“¡No he afeitado ningún toro! ¡Nunca!”, exclama Manuel Vellosino, propietario de la ganadería salmantina Vellosino, al otro lado del teléfono. Es el último ganadero acusado por la afición de fraude por la manipulación de pitones. Las fotos de sus cuatreños –toros con cuatro años de edad– con los cuernos presuntamente manipulados han corrido entre los aficionados por las redes sociales, reflotando un debate legendario en el sector taurino.
La afición ha sospechado históricamente de los toros que lidian las figuras del toreo. Ni siquiera Manolete se libró de las denuncias de fraude. Este verano el protagonista ha sido El Juli tras lidiar en la plaza de toros de Guijuelo una corrida de ese hierro. Las fotos de los pitones realizadas con un móvil se hicieron pronto virales y, sin confirmación, se asumió el engaño.
“Nunca he afeitado mis toros. Tienen un trato complicado, rematan mucho y los pitones en esas plazas tienen un tamaño menor”, intenta explicar el ganadero las razones del estado defectuoso a simple vista de los pitones y no sólo en Guijuelo: hubo también sospechas de los pitones de los toros que lidiaron Morante de la Puebla y Manzanares en Valladolid, “burdamente trabajados”, escribió Zabala de la Serna esa tarde. “Es ridículo. ¿Por qué dice eso? No tiene razón”, le reprocha el ganadero al cronista.
El afeitado consiste en reducir la longitud del pitón del toro cortándolo. Luego, se le intenta dar apariencia de normalidad raspando y lijándolo hasta reconstruirlo con el nuevo tamaño. El torero asume así con más facilidad el esfuerzo de torear y los aficionados creen que se están lidiando toros íntegros, con los pitones intactos.
Esta operación, en la que a veces sólo se lijan las puntas –el veneno–, se realiza en el llamado mueco, un cajón de curas presente en las explotaciones ganaderas que facilita el manejo del ganado bravo. Se introduce al toro en su interior, sujetándolo mecánicamente por el cuello. Ambos pitones aparecen por dos orificios situados a cada lado de la cabeza. Al toro se le tapa la visión con un trapo para tratar de tranquilizarlo durante el proceso. “El sufrimiento es, sin duda, muchísimo mayor que el que pueda producirle la lidia, porque no tiene ninguna posibilidad de defensa”, opinaba Joaquín Vidal en 1983.
Ciencia versus Vellosino: fight
El cuerno está dividido anatómicamente “en tres partes: la cepa –parte proximal–, la pala –parte media– y el pitón –parte distal–. Es una producción epidérmica”, explica el doctor Juan Manuel Lomillos, profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad CEU-Cardenal Herrera de Valencia, a través de un correo electrónico. “Llamarlos astas es incorrecto. En su composición, de la que depende la dureza, aparecen minerales como el calcio, hierro, magnesio, sodio, potasio y fósforo”.
El afeitado puede provocar dolor en el toro si la manipulación “disminuye el macizo córneo del pitón hasta llegar al plexo de vasos y nervios situado en la dermis”, es decir, “bajo el estuche córneo”. Entonces, se vería afectada “la sensibilidad del animal”, produciéndose, a veces, “hemorragias perceptibles por el espectador”. En Béjar, un vellosino sangraba por el pitón. “Fue un toro que estaba de sobrero y remató mucho en los corrales a las puertas”, defiende su propietario.
“Cuando un toro íntegro remata”, a un burladero o en los corrales, “no siente dolor más allá del golpe de la cornamenta sobre la madera”, explica el profesor Lomillos, “como cualquier otro mamífero podría sentir al arañar un objeto con fuerza o al dar una coz”. Sin embargo, “en el caso de un animal con una amplia manipulación previsiblemente el golpe en un burladero le causaría un dolor agudo”, advierte el experto.
Manuel Vellosino argumenta que tanto en las corridas de Guijuelo, Valladolid o Béjar los pitones podrían tener esa apariencia porque “los toros tienen el vicio de meterlos en el suelo”. El doctor Lomillos, uno de los autores del libro La cornamenta del toro de lidia: análisis de su integridad y efecto del enfundado, entiende que “esta sintomatología, conocida como hormiguillo, no está suficientemente estudiada en la raza de lidia. El desgaste natural por el rozamiento en el día a día de un bovino es muy bajo”.
