VIGO, 26 Jul. (EUROPA PRESS) –

La familia de la viguesa Déborah Fernández-Cervera, que apareció en 2002 en una cuneta de O Rosal (Pontevedra) unos días después de su desaparición, ha encargado la realización de un informe criminológico sobre el caso al despacho Balfagón y Chippirras de Madrid.

Los familiares de la joven Déborah, cuyos abogados han denunciado "negligencias" en las investigaciones policiales, han pedido agilizar los trámites dado que resta menos de un año para que el caso prescriba, según ha trasladado el despacho jurídico-criminológico.

Así, el equipo criminológico desarrollará una "colaboración profesional" con el despacho del abogado de la familia, Ramón Pérez Amoedo, "en base a asuntos comunes", según ha confirmado este último.

En concreto, el despacho criminológico está especializado en el estudio de casos que judicialmente todavía no han tenido una solución, así como en la ayuda a las familias de personas desaparecidas. Precisamente, los criminólogos del mismo elaboraron un informe que la defensa de César Román, el conocido como ‘El Rey del Cachopo’, aportó para desacreditar la versión de la Fiscalía y la acusación particular en la causa por el homicidio de su pareja.

Desaparición

Déborah Fernández-Cervera desapareció en 2002, cuando tenía 21 años de edad, después de salir a correr por la zona viguesa de Samil. Una semana después, su cuerpo fue encontrado desnudo en una cuneta en el municipio de O Rosal (Pontevedra), a unos 40 kilómetros de distancia.

Aunque el caso se cerró, en noviembre de 2019 el Juzgado de Instrucción 2 de Tui (Pontevedra) acordó su reapertura para proceder a la práctica de nuevas actuaciones. Desde entonces, más de una decena de personas, entre ellas una que estuvo a cargo de la investigación en un primer momento, han prestado declaración.

Asimismo, el cuerpo de la viguesa fue exhumado en mayo tras la autorización del juzgado para que los peritos forenses lo analizasen en busca de indicios que arrojasen luz sobre su muerte. De este modo, los restos de la joven fueron sometidos a diversas pruebas que permitieron hallar restos de pelos y fibras en sus uñas.