"Ver fantasmas me enseñó a ver de qué están hechas por dentro muchas vidas, sus autopsias morales, pero eso no me hizo mejor persona, sino un poco peor". Manuel Jabois se adentra en el terreno de lo sobrenatural en su última novela, Mirafiori, una historia de primeros amores que parecen inmortales, de secretos inconfesables y almas errantes que cierra una trilogía que comenzó en 2019 con Malaherba.

"No era la intención inicial, pero después del buen recibimiento de Malaherba, hablando con mi editora decidimos escribir una novela cada dos años; novelas muy diferentes pero que coinciden en tiempo, en espacio y con personajes cruzados", explica Jabois a este periódico. Parte de una historia muy realista en su primera novela; en 2021 publica Miss Marte, que "roza el realismo mágico"; y ahora cierra el círculo con Mirafiori, en la que "del realismo mágico me quito de en medio lo del realismo".

"Esta novela viene por un exceso de imaginación", reconoce, "pensé que me entretendría hacer un relato no arriesgado, pero sí distinto". Y es que para el periodista y escritor gallego, nacido en Sanxenxo en 1978, "si escribes de verdad, da igual que pueda suceder en la realidad". "Lo que cuentas en una novela no tiene que ser real, pero sí tiene que ser verdad. Puedes contar desde algo que ocurre en el siglo XXXIII hasta una historia que no tenga relación con nuestro mundo", puntualiza, porque para Jabois lo importante es que lo que se cuente sea verdad, entendiendo por verdad "las emociones", aquello que podemos protagonizar "dentro de nuestro entorno, pero con los personajes que queramos".

De un periodista con pocos tintes autobiográficos

Tras ir recabando las mejores críticas con sus dos primeras obras, esta tercera se sumerge en una relación de varias décadas entre una actriz, Valentina Barreiro, y un periodista, voz narrativa y sin nombre propio, que se dedica a redactar obituarios. "Siempre me llamó la atención esa figura, eso de anticiparse a la muerte de otro y ese trabajo de tener un depósito de cadáveres de gente aún viva en el cajón del periódico", explica entre risas, para reconocer que, según escribía Mirafiori, se daba cuenta de que "el oficio era el adecuado".

Un periodista que desde Pontevedra viaja a Madrid, igual que hizo Jabois en su momento, un elemento más de esa inspiración biográfica de la que puede partir una idea, pero que la escritura permite que se desarrolle ya alejada de la realidad del escritor. Anécdotas que ocurrieron y que suponen un punto de partida, como la caída en Nochebuena a la salida de un karaoke de Pontevedra que relata en la novela, "pasó de verdad, pero no el resto de cosas que le siguen".

Esa labor de periodista que ha ejercido durante 25 años en el Diario de Pontevedra, El Mundo y El País le ha ayudado en su faceta de escritor para "organizarte y eliminar lo superfluo". "Podría haber extendido las novelas si no fuese periodista, en ocasiones puede faltar algo, pero no sobra nada", reflexiona en lo que supone "una victoria como periodista" sobre el escritor.

Con voz propia

Pero lo que tienen en común ambas facetas es que es fácil identificar la mano que hay detrás, la firma de Manuel Jabois, sin ver la portada o sin fijarte en el reportaje o en la columna del diario. Una voz propia que lo identifica igual que a un pintor el trazo y que ha ido perfeccionando con el paso de los años. "Cuando leía obsesivamente, me gustaba adivinar el autor sólo con leer el primer párrafo; es algo que se identifica en la manera de colocar los adverbios, en la música de las palabras", añade.

Una voz que se materializó a partir de 2009, año desde el que reconoce que se lee y no se "avergüenza", igual que sí lo hace en lo escrito años antes "aparta la mirada", y que tiene en el periodista Julio Camba un punto de arraigo, un referente: "Consiguió aliarlo todo, me enseñó que se podían contar cosas profundas de manera liviana e incluso con humor". Aunque también reconoce que en esta novela, que comenzó a escribir en 2021, hay cosas que "no recuerda".

