Nacida en Pontevedra en 1951 y recién jubilada, Teresa Conde-Pumpido ha vivido a lo largo de los años la evolución del feminismo y la lucha por la igualdad de derechos, especialmente en el ámbito laboral, a través de los ojos de su profesión. Licenciada en Derecho, ejerció como abogada laboralista entre 1977 y 1993 y entró en la carrera judicial en 1994 a través del cuarto turno.
En la Universidad de Santiago de Compostela, en su clase el 10% del alumnado eran mujeres, un porcentaje irrisorio visto desde el presente, cuando esos porcentajes prácticamente han dado la vuelta, con mayoría femenina. "Me dijeron ya en primero de carrera: ‘Usted dese cuenta de que está aquí ocupando el puesto de un hombre‘", recuerda Conde-Pumpido, una frase que refleja la fotografía de la época.
La licenciatura y sus principios como abogada ocurren en el post-franquismo pero en una etapa pre-democrática, con la Constitución siendo poco más que una idea sin plasmarse en el papel. Una época donde se hacían asambleas con sindicatos no legalizados y huelgas ilegales, en la que "podía pasar cualquier cosa" y en donde episodios como la matanza de Atocha, en el que fueron asesinados cinco abogados laboralistas, tejían un paisaje de miedo que no pasaba desapercibido. "En esa época llevaba en Vigo una huelga de transportistas, y eran los trabajadores los que me acompañaban a casa", señala.
De aquellos inicios como abogada, compartía una duda con sus compañeras: "¿Se puede ser abogada y mayor?", cuenta entre risas que se preguntaban; la falta de referentes evidenciaba el inicio de un camino que pocas o ninguna habían recorrido. Prueba de ello eran esas fotografías en las que no existían figuras femeninas, "un mundo distópico" en el que solo existen los hombres y las mujeres "han desaparecido".
Concejala del primer gobierno democrático de Vigo
Teresa Conde-Pumpido fue, además, concejala en el primer gobierno democrático de Vigo en 1979, con Manuel Soto como alcalde y una coalición que unió a cuatro fuerzas: el PSOE de Soto, el Partido Comunista, el BN-PG y Unidade Galega. Enfrente, UCD con Víctor Moro, que fue la lista más votada, pero no llegó a gobernar. Esa alianza funcionó, como reconoce, porque "quizás nos dábamos cuenta de que había una responsabilidad en conseguir que hubiera un gobierno de izquierdas, conseguir que aquello cambiara".
De los dos años como concejala, tras los que dimitió, recuerda dos momentos. El del intento de golpe de Estado de Tejero, que llegaron a llamarla por teléfono para decirle que tuviese "mucho cuidado" porque "corría en las listas" ante una hipotética llegada del ejército al poder. Otra, tras ser madre: "El mismo día que me felicitaron porque acababa de tener una hija, al principio del pleno, al final de celebrarlo el alcalde me retiró la delegación de Cultura y Fiestas porque decía que se imaginaba que teniendo a mi hija recién nacida tendría mucho que hacer".
"No protesté", lamenta, "me sentí culpable". "Yo creo que voy a poder hacer todo, pero ya no se fían de mí; tienes esa inseguridad", reflexiona, una inseguridad intrínseca a una educación que ha estado muy instalada en la sociedad y que, aunque sea con leves coletazos, todavía persiste. De hecho, Conde-Pumpido se define como feminista desde siempre, nacida en el seno de una familia de juristas en la que su padre, explica, no hacía diferencias, "aunque luego te das cuenta de algunas cosas". Por ejemplo, la invitación a que ella fuese fiscal "porque había una parte de atención a los desfavorecidos, a los niños y a los débiles que encajaba con esa visión que se tenía de las cualidades de las mujeres", aunque siempre recibió el apoyo para que ejerciese su carrera profesional como ella conviniese.
