Como todo, la noche, el ocio nocturno, los locales de moda, también cambian, evolucionan y viven sus ciclos "naturales". Unos duran décadas, otros, el éxito puntual en una generación o de una ubicación privilegiada en el momento adecuado. A veces se alinean los astros para que algo funcione, y otras, se encuentra detrás el acierto de los dueños de la noche, que dan en el clavo con el cuándo, el cómo y el dónde.
Si por algo ha destacado la ciudad de Vigo en su historia más reciente es por saber aportar a la demanda de ocio nocturno los locales en los que disfrutar cuando el sol se va y los jóvenes salen a relacionarse en los locales de moda. La movida viguesa dio lugar a establecimientos que duraron décadas, en los que bailaron y se divirtieron varias generaciones. Otros llegaron algo más tarde, ya en los 90 e incluso con los primeros años de siglo XXI. Hacemos un pequeño repaso de algunos de los locales vigueses que pudiste disfrutar si fuiste alumno de EGB.
Nova Olimpia
Es uno de los grandes clásicos de la ciudad, que vivió varias décadas de oro en los años 70, 80 y 90. A muchos les quedará lejos, pero sin duda, algunos aún recordarán aquellas noches en la sala de fiestas de ubicación privilegiada en un edificio histórico de la ciudad olívica y donde se bailaba "agarrado".
El Manco de Lepanto
Se trata de uno de los míticos establecimientos de la movida viguesa y cuya vida se alargó hasta la segunda década del este siglo, con un cierre en 2015 que entristeció a más de un asiduo de la noche olívica. Este local de última hora, del que se salía con gafas de sol fue, junto a Nova Olimpia (aunque con un ambiente bastante diferente, más rocanrolero y transgresor), uno de los más longevos de la ciudad y que disfrutaron distintas generaciones de vigueses.
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Situado en la Avenida de Europa, próximo a la playa de Samil, este otro after vio pasar por su puerta a miles de jóvenes durante la década de los 90 y la primera del nuevo siglo.
Una amplia edificación individual cuya terraza y jardín constituían algunos de sus grandes atractivos. Muchos de sus clientes, además, aprovechaban la visita a este local para volver a casa "desayunado", ya que durante un tiempo contó en su terraza con un servicio de hamburguesas y bocadillos. Para muchos, el final de noche perfecto.
Vanitas
Aunque no formaba parte del municipio olívico, sino del contiguo Nigrán, este local movió masas de jóvenes vigueses de dos generaciones. Situado en la carretera PO-552, que une Vigo y Baiona "por el interior", fue el local de éxito de muchos veranos de los años 80 y 90. Una edificación individual con una terraza en la zona de la entrada que fue parcialmente demolida en 2013 por el derrumbamiento de su tejado debido a la pésima situación del abandonado local, que cerro sus puertas definitivamente a principios de los años 2000.
Además, la discoteca contaba con un "servicio de parking", un gran descampado a pocos metros del local en el que los conductores aparcaban sus vehículos antes de acudir a la fiesta.
Fun Board
También de aquellos veranos de los 90 fue todo un clásico este local, más bien "pijito", del ocio nocturno vigués. Situado en un enclave de lujo frente a una de las mejores playas de la ría de Vigo, Playa América (Nigrán), uno accedía a este local después de atravesar una amplísima entrada con jardín a sus lados. Todo frente al mar. Sin duda, uno de los mejores establecimientos nocturnos del momento.
Sol
Volvemos al centro de la ciudad olívica para recordar otra de las discotecas de moda de los años 90: Sol. Aquel local en la calle Carral y con dos plantas en las que sonaba música de distintos tipos, permitía a los jóvenes ir variando de estilo durante la noche, de los hits del año de pop español a un sonido menos comercial y más roquero e internacional.
Óxido
Fue uno de los primeros locales de música electrónica de Galicia, por lo que desde su apertura, a principio de los años 90, atrajo a muchos jóvenes de otras localidades gallegas e incluso del país vecino, Portugal, que venían a la ciudad olívica a disfrutar de las sesiones tecno de este emblemático (lo fue para muchos) local.
Situado en una nave en la avenida de Madrid, acudían aquellos enamorados del sonido electrónico a los que la noche se les hacía corta y se negaban a retirarse incluso aunque el sol empezara a asomar por el este.
Public
Al final de la playa de Samil, en la desembocadura del río Lagares se encontraba este curioso establecimiento que ocupa un gran espacio haciendo curva entre la Rúa do Río y la calle Canido, frente a las pistas de tenis de Samil.
Vivió su época dorada en los años 90 y aguantó el tirón durante la primera década del nuevo siglo.