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Prosigue el juicio contra los acusados de matar a un varón para hacerse con una herencia
Un agente de la ‘Operación Ávaro’ ha asegurado ante la Audiencia Provincial de Ourenseque que sin la "ayuda" de uno de los acusados no se hubiera enocntrado el cuerpo
10 mayo, 2022 19:45OURENSE, 10 May. (EUROPA PRESS) –
Un agente de la Guardia Civil ha asegurado que "si no llega a ser por la ayuda" de uno de los acusados de matar a un hombre para hacerse con la herencia recibida de su madre no encontrarían el cuerpo "en la vida". Así lo ha salado este martes en la Audiencia Provincial de Ourense, donde continúa el juicio con jurado popular por la ‘Operación Ávaro’, el crimen en el que dos hombres están acusados de matar a un tercero, con el que mantenían una relación de amistad tras coincidir en la cárcel, para hacerse con la herencia de su madre que superaba los 22.000 euros.
En su declaración y después de que en la jornada del lunes los dos acusados se declarasen inocentes, el agente ha explicado que la investigación se inició por un quebrantamiento de condena, pero que obtuvieron indicios que indicaban que no había sido una fuga voluntaria.
Entre esos indicios ha citado el hecho de que el fallecido había cobrado la herencia de su madre, un dinero que ascendía hasta los 26.000 euros y con el que, según ha explicado el agente, "su pretensión era convivir lo máximo posible con su hermano, aprovechar el tiempo y terminar bien sus días con ese dinero de la forma más tranquila posible".
En su comparecencia, ha relatado que el fallecido era "una persona adaptada a la vida carcelaria", donde cumplía condena desde 1996 tras haber asesinado a su mujer y a sus hijos, y "no estaba adaptado a la vida social", incluso "le costaba entender los semáforos".
Además, ha indicado que, según lo recabado en la investigación, los acusados "realizaron un montaje" de falsa fuga para retirar ellos mismos el dinero de ese herencia a través de distintos medios como la banca electrónica, algo que la víctima no hubiese empleado porque "era un individuo torpe y sin ese tipo de conocimiento".
Así, para los agentes, distintas conversaciones de mensajería que mantuvieron los dos acusados eran la "coartada" para mantener la línea de que el fallecido se había dado a la fuga a Portugal, que estaba allí con vida y realizando las extracciones.
Había "un plan"
"Se compró un coche pero con 300.000 kilómetros y por 1.200 euros, hasta el de la tienda dijo cuando le preguntamos que el coche no daría para muchos kilómetros. Si te vas a dar la fuga no compras ese modelo", ha insistido uno de los agentes, aseverando que los acusados tuvieron conocimiento de la herencia y "realizaron un plan para matar y apropiarse del dinero".
Para la Guardia Civil, el motivo fue esa herencia porque uno de los acusados "tenía dificultades económicas", mientras que el otro "era un juerguista al que le gustaba el alcohol y las drogas", y, además, fue utilizado por el primero por tener una personalidad "más influenciable".
Además, el agente encargado en la investigación de la geolocalización de los teléfonos ha explicado que hay hasta 35 extracciones en la que están implicados o los dos encausados, o al menos uno de ellos, por el posicionamiento de sus dispositivos junto a los cajeros donde se hicieron los cargos. En ellos, siempre sacaban la cantidad máxima de la que podían disponer. "La última dejando la cuenta con tan solo 2.46 euros", han apuntado.
Los teléfonos de los tres se sitúan en la granja, propiedad de uno de los acusados y donde la Guardia Civil sospecha que ocurrió el crimen la mañana del 11 de agosto. Después de la hora estimada del suceso, "los posicionamientos de los dos implicados los sitúan en la finca" donde apareció el cadáver.
"Si no llega a ser por su ayuda no encontramos el cuerpo en la vida", ha manifestado otro de los investigadores de la Guardia Civil sobre uno de los acusados, el mismo que ayer afirmaba que sólo sabía de la ubicación del cuerpo porque así "se lo había dicho" el otro acusado.
Con todo, los agentes consideran que sí "debía conocer bien la localización de la fosa" porque los guió de madrugada hasta el punto exacto. Un punto que han descrito como "de no fácil acceso", puesto que tuvieron que desplazarse a través de un sendero con maleza, angosto e
"intransitable para vehículos" hasta un claro donde les indicó donde se encontraba el cuerpo.
Según han explicado, estaba a 60 centímetros de profundidad, en un nacimiento de agua, envuelto en plástico y con cinta de embalar atada. Un material adhesivo en el que no encontraron restos biológicos, pero sí tenía escrita una marca de piensos y además se encontró serrín, dos elementos empleados en la granja de uno de los acusados y que la
víctima utilizaba como domicilio y lugar de trabajo para poder
solicitar los permisos penitenciarios.
En esa misma fosa los agentes hallaron vegetación bajo el cadáver, en concreto "la misma que en la superficie" de la finca, por lo que apuntan que, o bien fue arrastrada al introducir el cuerpo, o "es factible que el hueco estuviese hecho con anterioridad".
Asimismo, todos han coincidido en que llevar un peso muerto como el de un hombre adulto por un terreno como el que han descrito, "tendrían que hacerlo entre dos o tres personas".
Varios intentos
Antes de la muerte, la víctima y los acusados tuvieron otro episodio violento tan solo dos semanas antes. La víctima recibió un golpe en la cabeza con una barra de hierro a manos de uno de los acusados, quien en su declaración sostuvo que fueron lesiones en un brazo y no hacia la víctima, sino que creyó que era otro hombre intentando robar herramientas en un galpón.
El Instituto Armado considera que fue "un golpe fallido al querer ejecutar a la víctima" por el dinero de la herencia, porque la puerta estaba cerrada y el fallecido tuvo que emplear una llave. "Si te entran a robar esperas que rompan un cristal, que fuercen una puerta, no que abra con llave", ha insistido la Guardia Civil.