Las causas de este comportamiento las provoca la alimentación. “Los animales ‘de saca’ [seleccionados por el ganadero para la lidia] se someten a un cebo intensivo durante el último año, alimentados con raciones de pienso altamente energéticas, con el objetivo de conseguir el desarrollo muscular y el peso exigidos en las plazas. Este cebo tiene efectos secundarios como la acidosis ruminal, que puede provocar dermitis crónica en pezuñas y cuernos generando un picor que el animal intenta aliviar rozándose contra todas las superficies que encuentra en su hábitat”. Este trastorno, sin embargo, “ha sido ampliamente estudiado permitiendo mejorar la alimentación del toro de lidia y reducir los problemas digestivos”, es decir, provoca un efecto secundario menor que hace una década.
La pérdida de la noción de las distancias por el afeitado, una de las excusas para ejecutarlo y así librar al torero de una cogida por milímetros, “no está estudiada científicamente”, señala el profesor Lomillos. “Podría ocurrir, pero igual que pasa con un mamífero cuando se corta las uñas. Si bien, se recobraría al poco tiempo, cuando el animal se haya cerciorado de ese acortamiento en sus defensas tras rematar en varios obstáculos”.
"El 'afeitado' existe y está a la orden del día"
Emilio de Justo, Pepe Moral, Thomas Joubert o Paco Ureña han caído gravemente heridos en un tramo final de temporada muy duro. Algunas voces pretenden enterrar la polémica con las cornadas. La lógica de ese razonamiento señala que se afeitan todos los toros. “El afeitado existe y está a la orden del día: se arreglan el 100% de las corridas de toros”, dice un matador de toros en activo que insiste en no hacer público su nombre. “Arreglar es limpiar los pitones, no tiene mayor historia. Ahora se ha puesto de moda volver a hablar del afeitado y no sé qué. Se arreglan, para bien o para mal, todos los toros de todas las ganaderías”, insiste este reconocido torero.
“Pienso que cuanto menos se hable de este asunto, mejor. Se ha hecho toda la vida. Hay toros con los pitones jodidos y para llevarlos a la plaza hay que limpiarlos de cualquier astilla. A algunos les hace falta y a otros no. Pasa en todos lados”, señala.
Para él, afeitar no es sólo “cortar los pitones”. “También”, comenta, “se les saca punta. Es muy raro el toro que sale sin tocar, limpio. Me extraña mucho, la verdad, que salga alguno así. No sólo se cortan los pitones, muchas veces se les saca punta también”, repite.
Un torero andaluz retirado pide anonimato y explica en un mensaje de WhatsApp que ha visto “afeitar toros para torearlos en el campo, nunca para ser lidiados en una plaza de toros”. Entre profesionales las conversaciones sobre este asunto son recurrentes. El matador de toros Juan Mora, en un tuit en el que comentaba un vídeo de una cornada en un entrenamiento a puerta cerrada, se refirió al peligro que tenían los toros afeitados y escribió que “es tremendo lo que es capaz de hacer un toro lógicamente arreglado. Debería hacer reflexionar a muchos que observan con lupa las astas [sic] de los toros”.
En gran parte de los festejos menores los aspirantes a matador de toros se enfrentan a novillos con las puntas intactas. La sospecha suele estar sobre las corridas que lidian los toreros más veteranos o figuras. En 2017, Hoyo de Pinares, un pueblo de Ávila, anunció dos novilladas y una corrida de toros, un total de tres mano a mano. “Encaste Santa Coloma con las defensas íntegras”, especificaba el ayuntamiento de la localidad, encargado de la organización de los festejos, sólo sobre el nombre de los novilleros. Respecto a la corrida de Valdefresno para El Cid y David Mora –con 18 y 12 años de alternativa respectivamente– no se concretaba nada. ¿Estaría manipulada?
La leyenda sobre el afeitado es amplia. El último matador que denunció el fraude de los pitones de forma abierta fue el maestro Antonio Bienvenida en 1952. Lo hizo en la radio, en diciembre, con la temporada finalizada. “Sí, los toros hasta ahora han salido afeitados, y de aquí en adelante sólo los torearé en puntas”, dijo.
Aquello provocó un terremoto en el sector taurino, y algunos matadores vetaron en los carteles a Bienvenida durante la temporada de 1953, cuya denuncia había provocado que volvieran a las plazas toros astifinos, según contaban los cronistas de la época. “De repente, el ganado bravo ya no se rascaba”, ironizaba Vidal en El País. “En 1954 los toros volvieron a ser romos […] cesó el veto a Bienvenida”.
