Esta semana arrancará en la Audiencia Provincial de Ourense el juicio por el homicidio de la joven Nerea Añel, cuyo cadáver tardó ocho mes en ser hallado después de que la ourensana desapareciese en enero de 2020, justo antes del inicio de la pandemia de coronavirus. El que era por aquel entonces su pareja estará en el banquillo de los acusados frente a un jurado popular.

Nerea Añel desapareció hace cuatro años, en el mes de enero, cuando tenía 26 años, y su cuerpo fue encontrado por unos senderistas a orillas del río Barbañica, en Barbadás, ocho meses después. El cadáver presentaba un fuerte golpe en la cabeza, por lo que inicialmente se creyó que había sido una muerte accidental.

Sin embargo, las investigaciones posteriores revelaron que no estaba sola: se encontraba en compañía del que era su pareja y, según sostiene el fiscal, éste no le prestó la ayuda necesaria para que pudiera sobrevivir, informa Europa Press. La Fiscalía pide para el acusado 14 años de prisión, así como que indemnice a cada uno de los padres de Nerea Añel con 100.000 euros, por un presunto delito de homicidio en comisión por omisión, con la agravante de parentesco.

Hechos

El Ministerio Público considera probado que Nerea Añel y su novio se inscribieron en la tarde del día 15 de enero de 2020 en un motel de Barbadás. Esa tarde, sobre las 20:40 horas, requirieron los servicios de un taxi, pero la recepcionista avisó al conductor de que los jóvenes tenían intención de robarlo, como ya habían hecho con otro taxista esa misma tarde.

La pareja creía que la trabajadora había avisado a la Guardia Civil también, por lo que huyeron a través del sendero que bordea el motel y que transcurre paralelo a la carretera y a la orilla izquierda del río Barbañica. En ese momento, según el relato de la Fiscalía, Nerea sufrió una caída que le produjo "un grave traumatismo cráneo vertebral, con lesiones que le ocasionaron un estado de inconsciencia de tiempo no estimado y que, finalmente, determinaron su muerte".

El acusado, en vez de solicitar ayuda en el motel, "con lo que habría podido salvar su vida", escondió el cadáver entre la maleza al considerar al considerar que "podía constituir una prueba directa de su implicación en la muerte o en las importantes lesiones que presentaba". Cargó el cuerpo, bajó hasta el cauce del río y lo depositó allí.

Tras estos hechos, el joven regresó a las 01:00 horas al motel, solo y "en estado de nerviosismo", según el escrito de la Fiscalía, "exigiendo a la empleada del establecimiento que le abriera para entrar en la habitación que cuatro horas antes habían abandonado". Ante la negativa, regresó horas más tarde, a las 17:10 horas, reclamando el importe de la habitación por no haber podido disfrutarla.