Cuando su trabajo como operario de Stellantis se lo permite, el vigués Anxo Guiances se dedica a la pintura. Una afición que siempre le gustó, pero que no se la tomó "en serio" hasta hace unos diez años. Desde ese momento, ponerse delante de un lienzo se convirtió en una tarea diaria.

El lugar es lo de menos. Bien en su estudio, una habitación que ha habilitado en su casa o bien en la calle, con un cuaderno y unas acuarelas para "pintar al natural". "Es lo que más me divierte, paseas por la calle y cuando veas algo que te gusta, haces una acuarela o un dibujo", explica Anxo a Treintayseis. "Son cosas que hago más para mí, aprendes mucho", apunta.

En el estudio, en cambio, el trabajo es otro. La imagen no está "en directo", sino que se encuentra atrapada en una fotografía o depende de la imaginación. Esa mezcla es, precisamente, la que le ha llevado a elaborar una serie de pinturas en acrílico que han llamado la atención desde el primer momento.

"Al principio me dedicaba a hacer retratos, porque es lo que más te sale cuando empiezas y para estudiar la anatomía es lo mejor. La verdad es que me aburrí un poco de hacerlos y ahora juego más con la imaginación", señala Anxo, que tuvo la idea de esta colección durante la pandemia.

Un Vigo vacío y postapocalíptico

"En el confinamiento, con todas las calles vacías, primero pensé ‘qué buen momento para ir a pintar en la calle’, pero no se podía". De ahí, partió la idea de hacer cuadros de ciudades vacías, destruidas, postapocalípticas: "La primera que hice así fue la Plaza de España y me dio el ‘chispazo’: ¿por qué no lo mezclo con el cine?". En el lienzo, la naturaleza le va ganando espacio al cemento mientras un personaje de El planeta de los simios al que se ve de espaldas observa la estampa subido un caballo.

Así se inicia una serie de pinturas que mezclan otras de sus aficiones, además de la pintura, como son el cine, la literatura y los videojuegos. Para ello, también tira de la ciencia ficción, que es "de lo que más tienes recuerdos". "Star Wars, Indiana Jones o Regreso al Futuro son las películas que más me tocaron cuando eras pequeño, ahora ya veo todo tipo de cine", reflexiona Anxo.

Esas influencias se ven reflejadas en estas obras. King Kong encaramado a la Ciudad de la Justicia; R2-D2 y C3PO en la playa, con un Tie Fighter estrellado en la arena, y el edificio de la isla de Toralla al fondo, en ruinas, al igual que el puente; el objeto extraterrestre de la película La llegada sobre la ría de Vigo, con las islas Cíes como marco; un dragón de Juego de Tronos en el Monte Alba o sobrevolando Baiona; un zombi en la Alameda; Ellie, de The last of us, caminando por una playa de Samil desierta; Geralt de Rivia, de The Witcher, llegando a la fortaleza de O Castro; o la última que ha realizado, en la que se ve a Jack Sparrow sobre la arena de las islas Cíes apoyado en un cofre del tesoro.

En este último, su idea inicial era colocar a un dinosaurio como referencia a Jurassic Park, pero decidió cambiarlo en el último momento, esa es la ventaja de trabajar con acrílico. "Al poder pintar por encima, hago el boceto a lápiz sobre el paisaje, que es lo primero, y si no me convence lo puedo borrar", señala Anxo.

La creatividad no se apaga

Todavía tiene muchos lugares que llevar a su terreno, como el puente de Rande, la Plaza de América o algún edificio del centro, como el de Abanca, espacios sobre los que seguirá ubicando a personajes del imaginario popular.

Anxo anuncia que expondrá algunas de sus obras en la tienda Eutraio, en la calle Gamboa y que el precio de los acrílicos oscila entre los 600 y los 1.200 euros, aproximadamente.

Sin dejar a aun lado este Vigo postapocalíptico, Anxo se está sumergiendo en un nuevo reto, el de realizar retratos como si fuesen estatuas romanas. En la primera que ha realizado, el elegido ha sido el rostro del cómico vigués Miguel Lago, pero todavía sigue perfeccionando su nueva técnica.

Mientras, sigue recibiendo decenas de propuestas para transformar sitios de Vigo y plasmarlos en sus cuadros, permitiéndonos visionar cómo podría ser un futuro distópico y postapocalíptico que, de momento, mejor que solo habite en su mente.