Como anécdota, señala un reciente viaje en tren: "El chico que iba delante de mí iba leyendo un libro y eché un vistazo a lo que estaba leyendo, pero no me di cuenta de que era el mío. Cuando él se percató de que era yo, me pidió que le firmase el libro, pero yo no había reconocido aquello que estaba escrito como mío", reconoce entre risas. "Así que lo de la voz, todavía no está muy claro".

Su tercera y mejor novela

De Mirafiori, coinciden los críticos que es su mejor novela; él también está de acuerdo. "Me gusta decir mucho esa frase; no estoy diciendo que sea buena, que prefiero librarme de esa soberbia, pero siempre digo que algunas de las páginas de esta novela son las mejores que he escrito nunca", confiesa. Aunque, claro, su recomendación a los futuros lectores siempre la enfoca a la última publicada, "es la que necesita más cuidados y empujones, las otras ya tienen vida propia". "Me gustaría que, cuando publique la siguiente novela, esta fuese la segunda mejor".

Este tercer libro de Jabois arranca con una presentación que reza "Esta novela no está basada en hechos reales. Esta novela está basada en personajes reales. Los hechos que se cuentan son los que esos personajes cuentan". En ella se refiere a los fantasmas; un recuerdo a la parte más periodística de la obra: "Personas reales con las que hablé y que habían visto fantasmas. Dudamos si ponerla, pero me pareció oportuna porque lo único periodístico era lo paranormal", una gente que no se dedica a adivinar el futuro ni a echar las cartas, sino gente que tiene trabajos normales y corrientes.

De esos fantasmas, Jabois destaca "el luto de los muertos", esa pena del que no termina de irse y "siempre están en añoranza". "Echan de menos que el mundo vuelva a girar, a tener colores, a ser los participantes de algo que antes tenían", añade. El luto y los fantasmas que se entrelazan con la muerte y el amor; en el segundo caso, "pierdes a la persona amada, pero sigue viviendo para ti como un fantasma".

Gira por Galicia

"No me sudan las palmas de las manos, pero sí que me pongo nervioso", reconoce Jabois cuando se le pregunta por su periplo en Galicia presentando la novela. El sábado pasado lo hizo en Pontevedra, rodeado de amigos, familiares y antiguos profesores. "Cuando no conoces a la gente es mucho más tranquilo, más relajado; el sábado solo quería que acabase", cuenta sobre la presentación.

El periodista gallego se encuentra en una fase de presentación de su novela de lo más agotadora, que "dura un mes, pero es de mucha intensidad". "Yo me aburro muy rápido de las cosas, y no es que me aburra de la novela, pero sí un poco de hablar de ella, aunque renuevas el entusiasmo cada vez que empiezas una entrevista", confiesa. De hecho, lo compara con un viaje a Bali: "es un coñazo preparar las maletas, ir al aeropuerto, pasar el control, volar muchas horas… pero llegas y te lo pasas muy bien".

Un "drama del primerísimo mundo", ya que "cualquier otra opción es peor", como publicar una novela y que "no te llame nadie, nadie se interese por ella". En Galicia, después de Pontevedra y Vigo, tendrá dos paradas más: este martes en Santiago de Compostela, en la librería Cronopios a partir de las 19:00 horas; y el miércoles en A Coruña, en el Salón de actos de la UNED a las 18:30 horas. Ahí, sentado ante un público para hablar de su novela, surge de nuevo la "adrenalina" entre todos los que participan de la lectura de la obra.

Tras esta pequeña gira, levantará poco a poco el pie del acelerador tras cumplirse un mes desde la publicación de Mirafiori. Si escribir y publicar novelas fuese una simple progresión numérica, habría que esperar hasta 2025 para leer el próximo libro de Jabois. "No sé si será en 2025, en 2026 o dentro de más tiempo, lo que es seguro es que no será hasta después del verano", se promete a sí mismo el periodista.