Cada verano las orcas dejan unas impresionantes imágenes de su paso por la costa gallega, donde se las puede ver nadando tranquilamente en pequeños grupos. Sin embargo, los motivos por los que llegan a las aguas de Galicia y dónde pasan el resto del año son cuestiones desconocidas para muchos. "Las orcas pasan por nuestras costas como parte de su distribución natural, siempre fue así. Pero antes lo hacían de forma más discreta y sin acercarse tanto a la costa. Es parte de su ciclo migratorio entre Gibraltar y Vizcaya, para pasar allí el invierno", explica Alfredo López, biólogo de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma).
Los ciclos migratorios se deben a que estos mamíferos están continuamente en busca de alimentos. "Se establecen en el Estrecho de Gibraltar esperando al atún cuando entra. Después van siguiendo su ruta migratoria", explica Alfredo. Es por eso que las orcas no permanecen en las costas gallegas durante un periodo de tiempo prolongado, ya que simplemente están de paso siguiendo a este pescado.
Estos cetáceos se quedan en aguas gallegas, como mucho, durante una semana, antes de continuar con su camino, por lo que los diferentes avistamientos de este verano se corresponden a diferentes familias de orcas. "En el mes de junio pasó un grupo, en julio, otro, y ahora estamos viendo uno más. Van pasando sucesivamente y se quedan poquísimo tiempo", explica el biólogo. En concreto, las orcas viajan siempre en agrupaciones familiares, mezclándose ejemplares adultos con otros más jóvenes (como es el caso de los hermanos Gael y Prior que fueron vistos la semana pasada en la ría de Arousa).
Sin embargo, conocer el número exacto de orcas que pasan por Galicia a lo largo del verano es un proceso casi imposible. Como explica el biólogo del Cemma, "solo se ven las orcas cuando salen a la superficie y, aunque vayan cerca, la distancia interpersonal para las orcas no es como para los humanos. Para ellas ir cerca a lo mejor es estar a tres kilómetros".
"No son animales agresivos y no son rencorosos"
Pese a lo que se tiende a creer, las orcas "no son animales agresivos ni rencorosos. Aunque rompan algo, su actitud no es en absoluto agresiva. Lo que pasa es que que son brutas, grandes y al tocar las cosas las mueven y se rompen", comenta el biólogo. Es por eso que, en ocasiones, cuando interactúan con los barcos pueden darles un golpe o incluso romperles el timón: "Los barcos estaban en su ruta y se dieron, y el timón tiene una estructura súper débil que se rompe", justifica Alfredo.
Lo que no pueden saber con claridad los biólogos es si estos acercamientos a las embarcaciones los hacen a propósito, porque les divierte, o si se cruzan con ellas en medio de su ruta y las golpean al intentar esquivarlas; pero, en cualquier caso, lo que tienen claro es que no buscan atacarlas. "Hay un montón de vídeos de interacciones de orcas con veleros y se puede ver que en ningún caso los animales están nerviosos. Si se compara el comportamiento que tienen esas orcas cazando una ballena, la velocidad que cogen y la actitud que tienen, queda claro que con los barcos, en definitiva, no están cazando", sentencia el biólogo del Cemma.
Es por esa falta de agresividad que desde el Cemma nunca catalogan los encuentros entre orcas y barcos como ataques, sino como interacciones. No son ataques "porque no tienen actitud agresiva y porque si solamente calificamos como ataque nos queda fuera la reacción de los animales frente al barco", comenta el biólogo. Esto quiere decir que ante estas interacciones, la reacción de los mamíferos puede ser escapar o de acercarse a la embarcación. Tradicionalmente, la reacción de las orcas era mantenerse lo más alejadas posibles de las personas, hasta el punto de que casi no se dejaban ver a su paso por las costas gallegas. Y, no fue hasta el año 2020, cuando se empezó a registrar algún tipo de contacto físico, primero en Gibraltar durante el mes de julio y en Galicia, en agosto.
A este conjunto de orcas que empezó a interactuar con embarcaciones se le bautizó de manera coloquial como Gladys. Se trataba de un total de nueve ejemplares pertenecientes a cuatro familias diferentes. De ellos, ocho eran adolescentes. Pese a que los científicos no tienen una respuesta clara para justificar este cambio de conducta en los animales, han generado dos hipótesis para este comportamiento.
La primera de ellas es que se trate de un comportamiento autoinducido, es decir, que se inventen un comportamiento y lo repitan como si fuera una moda. "Eso sabemos que las orcas lo hacen, pero ese perfil coincide con adolescentes y con juveniles que son más ingeniosas y tienen más tiempo, sin embargo, ésto no coincide con el ejemplar adulto", explica Adolfo. Es por eso que desarrollaron la segunda hipótesis, que se basa en que el ejemplar adulto debió de tener alguna situación adversa con una embarcación y "dada dicha circunstancia tiene esa reacción frente a los barcos; no como venganza, porque en ningún caso son animales vengativos, sino como medida preventiva", comenta el biólogo.
¿A que tipo de barcos suelen acercarse?
Según explica Adolfo, hay posibilidad de que interactúen con cualquier tipo de barco de entre cinco y 32 metros, pero en el 95% de los casos se trata de veleros en catamarán de 12 a 15 metros. Pero, ¿qué se debe hacer en caso de interacción? desde el Cemma recomienzan detener el barco, apagar toda la electrónica excepto la radio y alertar de la situación a Salvamento Marítimo; "medidas que son efectivas en el 60% de los casos porque las orcas pierden interés", explican. Además, subrayan que en ningún caso se debe acelerar y tratar de escapar "porque la velocidad es una motivación para ellas y un velero nunca va a superar a una orca en velocidad", comenta Alfredo.
Por otra parte, cabe destacar que las orcas que pasan por aguas gallegas pertenecen a la subpoblación ibérica, lo que quiere decir que cuando son adultas llegan a medir entre cuatro metros y medio y seis metros aproximadamente. Esto hace que sean "las más pequeñas, porque hay orcas antárticas que pueden llegar a medir nueve metros", explica Alfredo. Además, es importante recordar que no ha habido ningún accidente mortal en el que estén implicadas las orcas, por lo que en caso de contacto no hay razón para entrar en pánico.
Rastrear las orcas antes de salir a navegar
Pese a la naturaleza tranquila de estos mamíferos, sus recientes interacciones con diversas embarcaciones están empezando a generar cierto alarmismo entre los gallegos, que tienen miedo de salir a navegar. Es por eso que desde diferentes organismos autonómicos han creado aplicaciones que permiten a los usuarios saber donde se encuentran estos animales antes de salir al mar. La primera de ellas se llama Orca Ibérica y es una aplicación móvil impulsada por el Cemma en colaboración con el Grupo Orca Atlántica, la cual permite detectar las zonas donde hay interacciones con este tipo de animales. La otra es Orcinus, una aplicación de la Xunta que posibilita a las embarcaciones alertar de cualquier tipo de avistamiento o interacción con orcas.
Este sistema, pese a que es de gran ayuda porque facilita la colaboración ciudadana y permite investigar la posible localización de los mamíferos, en ocasiones genera desinformación y una falsa sensación de alarma. Hay que tener en cuenta que en la costa gallega conviven una gran variedad de cetáceos como delfines comunes, arroaces o ballenas; que en avistamientos lejanos pueden confundirse con orcas. "El 84% de las informaciones que recibimos no son orcas, terminan siendo otros cetáceos", confirma Alfredo López.