La ciudad de Vigo ya no se podría entender sin la obra de José Molares, creador de algunas de las esculturas más emblemáticas de la urbe. Con más de 30 años de trayectoria dedicados a las artes plásticas, el artista vigués nacido en 1961 cuenta con proyectos reconocidos en numerosas ciudades gallegas. Recientemente, una de sus últimas creaciones (‘Timandra’) ha sido seleccionada en el Premio Reina Sofía entre más de 400 obras.

Sobre su propio trabajo, Molares asegura que su obra favorita suele ser siempre la última, dejando así de serlo cuando acaba la siguiente. No obstante, reconoce que en Vigo su figura más destacada es la de Julio Verne, una creación de 2005 situada en los jardines de Montero Rías gracias a la cual, además, "salieron muchas más cosas".

Entre los procesos creativos más complejos destaca otra protagonista del paisaje olívico. El conjunto escultórico ‘Siempre Benéfica’ constituye un homenaje a la solidaridad de la ciudad de Vigo con los soldados repatriados de la Guerra de Cuba, una obra que representa a un soldado asistido por una viguesa en un gesto solidario y que se sitúa junto a la Estación Marítima.

El artista cuenta que fue un proceso curioso que hizo en pleno confinamiento. "La tengo muy presente", asegura. "A veces le dedicaba hasta 19 horas al día. Es una obra compleja, de dos figuras y con elementos alrededor y la hice en un tiempo récord", añade.

Al preguntarle por un lugar en la ciudad para añadir una de sus obras, el artista gallego no duda demasiado y la renovada Puerta del Sol parece que sería el lugar ideal para algo "no demasiado grande ni monumental", sino más bien "algo coqueto en una esquina". Sobre este lugar predilecto en el que sumar una creación, Molares explica que tiene hasta un boceto de lo que le gustaría ver en la nueva plaza: una centolla y una niña son las protagonistas.

Una ciudad "dura para el arte"

Aunque el artista vigués asegura que desde un punto de vista cultural la ciudad está "bastante bien", con el Marco funcionando y exposiciones interesantes, considera que se trata de una ciudad "dura para el arte". Molares destaca que el carácter industrial de la urbe no ha facilitado un desarrollo óptimo de la cultura, donde las visitas a las galerías de arte no son algo extendido y donde "vender no es fácil".

"La cultura y el arte son la base igual de la educación, y siempre va a ser poco. Es necesario educar para cultivar la sensibilidad de las personas, el respeto a las obras de arte públicas, y estamos muy lejos de eso.", apunta.

Pese a todo, el escultor vigués cuenta que está en un punto personal y personal excelente. "Tengo proyectos y me levanto todos los días con un entusiasmo impresionante. Creo que tengo el mejor trabajo del mundo y soy consciente de lo afortunado que soy haciendo algo me llena, que disfruto, es una pasión", sostiene. "En el estudio puedes estar en el infierno, entre comillas, varias veces al día, pero es maravilloso seguir teniendo dudas, aprendiendo, me sigo ilusionando", añade.

José Molares, cuenta que tiene varios proyectos para este año, entre los que se encuentra una figura de Rosalía de Castro que se ubicará en la calle olívica del mismo nombre. A falta de algunos detalles "estamos a la espera de la fecha de inauguración", algo que podría verse afectado por las elecciones municipales. Un busto de Ramón Castromil y un trabajo para un viticultor de las Rías Baixas son otras de las esculturas que tiene entre manos.

Detalles de algunas obras de José Molares.

Detalles de algunas obras de José Molares.

Detalles de algunas obras de José Molares.

Detalles de algunas obras de José Molares.

Estudio y experimentación constantes

Acerca de su futuro y de su proceso creativo, Molares hace hincapié en la importancia de no dejar de experimentar y del aprendizaje continuo. "Yo sigo yendo a cursos a Madrid para ver qué nuevos materiales entran. Toco muchos materiales y sigo experimentando con todos", afirma.

Como escultor figurativo, el artista vigués apunta, sin embargo, a una tendencia en su obra donde "quizás por la irrupción de la impresión 3D empiezo a dar un giro o a hacer un guiño para demostrar que es una obra hecha a mano de principio a fin y diferenciarme o defenderme un poco de esas nuevas tendencias", subraya. "Quizás podemos apoyarnos en estas nuevas tecnologías, nos pueden facilitar las cosas, pero yo soy de la vieja usanza y sigo modelando yo, porque me apasiona", sentencia.

José Molares también cree que el artista es insatisfecho por definición, algo que lleva a pensar las cosas que cambiaría en sus obras con el paso del tiempo. "Uno empieza su obra como su última creación, pero después evolucionas y la obra se queda en ese punto en el que la dejaste, por lo que hay muchas obras que los artistas cambiaríamos, pero forman parte de nuestro currículo, de nuestra historia. Efectivamente hay una gran preocupación porque la obra de arte envejezca bien en el entorno donde la colocamos y que el tiempo sea benevolente con ella".

Benévolos serán, casi seguro, los muros de la catedral de Santiago de Compostela, donde pocos artistas vivos muestran alguna de sus obras. Así, el ‘Homenaje a las visitas papales’ constituye una creación especial para Molares, y destaca que se trató de un proceso "muy emotivo". "Es un orgullo tener una obra en uno de los centros de peregrinación más importantes del mundo", reconoce.