El Papa Francisco visitará Lisboa el próximo mes de agosto con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que se desarrollarán entre los días 1 y 16. A pesar de que todavía falta tiempo para la cita, el anuncio del encuentro ha suscitado una reacción inmediata, ya que el país luso plantea reestablecer medidas de control en sus fronteras. Esta situación afectaría directamente a Galicia y en especial, a las localidades del Baixo Miño.

No es la primera vez que ocurre algo así con la frontera de Portugal. El país vecino también decretó el cierre de fronteras en la visita del Papa a Fátima en 2017 y durante el año 2020 por la pandemia de coronavirus. Uxío Benítez, director del AECT Rio Minho, expone que aquella medida "obligó a todas las personas trabajadores transfronterizas a realizar rodeos de decenas de quilómetros para acudir a sus puestos de trabajo", lo que supuso un gasto "de tiempo y de dinero en combustible".

Además, subraya los "problemas sociales" de cerrar una frontera utilizada a diario "por familias que viven indistintamente a un lado y otro de la raya". Por otro lado, desde la AECT Rio Minho rechazan la reposición de los controles fronterizos durante la visita del Papa en agosto ya que coincide con plena operación salida y se teme un posible impacto negativo en el turismo.

El responsable transfronterizo manifiesta su comprensión por la necesidad de seguridad, pero resalta la necesidad de establecer un sistema "sin barreras" que impacte mínimamente en las rutinas de los habitantes de la frontera. Algunos concellos del Baixo Miño, informa Benítez, han remitido ya una carta al Ministerio de Administración Interna de Portugal solicitando que no se cierren las fronteras del 1 al 6 de agosto.