La ruina de Morenito, Pepe Moral y Garrido
Trigésimosegunda de feria.- Un saldo de fuenteymbro mantiene en vilo a los tres matadores, que no encontraron el modo de transcender con una corrida media.
14 junio, 2019 22:43Quizá el cartel de este viernes estuviera diseñado pensando en el ambientazo que tendrían los tres toreros al final de feria. Llegaron sin nada: era el último cartucho en el San Isidro de la oportunidad. Demasiada presión para los matadores, agarrados con una mano a la cornisa de Madrid. El cartel de la reválida, también para Fuente Ymbro, que salvo dos toros —incluido el de Perera—, aterrizaba hoy para arreglar el borrón: siete minutos después de las siete se fue a porta gayola Morenito de Aranda para solucionarlo.
Lo que salió por chiqueros era el fondo de armario de la ganadería. El producto a punto de caducar, como ese primero que cumplía seis años en julio. Las hechuras tenían el trapío de los feos. Asustaban como asusta Enrique San Francisco.
Suspendieron los tres toreros. Quizá sea duro pero hay que exigirle a los que están cerca de traspasar el umbral de las ferias. Sobre todo a los que dan vueltas un poco sin rumbo con varios años de alternativa. Ya no son tan jóvenes. No les sirvió una corrida de toros medios: ruina. Madrid está siendo muy Madrid en el final de feria.
El primero fue gigante. Manso, Vinazo se le iba en los doblones a Morenito de Aranda. Los muletazos por bajo no consiguieron su propósito. Era difícil echarle el lazo al fuenteymbro. Igual que ganaron la segunda raya, volvía el toro siempre para dentro. Ideal para el torero, pensé, que tiene un trazo perfecto para armar el puzzle de embestidas sueltas. La trincherilla del inicio aprovechó las inercias. Igual que el cambio de mano, recortado. Vinazo salía aventurero de los vuelos. No se empleaba. Empezó a volver, muy abierto, y Morenito acompañaba. Los derechazos calaron, cerrado el matador en sí mismo, componiendo. Dio una vuelta completa, circunvalando los flecos Vinazo, escapando, en realidad. Soltaba la cara y quizá por eso no se metió en sus terrenos el torero, el paso adelante que taponara la hemorragia de mansedumbre. Se tiró descaradamente a los bajos.
El quite por verónicas de Morenito al cuarto escarbó la embestida. Pocos toreros cambian tanto cuando tienen los trastos en las manos. Juro que lo he visto recto por la calle. Nadie había construido antes una mina con el capote hasta Morenito de Aranda en Las Ventas: el lance tenía la chepa del espeólogo. Ese estilo triunfó aquí no hace mucho. Pocos partidarios le chillaron ahora la verónica subterránea: le falta el casco. No se empleaba demasiado Sacacuartos, mejor hecho, pero malaje a primera vista. Esos pitones, las aristas de los cuartos traseros. Iba y venía. Con la muleta, lo toreó Morenito de Aranda sin exigirle. No había mando. Los muletazos cortos, echando el telón. La faena tuvo una intensidad media. Palmitas a la calidad justa, pidiendo oxígeno. Me pareció que hacía un esfuerzo en todos los embroques. No venía muy metido, es verdad, Sacacuartos. Casi le echa mano; se quedó sin muleta a la que seguir. Volvió a matar muy mal.
Las puntas del quinto eran un dedo de hechicero viejo. Se afinaba el pitón izquierdo perdiéndose en el vacío. Como si las encinas tuvieran sacapuntas. La naturaleza tiene estas bromas. Parecía que continuara en el aire hasta el infinito. Detrás de los pitones, había un toro despegado. La cabeza paría al fuenteymbro desgarbado. Además del viento, que revoloteaba, poniendo difícil sostenerse ahí delante. La combinación era explosiva. Moral se fue a los medios. El pase cambiado tuvo intensidad. Al siguiente, el toro no quiso, pidiendo muleta por delante. Esa tanda acabó regular. Pepe Moral dudó en el de pecho. La muleta era una bandera. Al toro no le sentaban bien esos terrenos tampoco. Más cerrados, los muletazos llegaban haciendo cola, de uno en uno. A Pepe Moral le saltó el despertador. Ahora o nunca, se dijo. Rompió la barrera invisible luchando contra sí mismo, los instintos, tratando de cambiar las luces fundidas. Ni con esas. No se fue detrás de la espada. Habrá que empezar a hablar de Julián Guerra pronto, un coach del revés: aligera el escalafón.
Qué feo era el segundo toro. El perfil transparentaba la estructura, los andamios a los que se pegaban la carne. Tenía pinta de corredor de fondo. Las curvas caían sin personalidad. Ni los pitones arreglaban el páramo, tan simples. ¿Dónde estaban los 597 kilos? Como la embestida, aunque algún tramo resultó humillado: obligaba el inicio por bajo. Pepe Moral domina ese tipo de muletazos. De pie, estuvo más espeso. El toro gazapeaba cuando le dio distancia. Ahogado en su condición, se quedó sin gasolina. No se iba de los vuelos. Había una incógnita que despejar en todo ese embrollo de muletazos. En el Grand Prix unos tipos disfrazados de lobos entraban en una maraña de cuerdas tensas. Así luchaba Pepe Moral, atascado entre la embestida del toro y él mismo.
Patrullero, el tercero, trastabilló corriendo por el capote. Se intuía cierta lesión. Perdía las manos como si hubiera cogido mal una cinta transportadora. Garrido tenía ganas de arreglarse. El toro fue asentándose, había confianza en la muleta del matador, además, esperó las medias embestidas estirándolas: parecía el toro bueno, a pesar de quedarse en los tobillos. Los pases de pecho a pies juntos tuvieron arrebato, como si el matador quisiera que lo inmortalizaran en bronce a cada paso. Garrido torea inyectándole adjetivos a los muletazos. Apretó una tanda, le gustó a la gente. Tragó derrapes interiores, esos parones. Lo mató fatal.
Devolvieron al sexto. A muchos les fastidió el viernes. Le iban a poner el segundo par cuando una protesta animó la tarde. El sobrero de Mayalde tenía las mejores hechuras de la tarde. Redondo, cuajado, rematado. Perdió la vaina estrellado contra el burladero. Buscó al caballo de la puerta. Había una invalidez latente. Hizo cosas de sobrero en el capote de Garrido, bufando a las sombras. Recorrió más kilómetros que Makelele en la lidia. Las pisadas del toro levantaban la arena. Garrido no pudo sacar nada.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Viernes, 14 de junio de 2019. Tres cuartos de entrada. Toros de Fuente Ymbro, manso el 1º, a menos el 2º, con media embestida el 3º, se dejó el 4º sin humillar, 5º sirvió y un sobrero, el soso 6º bis de Conde de Mayalde.
Morenito de Aranda, de verde botella y oro. Pinchazo caído y estocada baja (silencio). En el cuarto, pinchazo, estocada atravesada y espadazo tendido casi entero. Aviso
Pepe Moral, de azul pavo y oro. Pinchazo, estocada casi entera (silencio). En el quinto, pinchazo bajo, espadazo caído. Dos descabellos Aviso (pitos).
José Garrido, de arcilla y oro. Medio espadazo trasero y atravesado. Aviso (silencio). En el sexto, pinchazo arriba, pinchazo sin soltar, pinchazo y estocada. Tres descabellos. Dos avisos (pitos).