Un reciente estudio de The Family Watch dice que más de un 70% de las parejas jóvenes habían decidido posponer sus planes de ser padres tras el año 2020. Una pandemia, un confinamiento, la inseguridad económica y mucha incertidumbre son las principales razones por las que muchos han decidido que no es el mejor momento para traer un niño o niña al mundo.
Pero hay mucha gente que, a pesar de haber vivido un año "loco", ha decidido seguir adelante con su plan de formar una familia. Carmen se quedó embarazada en febrero, sin imaginarse que su hijo nacería en plena segunda ola. Lara pensó que este año era tan bueno como cualquier otro para tener un niño y su bebé ha sido uno de los primeros vigueses del 2021.
Estas dos madres han hablado con Treintayseis para contar sus miedos, sus esperanzas y todo lo que ha supuesto vivir un embarazo y un parto durante una pandemia mundial sin precedentes.
"Supe que estaba embarazada a principios de marzo"
Carmen es sevillana pero lleva ya algunos años viviendo con su marido en Pontevedra. Se quedó embarazada a principios de febrero y se hizo el primer test a mediados de marzo, su primera ecografía habría sido la primera semana del Estado de Alarma. "Obviamente me cancelaron la cita enseguida, pero la matrona me atendió por teléfono". No fue hasta abril, en la semana 12, cuando la dejaron salir para hacerse la primera ecografía del embarazo.
"Obviamente lo primero que pensé fue en cómo le contaría a mi familia que estaba embarazada por videollamada. Fue duro saber que ese momento de alegría tendría que ocurrir a miles de kilómetros", confiesa Carmen. Cuentan que no pudieron viajar a Sevilla hasta el quinto mes de embarazo a causa de las restricciones, por lo que todos sus familiares y amigos se enteraron de que iban a ser padres en una videollamada.
Alejandro, el padre, cuenta que para él sin embargo fue todo un alivio saber que vivirían esa etapa juntos y solos, "pasamos muchísimo tiempo juntos y lo agradecimos, incluso me gustó que nos tocasen meses de confinamiento durante el embarazo porque yo los disfruté con mi mujer, que era lo que me apetecía hacer".
No obstante, aunque ella sí que pudo teletrabajar durante todo el embarazo, el trabajo de él no se lo permitió en un principio, por lo que el miedo al contagio eclipsó un poco la felicidad de los primeros meses. "Sobre todo porque no sabíamos nada del virus, cuando fuimos a la primera ecografía ni siquiera había protocolos claros en el hospital, cada médico hacía lo que consideraba que era correcto", dice Carmen.
Cuentan que su primera visita al Hospital Provincial de Pontevedra fue "sorpresa": no sabían si el padre podría entrar a ver la eco, no sabían si podrían ver al niño, "ni siquiera sabíamos si estaba embarazada de verdad porque solo me había hecho el test de la farmacia". Esto ocurrió a mediados de abril, cuando la Covid-19 todavía era una gran desconocida y toda España estaba paralizada.
"¿La peor etapa? El último mes de embarazo"
Tras un verano medianamente tranquilo, Carmen y Alejandro habían podido ir a ver a sus familias a Sevilla, habían recuperado algo de su vida social y, en general, todos los ciudadanos estábamos más tranquilos tras haber superado la primera ola. Carmen confiesa que "no creía que la segunda ola fuese a ser tan fuerte, si no, habría vivido el verano más agobiada".
Desde la semana 20, además, Alejandro pudo entrar a ver las ecografías y por fin conoció a su bebé. "Esa fue la etapa más bonita, el verano lo vivimos tranquilos, tomando muchas precauciones pero disfrutando a la vez", dice el padre.
Su bebé nacería a principios de noviembre y ellos contaban con poder volver a Sevilla antes del parto, pero la segunda ola volvió a cambiar sus planes. "Lo peor fue el último mes, porque encima de estar lejos de nuestras familias estábamos lejos de nuestros amigos para no arriesgarnos a dar positivo, y eso fue lo más difícil".