La conspiración: objetivo Vellosino
–¿Nunca ha recibido órdenes de algún apoderado o empresa para afeitar una corrida de toros?
–No, nunca. Las corridas van acordes a la categoría de cada plaza. Esto es una campaña que existe contra la ganadería –indica Manuel Vellosino.
“¿Campaña? No, no tengo nada contra el ganadero ni contra la ganadería. Sólo viendo los animales... Es muy cantoso lo que se ha visto en Guijuelo, Béjar o Valladolid”, explica Alfonso Ibarra, el aficionado que hizo y colgó las fotos que resucitaron la polémica sobre el fraude en la manipulación de los pitones.
Ibarra es uno de los aficionados más activos en Twitter y esta temporada ha asistido “a más de 100 corridas de toros en España y Francia. Para mí era evidente”, explica. “Sólo puse un tuit acompañado de una imagen en el que decía que no había diferencia entre los toros de rejones y los destinados a la lidia a pie”. Aquella tarde en Guijuelo se celebró una corrida mixta con Ventura y Juli. Los toros para los rejones se afeitan siempre, por lo que la comparación era sencilla. “Salí asqueado de la plaza, me costó volver a ver un festejo”.
Uno de los pocos periodistas especializados que ha escrito sobre ello fue Javier Lorenzo, responsable de la sección taurina de La Gaceta de Salamanca, presente en los tendidos de Guijuelo durante el mano a mano entre El Juli y Diego Ventura. “Sí, es una plaza de pueblo pero hay unos límites que no se pueden sobrepasar”. Él es cauto a la hora de señalar si hubo o no fraude. “No lo puedo probar. Los pitones dejaban mucho que desear”.
Javier Lorenzo cree que así “se le falta el respeto a la gente que paga. Se necesitan unos mínimos para darle importancia a lo que sucede en el ruedo. Lo que hacen los toreros tiene mucho mérito y de esa forma no se ve”. Y escribió sobre ello: “Los principales referentes del toreo demuestran que esto les importa un bledo y tienen la poca vergüenza de reírse del aficionado en su propia cara”.
“La fotografía era tremenda”, se refiere a la imagen que acompañaba al artículo mostrando a El Juli desplantándose ante un toro con dos pitones ridículos. “No es volverse loco ni ser destructor”, enumera los reproches que suelen utilizar los taurinos cuando leen algo que no les gusta. “Ese día no hubo dignidad en el espectáculo”.
Sanciones sí, pero no muchas
El reglamento taurino nacional, Real Decreto 145/1996, de 2 de febrero, prevé un control para evitar “la manipulación”, explicando en el preámbulo que “articular las medidas precisas para asegurar la integridad del toro […] y la intangibilidad de sus defensas es un fin irrenunciable” analizando “con absoluto rigor científico y con total objetividad las posibles manipulaciones fraudulentas de las reses”.
Durante la celebración del último San Isidro, el presidente Jesús María Gómez mandó analizar los pitones de un toro de Miura lidiado el 3 de junio. El artículo 47 establece que los pitones de “las reses de lidia en corridas de toros y novilladas picadas estarán íntegros” y que corresponde al ganadero “asegurar al público la integridad de las reses de lidia”. El artículo 58 se refiere al análisis post mortem para “garantizar la integridad del espectáculo”. Según la norma, será el presidente de la plaza quien decida si un toro debe ser o no analizado “de oficio o a instancia de los veterinarios”.
Los cuernos enviados al laboratorio de la comisaría de Canillas de la Policía Nacional pertenecían al miura lidiado en tercer lugar por el matador de toros valenciano Román y dieron positivo por afeitado, según publicó en exclusiva Cope. “Aún falta la contraprueba. No podemos decir que haya dado positivo. El resultado aún no es público”, recuerda Jesús María Gómez. Fuentes conocedoras del caso comentan que “el reconocimiento post mortem busca por un lado defender la integridad y la pureza de la fiesta pero es hermético en cuanto a sus plazos y publicidad”.
Para Jesús María los pitones de ese toro de Miura “presentaban un aspecto externo bastante anormal, el escobillado era llamativo. Lo vi, se lo comenté al veterinario que tenía a mi lado y le pareció significativo”. Ya en el desolladero, Gómez se encontró con el ganadero. “Me montó bulla, me preguntaba que por qué a él. Le respondí que si estaba tan seguro de que no había nada podía servir para engrandecer y defender la divisa”. En las redes sociales los aficionados lo acusaron de conspirar con Simón Casas –empresario de Las Ventas– para perjudicar a Miura.
