La Guardia Civil, en el marco de la operación Carplaya, ha desarticulado una organización criminal asentada en Galicia que se dedicaba al transporte de cocaína entre entre distintos puntos del territorio nacional y Portugal utilizando coches modificados en un taller de Vigo.

Según ha informado la Benemérita, tras la detención el pasado miércoles de al menos 10 miembros del grupo criminal y el registro de 15 inmuebles en diferentes puntos de la provincia de Lugo y Pontevedra, se incautaron 220 kilos de cocaína en una de las fincas registradas en la provincia pontevedresa.

Se trata de la mayor parte de la sustancia estupefaciente intervenida en la operación y se encontraba en el zulo subterráneo de una granja agrícola y ganadera, un lugar de difícil acceso y hallazgo "dado su sofisticado sistema de soterramiento".

Para el transporte de las sustancias utilizaban coches con "sofisticados sistemas de ocultación" que eran modificados y adaptados para ello en un taller clandestino situado en Vigo y que les permitía realizar los traslados a los puntos de venta sin contar con el habitual apoyo de otros vehículos de seguridad para evitar controles policiales, como es habitual en el modus operandi de estas bandas, según apuntan desde la Guardia Civil.

La Audiencia Nacional ha decretado prisión incondicional para cuatro de los diez detenidos por formar parte de esta organización criminal. Otros cinco detenidos han quedado en libertad con la imposición del pago de una fianza de 2.000 euros y otro más con medidas cautelares consistentes en comparecencias periódicas en el juzgado, retirada pasaporte y prohibición de salir del país.

Alto nivel de vida y vínculos familiares y delictivos

La banda criminal desarticulada estaba formada por miembros unidos por vínculos familiares y delictivos que "han perdurado en el tiempo" y que contaban con experiencia previa y una tecnología de mensajería encriptada, sistemas de inhibición y detectores de radiofrecuencia de última generación.

La Guardia Civil ha destacado el "alto nivel de vida" de sus integrantes, que a pesar de no contar con ingresos económicos legales conocidos ni propiedades, pero sí sociedades en "grave estado de déficit declarado", adquirían con frecuencia vehículos de alta gama, mobiliario para viviendas a nombres de terceros y viajes exclusivos. Las investigaciones y el análisis económico y patrimonial de los principales miembros también ha derivado en la imputación de otros delitos como el blanqueo de capitales.

En total, la operación Carplaya se ha saldado con la intervención de 220 kilos de cocaína, 2,5 de hachís, 640.000 euros en billetes de diverso valor y 8 vehículos, entre otros bienes.

La investigación fue realizada por el ECO en Galicia de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, contando con la colaboración de Europol en el desarrollo de las investigaciones. En total participaron 250 agentes de diferentes unidades entre sociedades mercantiles, bienes inmuebles, embarcaciones y cuentas bancarias bloqueadas.