Carmen se refiere a los protocolos anti-Covid del hospital, que los sanitarios les habían contado en la última ecografía: si alguno de los dos daba positivo el día del parto, el padre ya no podría estar en la sala mientras ella daba a luz. "El aislamiento fue voluntario, por supuesto, porque yo no quería arriesgarme a que no me dejasen ver nacer a mi hijo por haberme ido a tomar un café con unos amigos", dice Alejandro.
El 7 de noviembre, un par de días antes de lo previsto, nacería el pequeño Antonio en Pontevedra, con todas las medidas de seguridad y con sus padres juntos en la sala de partos.
El boom de los bebés del confinamiento
Lara e Isma fueron padres el pasado 10 de enero y su bebé es uno de los vigueses concebidos durante el confinamiento de marzo. "Me quedé embarazada a principios de abril, queríamos ser padres pronto y la pandemia no cambió nuestros planes". Lara dice que las propias matronas reconocían que hay algo de boom de natalidad en estos meses en los que se cumplen 40 semanas desde el confinamiento.
Para ella el embarazo transcurrió casi entero fuera de casa, excepto ese primer mes de abril, Lara no ha vivido ningún trimestre confinada. "Lo mejor de todo es que pude salir a pasear e hice deporte al aire libre todo el embarazo", cuenta Lara. Además, como las primeras ecografías ya se harían pasada la primera ola, su marido pudo entrar con ella en todas las visitas al ginecólogo.
También trabajó de forma presencial hasta el último mes, porque su médico de cabecera no consideraba que las embarazadas fuesen un grupo de riesgo. "La empresa sí que me dio muchas facilidades y tomaron muchísimas medidas, porque trabajo de cara al público, se portaron muy bien".
A principios de año, tras "las navidades más raras de nuestra vida", nacía Luca en Vigo, abriendo una nueva etapa de felicidad y miedo (casi) a partes iguales.
El miedo llega cuando el bebé nace
Además de ser primerizos, estas dos parejas tienen el miedo añadido de la Covid-19. "Antes de dar a luz te aseguran que aunque tú te contagies al bebé no le pasará nada, el miedo viene cuando no sabes cómo reaccionaría tu niño si tiene el virus", dice Lara.
Ambas parejas coinciden en que lo mejor de tener un bebé en pandemia es vivir solos los dos días del hospital. Las visitas no están permitidas en el hospital, por lo que "esos dos días los aprovechamos al máximo para conocer a nuestro bebé y para disfrutar de nuestra nueva felicidad", cuenta Lara.
Carmen y Alejandro vivieron ya sus primeras navidades siendo padres, y esta vez sí podían viajar a Sevilla. "Nuestro regalo de Navidad fueron pruebas de antígenos para todos", dice Alejandro. Así, pudieron comer en Navidad con una familia y en Reyes con otra, "siempre tomando todas las medidas de seguridad, no queríamos correr ningún riesgo".
Lara e Isma dicen que para ver a su bebé hay que cumplir unas estrictas medidas de seguridad también en casa. "Mis padres han venido a ver al niño, por supuesto, pero con mascarillas y lavándose las manos al entrar en casa", dice la madre. También Carmen y Alejandro han implantado "medidas Covid" en su casa, para asegurarse de que al niño no le pase nada. "Al que no le guste tiene dos problemas, enfadarse y desenfadarse", ríe Lara.
El mejor año de sus vidas
Como es lógico, madres y padres sonríen ante la pregunta "¿cambiarías algo del 2020 si hubieses sabido que venía una pandemia?". La respuesta es evidente y rotunda: "¡claro que no!"
Carmen y Alejandro ríen mientras dicen que para ellos el 2020 ha sido un gran año, "incluso pediría otra pandemia si tenemos otro hijo", bromea Alejandro. "El teletrabajo y el permiso de paternidad junto a las vacaciones de Navidad están haciendo que disfrute de mi hijo mucho más que si hubiese nacido un año normal".
Lara, por su parte, es muy optimista y cree que ni mil pandemias podrían haberla hecho cambiar sus planes. "No se puede vivir con miedo porque no sabemos cuándo va a terminar. Queríamos ser padres y no podemos ser más felices, las circunstancias externas no deberían quitarle las ganas a ninguna madre porque esto es maravilloso".