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El acusado de matar a un hombre en Ourense por 2 gramos de cocaína dice que "se arrepiente"
Los hechos ocurrieron en febrero de 2020 y la Fiscalía solicita una condena de 12 años de prisión por un delito de homicidio y un delito leve de hurto
7 marzo, 2022 18:23OURENSE, 7 Mar. (EUROPA PRESS) –
El acusado de matar a un hostelero del casco viejo de Ourense por 2 gramos de cocaína ha afirmado en el juicio que se "arrepiente" y que la víctima "no merecía perder así la vida".
"Si pudiera volver atrás, me hubiera ido cuando me lo pidió", ha alegado el acusado en la sesión del juicio que acoge la Audiencia Provincial de Ourense hasta el próximo miércoles, el primero con jurado popular desde el año 2019.
Según el escrito de la Fiscalía el 4 febrero de 2020, el acusado se desplazó hasta el bar de la víctima con la finalidad de "comprarle sustancias estupefacientes como ya había hecho en otras ocasiones", portando con él una pistola propiedad de su suegro y desconectando el teléfono móvil.
Una vez en el bar, que estaba cerrado al público, el acusado solicitó que se le entregasen 4 gramos de cocaína, pero la víctima "solo entregó dos puesto, que le debía dinero de compras anteriores". Así se inició una discusión que acabó en pelea.
"El acusado dio un fuerte empujón" al hostelero que se cayó al suelo e intento coger un cuchillo, pero el acusado, "con ánimo de atentar contra su vida y con intención de causarle la muerte" le sujetó la mano y le pegó en repetidas ocasiones con la pistola en la cabeza.
Con la víctima en el suelo el hombre, para el que se pide 12 años de prisión, cogió una botella, la rompió y con el gollete se lo clavó varias veces en el cuello, provocándole la muerte.
Consumía hasta 6 gramos diarios
Todo ello lo recoge el escrito fiscal y todo ello lo ha contado el propio acusado ratificando en la vista el reconocimiento de los hechos que mantiene desde que fue detenido en mayo de 2020.
El detenido ha explicado que en el momento de los hechos consumía hasta 6 gramos de cocaína diarios, excusándose en que "eran los necesarios" porque tenía que "mantenerse despierto" en una taberna que regentaba en el ayuntamiento de Celanova. Además, ha manifestado que era una conducta que repetía desde los 25 años, teniendo en la actualidad 40.
Desde que lo detuvieron en mayo del 2020 ha estado en prisión provisional en el Centro Penitenciario de Pereiro de Aguiar, en el módulo de desintoxicación. "Ahora estoy limpio y solo tomo medicación para dormir porque tengo remordimientos", ha afirmado.
Deuda con él
Así, a preguntas tanto de la Fiscalía como de la acusación particular, que representa a una de las hijas de la víctima, el encausado ha trasladado lo sucedido.
Llamó al propietario del bar para que le vendiera la cocaína, "se había marchado del local pero le dije que por favor volviera que la necesitaba". Había estado en otras ocasiones en el mismo bar adquiriendo porque "un cliente" de su taberna los había puesto en contacto.
La noche del suceso acudió a la cita tal y como indican en el escrito fiscal con el teléfono móvil desconectado y con una pistola qué pertenecía a su suegro, sin embargo ha matizado que el móvil "se quedaría sin batería" y que la pistola "solo la llevaba para protegerse", que "no sabía usarla".
"Yo tenía una deuda de unos 300 euros con él y un par de días antes me dijo que sabía dónde vivo, que tengo una taberna y que podía venir a por mí si no la pagaba. La llevé por precaución", ha esgrimido. Preguntado sobre si la situación era tan tensa cuál fue el motivo de acudir a la cita ha dicho que "fue el mono, debía ir sí o sí".
Cuando llegó al local la persiana estaba bajada, él mismo fue quien la abrió. El propietario estaba detrás de la barra, "le pedí 4 gramos y me ofreció dos, me dijo que me fuera pero yo insistí pidiéndole por favor", "ahí está el error".
Su versión de los hechos
"Me dio un empujón, yo se lo devolví, cayó al suelo, él cogió un cuchillo se lo quité y lo tiré. Le golpeé con la pistola", ha reconocido añadiendo que "él cogió una botella de cristal y la rompió, se me vino a la mente; o me mata él o … Entonces se la quité y se la clavé en el cuello", ha relatado.
Ha asegurado que no recuerda qué hizo con el cuello de la botella con la que le provocó la muerte al hostelero, sí que cogió el móvil y las llaves del propietario, apagó las luces y se fue. "No sabía si llamar por teléfono o marcharme", ha dicho, antes de reconocer que, "como había acudido otras veces", "sabía dónde estaban los envases", pero miró y no había otros dos gramos.
"Sabía que iría a la cárcel"
El encausado no colaboró con la justicia antes de ser descubierto porque "sabía que iría a la cárcel y dejaría de ver" a su hija y a su mujer. Preguntado sobre si habría confesado de no haber sido descubierto ha dicho "no saberlo", pero ha matizado que "desde ese día" se medica porque tiene "remordimientos". "Todos los días sufría pesadillas, empecé a medicar. Solo yo lo sabía", ha incidido.
Continuando con el arrepentimiento, ha contado que el día de su arresto el subinspector lo acompañó hasta un despacho de la comisaría donde le dijo que tenía dos horas para pensar en que iba a decirle. "Pero yo le pedí por favor que no se fuera, que se lo contaría todo ya mismo", ha indicado.
Así ha asegurado que "se vino abajo" y que ha colaborado en los registros porque "si no le digo a la policía dónde estaba el arma no la hubieran encontrado".
El juicio continúa este miércoles con las declaraciones de policías, peritos y las hijas de la víctima . Además la fiscalía ha avanzado varias de las pruebas que cercaron al acusado para que el jurado popular "cuente con suficientes pruebas directas de los hechos para alcanzar un veredicto de culpabilidad". En este sentido se ha referido al ADN, a unas llamadas telefónicas y a grabaciones de distintas cámaras.
La Fiscalía solicita una condena de 12 años de prisión por un delito de homicidio y un delito leve de hurto. Además se pide para el acusado que abone la cantidad de 22.000 euros a cada una de las dos herederas que lo reclaman.