Iago y Estrella se recuperan en Bangkok de las heridas físicas que sufrieron durante el accidente de un avión en Singapur, aunque las psicológicas tardarán más en sanar. Así lo cuenta a Treintayseis Iago, amante de los viajes y recién casado con Estrella, con quien comenzaba su luna de miel. 

El de Londres a Singapur era el segundo de los vuelos que debían coger para llegar a Nueva Zelanda, primer destino de su viaje de novios. "Nos casamos el 17 de mayo y este era nuestro segundo avión, camino de Nueva Zelanda" y, explica Iago, que no sabe cuándo podrán (o querrán) retomar el viaje donde lo dejaron. 

Cuando empezó todo llevaban ya 10 horas de vuelo, "bastante tranquilo hasta ese momento", dice Iago. La mayoría de pasajeros estaba durmiendo cuando empezó el servicio de desayuno, poco antes de la primera turbulencia fuerte. "La gente empezó a despertarse y a levantarse para ir al baño y estirarse y yo estaba haciendo lo mismo, tenía el cinturón desabrochado porque quería levantarme: soy muy alto y los asientos son pequeños", explica. "De repente hubo un par de turbulencias bastante grandes pero dentro de lo habitual, con lo que enseguida nos dispusimos a abrocharnos los cinturones".

El problema fue que, aunque Estrella sí que pudo abrocharse, a Iago no le dio tiempo a cerrar el cinturón de seguridad y salió disparado hacia el fuselaje interno del avión cuando éste cayó en picado. "Me golpeé muy fuerte en la cabeza y después caí sobre el reposabrazos, que estaba en posición vertical: creí que ahí había acabado todo porque tenía un dolor brutal". 

Durante unos minutos de confusión en los que Iago y Estrella vieron cómo pasajeros y equipaje "salían volando: la imagen era terrorífica". El joven, de hecho, reconoce que no recuerda con nitidez los instantes posteriores al golpe "porque estaba doblado de dolor". 

Una lenta recuperación a miles de kilómetros de casa

Afortunadamente, Estrella solo sufrió algunas contracturas en la espalda, gracias a que pudo abrocharse a tiempo el cinturón de seguridad. No hubo tanta suerte para Iago, que se fracturó una vértebra del cuello y sufrió varias contusiones fuertes. 

Como consecuencia de las graves heridas del gallego, estuvieron ingresados 14 días en un hospital de Bangkok, donde les dieron el alta el pasado martes. "Ahora únicamente tenemos que ir a rehabilitación", explica el joven. 

Por el momento, desconocen la fecha de regreso a casa, aunque repetirán el TAC de Iago el próximo 11 de junio para saber si es viable volar de vuelta a Vigo. "No sabemos cuándo volveremos, pero va a ser un reto coger el avión de vuelta, aunque nuestro mayor hobbie era viajar".