La CAM: "No sabemos si recibimos o no las actas"
Este presidente no había visto un caso “tan llamativo” en los otros festejos que ha presidido. “En la Feria de Otoño me toca la corrida de El Puerto de San Lorenzo y si hay algo parecido haré lo mismo. El ambiente se ha enrarecido desde que mandé analizar los pitones”. Las pruebas se revisan siguiendo una fórmula matemática. “Ya hay un primer resultado”, reconoce Gómez, “y tiene que concluir el proceso para poder hacerlo público”.
La sanción oscila entre los 4.500 y los 60.000 euros. Será el servicio de Espectáculos y Actividades Recreativas de la Comunidad de Madrid el que decida qué medidas se toman. “Tenemos que evaluar la actuación a la vista de las actas. A fecha de hoy tengo que examinar si las he recibido”, analizaba la situación Antonio Piñón este lunes, tres meses después de que Cope confirmase el afeitado.
“Somos competentes nosotros”, reconoce. “Las medidas que se tomen dependen del acta que se haya levantado. El proceso es largo, se resuelve en seis meses. Primero, se abre expediente, se eleva la denuncia a quien corresponda, se notifica al expedientado, que tiene 15 días para contestar, hay una propuesta de resolución, a la que también tiene derecho el expedientado a contestar… Así, se intentarán depurar todas las responsabilidades”.
En el departamento que dirige Piñón se da luz verde a los permisos para la celebración de festejos taurinos en la Comunidad de Madrid. “Son 1.800 festejos al año los que pasan por aquí. En septiembre estamos hasta arriba, la tercera parte de los festejos se producen en los primeros 20 días de mes. Lo tramitamos todo”, señala el responsable del área, quien aseguraba que el departamento de comunicación iba a dar más detalles de este asunto a EL ESPAÑOL y tres días después no se ha puesto en contacto con este diario.
El PSOE: "Es un fraude al espectador"
El PSOE ya ha registrado una petición de información a la mesa de la diputación permanente de la asamblea de Madrid, con fecha de 17 de julio de 2018 a las 13.55 horas, sobre el asunto del toro de Miura. “¿Qué actuaciones se han realizado y/o está previstas desde el Área de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas tras las denuncias al respecto de la posible manipulación de las astas [sic] de un toro en la pasada feria de San Isidro?”. En la sección de registro general e información el número de expediente es el 1.555 y el de registro de entrada el 10.254.
“Esperamos obtener la respuesta pronto. En medio ha estado agosto, que es inhábil. Es urgente dar explicaciones y que haya transparencia”, señala Diego Cruz, portavoz de la comisión de presidencia y portavocía del Gobierno de los socialistas, a este diario. “Tuvimos noticia de este asunto a través de algunos aficionados, peñas y asociaciones de abonados”, con los que mantiene una relación fluida desde el inicio de las obras de Las Ventas.
“Más allá de que sea en Las Ventas y en San Isidro, esto es un fraude que afecta a los consumidores. Parece que va demasiado lento. Tendrían que acelerarlo. Nuestra intención es sencilla: pedir información sobre las actuaciones que se han realizado o vayan a realizar a los organismos competentes”, añade Cruz. “Es una trampa en la feria más importante del mundo”.
La Unión de Criadores de Toros de Lidia, UCTL por sus siglas, no contempla ninguna sanción por afeitado a sus socios. “Se sanciona todo el tema de fraude administrativo, malversación de papeles, irregularidades de este tipo”.
El hierro Olga Jiménez –propiedad de Matilla– fue sancionado con 10.000 euros y cuatro meses sin lidiar en Andalucía por un positivo en la Feria de Granada en 2015. Albarreal y Vellosino también dieron positivo en 2015 por uno y dos toros respectivamente lidiados en Huesca. En los 80 cuatro ganaderías fueron inhabilitadas por el Ministerio del Interior por afeitar sus toros. “El afeitado no se sanciona porque se parte de la premisa de que no existe”, indican desde la asociación ganadera con más miembros inscritos.
“Dicen que afeitamos hace unos años, que dio positivo un toro, pero a mí todavía no me ha llegado ninguna notificación. La culpa es nuestra. Parece que la gente no nos perdona no estar en las revistas ni dar entrevistas o no hacer visitas en la ganadería”, aclara Manuel Vellosino.
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