para ver a la novillería.
La lluvia se lo llevó por delante. La tormenta arrasó con todo, huyendo la gente como si cayera sopa hirviendo. El agua se hizo granizo, en las monteras golpeaban las piedras de hielo. Las primeras gotas avisaron de lo que venía: tenían el tamaño de pelotas de tenis. Justo entonces salió el sexto novillo. Toñete se estiró como pudo a la verónica. La cortina de agua cerraba la visión. Buzonero tiró al caballo, acostado sobre la laguna acumulada en pocos minutos.
Bajo la ducha, Toñete brindó al público, apelotonado en las gradas y palcos. Se puso a torear enseguida, despacio, templado y con reposo con las peores condiciones posibles. Del vendaval al aguacero, maná para las muñecas. El agua le llegaba a los tobillos, tan pesada la muleta, y Toñete se relajó, con más intención que sus compañeros. Los mejores muletazos de la tarde se dieron dentro de la piscina. Cortó una oreja tras enterrar la espada.
La novillada tuvo las hechuras perfectas. Mejor los tres primeros. El segundo sobre todo, astifino, redondo. Un zapato dibujando un toro en miniatura. Además todos embistieron. Extranjero lideró una novillada con posibilidades en la primera plaza del mundo.
Fue para Cadaval. Las gaoneras limpias de Toñete lo provocaron. El sevillano se fue por chicuelinas. Cadaval se había estirado ya con una buena larga cordobesa. El novillo tenía genio. Suelto, manseó siempre un poco. Embestía como un tejón lanzado a la muleta que le presentó Cadaval de rodillas. Hubo un muletazo muy bueno. La embestida tenía motor fuera borda, emocionante.
Cadaval tuvo la virtud de limpiar los muletazos aunque eran tandas cortas. Por fin una de derechazos en los mismos medios de cinco con el de pecho. La gente no entraba del todo. O por el ajuste, que faltaba, o por la falta de reposo que había en todo: la velocidad la marcaba el novillo. Cosas de la edad. Al natural hubo un frenazo. Y así discurrió el resto hasta que el sevillano cogió la espada. Bueno Extranjero.
El novillo Joyero II salió disparado directo al burladero de matadores. Literalmente se estrelló. Después bajo el 6, como un billar, de tronera a tronera. Hubo fogosidad en los primeros segundos. A Cadaval lo desarmó antes de completar un volatín. Este utrero fue obediente y tuvo fijeza. Un poco dormida la embestida. Coincidió su salida con la llegada de la tormenta. El aire molestaba. Se llenó el ambiente de conversaciones mientras Cadaval lo intentaba. Muy desangelado todo.
Toñete quiso hacer las cosas despacio también con el tercero. Templadas, como el muletazo en el tercio, relajado y suave. Tenía calidad para acariciarlo este novillo. Algo apagado. Los muletazos de más entidad llegaron por la izquierda.
El primero de la tarde fue el novillo más medido de hechuras que ha salido en varios años en Madrid. Burraco, tenía aire de buen utrero. No ese muro donde se estrellan los chavales. Era obediente. Con el tranco suelto, siempre mirando a tablas. Atienza lo recogió en los medios con un cambiado. Al final alcanzaron las tablas y paralelo a ellas hubo embestidas buenas y muletazos con trazo. Mejor para dentro. Atienza lo buscó siempre.
Para recibir al cuarto, Pablo Atienza se fue a chiqueros. A Fernando Fernández Román no le gusta esta suerte. Se puso el novillero un poco lejos. Es un trago de cicuta estar ahí, hasta el aire sabe amargo. "No es arte". Argumentos flojitos. Salió el cuarto cambiando el aire de la primera mitad de novillada. Más feo, altón, agresivas las formas. Se libró el trance con limpieza. Este novillo se movió. El embroque a media altura, eso sí al principio. En los medios hubo pugna por ver quién llevaba la iniciativa. Al cuarto muletazo se enfadaba el bicho, y perdiendo dos pasos lo entendió Atienza. A más el toro, un punto entregado, aburrido al final. El depósito de embestidas medido. Atienza escuchó dos avisos y el novillo una ovación.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Lunes, 21 de mayo de 2018. Décimo cuarta de feria. 15.763 espectadores. Utreros de Conde de Mayalde, 1º rajado, emocionante el 2º, apagado el 3º con clase, se movió el 4º, 5º obediente, 6º bueno.
Pablo Atienza, de rioja y oro. Espadazo que hace guardia. Cuatro descabellos. Aviso (silencio). En el cuarto, espadazo perpendicular y suelto. Tres descabellos. Dos avisos (silencio).
Alfonso Cadaval, de corinto y oro. Estocada trasera (ovación). En el quinto, espadazo casi entero y tendido. Tres descabellos (silencio).
Toñete, de azul cobalto y oro. Pinchazo trasero y espadazo caído (división de opiniones). En el sexto, espadazo contrario (oreja).