Romper el techo de cristal para todas
"Cada una que rompe un techo de cristal hace un agujero para todas", sentencia. El mismo agujero que Conde-Pumpido ha tratado de trazar desde su posición, optando a puestos de dirección y responsabilidad en su ámbito. En 2019 fue la primera mujer candidata a presidir el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG); antes, en 2006, se presentó al Consejo General del Poder Judicial. El texto de presentación de esta candidatura recoge: "Si, junto a otras compañeras, llevo años luchando por la paridad en la Asociación -de Jueces para la Democracia-, no se puede soslayar que para lograrlo, las mujeres tienen que dar un paso adelante porque las cuotas paritarias sólo tienen sentido cuando hay posibilidad de elección, porque hay pluralidad de candidatas, como de candidatos, y nosotras nos arriesguemos a perder, como lo hacen los compañeros".
Una idea que enhebra su discurso y que vuelve a poner el foco en la educación: "A veces, las mujeres por la educación que tenemos somos menos aventuradas, decimos ‘es que igual pierdo’ o ‘es que no tengo apoyos’, pero cuando uno participa en algo hay el riesgo de perder". Para Conde-Pumpido, las juristas están "obligadas" a decir que sí a todas las propuestas; "la única excusa que no podemos dejar es que nos digan ‘es que no había mujeres'", sentencia.
"No me importa que me llamen ‘mujer cuota’, yo sé lo que he hecho, lo que valgo y lo que tengo, las cuotas obligan a pensar. Cuando tengo que hacer unas jornadas, sólo se me ocurren nombres de mujeres, porque son las que tengo más cerca, con las que más hablo, pero me obligo a pensar, a buscar. Pues los hombres lo mismo". Para la pontevedresa, el problema de la paridad "es que es un problema de democracia, no puede ser que los puestos de organización y de mando siempre recaigan en los hombres, porque la imagen que se da a la sociedad es que la autoridad es un hombre".
Igualdad laboral
Como abogada y como jueza, Conde-Pumpido ha lidiado con los derechos de los trabajadores, que han sufrido grandes avances a lo largo de sus 50 años de carrera profesional, también en materia de igualdad. "Los problemas de brecha salarial están identificados, y es que las mujeres tienen más trabajos a tiempo parcial que los hombres, porque son las que tienen que conciliar con el cuidado de la familia", explica.
La conciliación, un derecho para todos, pero que se convierte "en una rémora para la carrera de las mujeres", que suelen estancarse en puestos peor pagados porque "mientras paran por una baja de maternidad, otros van ascendiendo, y eso se nota en los sueldos".
Eso sí, destaca que cada vez es más raro ver que a igual trabajo entre hombres y mujeres, el sueldo sea diferente.
Feminismo
"Hay una predisposición a ver la agresividad siempre en el feminismo porque las mujeres dejan de ser dóciles, de tener gesto amable", reflexiona al ser preguntada si cree que el término ha sufrido con la escalada de enfrentamientos entre los diferentes partidos. "El feminismo son tantas cosas que, como toda corriente filosófica, tiene divergencias".
Otro foco de la polémica es la reciente ley del "solo sí es sí", un texto que "tenía que haberse estudiado con más tranquilidad", a pesar de que "ha pasado por muchas manos". Para Conde-Pumpido, "hay cosas que ves, otras que no y algunas que no esperas que pasen, como algunas interpretaciones", pero una vez que ocurre, "tienes que asumir que, si va a ser así, tienes que cambiarlo".
Este 8 de marzo es un día para salir a la calle, algo que ella siempre ha hecho y que desde hace unos años ha vivido un repunte de afluencia y de importancia. Tras su generación, otras posteriores "pensaban que ya lo habíamos conseguido todo nosotras, pero ahora se han dado cuenta de que no", y es que la lucha por los derechos y la igualdad "es un camino muy largo, y hay que seguir después de conseguir algo, hay que continuar luchando por otra cosa, y luego por otra".