La bonita capilla junto a la ría de Vigo que fue un hospital y renace como centro cultural
- Los orígenes de la famosa Capela do Hospital se remontan a principios del siglo XVIII, a un templo adosado a un antiguo sanatorio que durante siglos sirvió de residencia y lugar de acogida para los pobres
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Entre las sinuosas rías de Vigo y Pontevedra, en pleno corazón de las Rías Baixas, se esconde un lugar donde las suaves brisas del Atlántico acarician unos extraordinarios paisajes de ensueño y naturaleza desbordante. Este destino costero, donde Galicia despliega su esencia más auténtica y genuina, es Cangas do Morrazo: una villa marinera que respira historia, celebra su cultura y abraza con orgullo su legado más ancestral. Convertida en uno de los secretos (a voces) mejor guardados de esta cormaca con la que comparte nombre, la localidad de Cangas es una joya que promete enamorar a todo aquel que busque perderse entre la magia de las tradicionaes y la belleza de la costa gallega.
Es precisamente en este destino de las Rías Baixas donde se alza una singular capilla que ha dejado atrás sus antiguos fines religiosos para abrazar un nuevo cometido como epicentro cultural. La Capela do Hospital, bautizada así porque en otros tiempos formó parte de un sanatorio ubicado en otro rincón de la villa, renace hoy como un espacio donde el arte y la creatividad encuentran su refugio. Sus muros, plagados de recuerdos e historias, invitan al visitante a admirar su sencilla pero cautivadora arqutectura y a sumergirse en las exposiciones que periódicamente llenan su interior. Además, este bonito templo a orillas de la ría de Vigo también se ha convertido en un lugar mágico para celebrar bodas civiles, consolidándose como un importante punto de encuentro que mezcla tradición y modernidad a partes iguales.
La historia detrás del templo morracense
Enmarcada en el pintoresco entorno marítimo de Cangas do Morrazo, la Capilla do Hospital se erige como un vestigio de la historia local cuyas raíces se remontan a principios del siglo XVIII. Fue un cura llamado Gonzalo de Nogueira y Araujo quien impulsó la fundación de un nuevo hospital en la villa entre los años 1711 y 1715, el cual tenía su propio templo adosado a la estructura. No obstante, los orígenes más remotos de esta institución resultan ser mucho más profundos, pues existen referencias documentadas que nos trasladan hasta otro sanatorio de mediados del siglo XVI que sirvió de precedente al proyecto del párroco.
En 1562, por ejemplo, un vecino conocido como Juan Franco dejó estipulado en su testamento la entrega anual de un carro de leña procedente de su dehesa al hospital para el sustento de los más desfavorecidos. Cabe recordar que en aquella época, la mayoría de estos centros hospitalarios ―salvo contadas exceciones como los de Toledo, Granada y Santiago de Compostela― funcionaban más como residencia o lugar de acogida para los pobres que como espacios dedicados exclusivamente al cuidado de los enfermos. Hacia finales de 1588, las declaraciones del visitador arcebispal ya daban cuenta de los los recursos limitados de este hospital, reflejo de las dificultades que enfrentaba la institución desde su concepción. No sería hasta 1649, en una nueva inspección, cuando se confirma de manera documental la existencia de una capilla en el recinto.
Pese a todo, el declive del antiguo centro no tardaría en llegar: durante el segundo tercio del siglo XVII, la falta de recursos, agravada por las crisis pesqueras y las guerras con Portugal, precipitaron la paulatina desaparición del hospital. La Capela de Nuestra Señora de la Concepción, como era conocida por aquel entonces, logró mantener en pie sus cimientos hasta que fue vendida y desmantelada piedra a piedra en 1966. De hecho, la ubicación original de este templo que ahora reposa a orillas de la ría de Vigo era en la calle de Eugenio Sequeiros, en el lugar que hoy ocupa una sucursal bancaria.
El proyecto para salvar la capilla
A finales de la década de los noventa, un movimiento popular lidedaro por un reputado arquitecto de la zona se propuso devolver el esplendor y preservar la historia de la antigua capilla morracense. Este ambicioso proyecto de recuperación culminó sus trabajos en el año 2002, coincidiendo con la inaguruación de los Xardíns do Sinal, el entorno natural donde se enmarca el renovado templo y que es también conocido como la Alameda Nova de Cangas.
Desde un punto de vista arquitectónico, el santuario destaca por su sobria belleza a orillas del mar, con una única nave con ábside cuadrangular rematado por almenas. En su interior, la capilla todavía guarda la tumba de su fundador, manteniendo un vínculo tangible con origen histórico. Extramuros, el blasón de la fachada permite a los visitantes distinguir con claridad los símbolos de la familia Araujo y de la Santa Inquisición, detalles tallados en piedra que evocan un pasado de grandes poderes e influencias.
En cualquier caso, la recuperación de la emblemática Capela do Hospital no sólo ha permitido rescatar un valioso legado para esta villa marinera, sino que ha dotado a Cangas de un nuevo y polivalente espacio dedicado al arte y la cultura, el cual acoge en su interior una variada programación de muestras y exhibiciones itinerantes de temáticas muy variadas.