En febrero la viguesa Paula Martínez vio en la televisión una noticia sobre el Hotel Puerto Calma, un establecimiento de Gran Canaria que, a pesar de la difícil situación en la que se encuentra el sector turístico de la isla, decidió mantener sus puertas abiertas para acoger a los migrantes que se encontraban hacinados en el puerto de Arguineguín. Lo que en un principio fue una decisión financiera para evitar dejar sin empleo a sus trabajadores, ya que el hotel estableció un convenio con la Cruz Roja, finalmente les cambió la vida, provocando que se implicasen al máximo en este acto de solidaridad.
Paula Martínez, abogada en Derecho Internacional que se encuentra realizando un doctorado en migraciones de menores no acompañados en la Universidad de Vigo, decidió que quería saber más, así que llamó al Hotel Puerto Calma para pedir información sobre las personas que estaban allí, de dónde procedían y como estaban siendo los procedimientos de acogida. Los propietarios del hotel la invitaron a visitarlos y ella no dudó en coger un avión e irse a Gran Canaria.
En su visita, en la que entrevistó a todas las personas acogidas en el Hotel Puerto Calma, Paula escuchó muchas situaciones difíciles y muy crudas. "Nos contaron historias durísimas, de su viaje en patera, como algunos incluso perdieron familiares en la travesía. Al volver a Vigo se lo comenté a unos amigos que se dedican al audiovisual y surgió la idea de hacer un documental al respecto", cuenta Paula. Así nació la idea de rodar Puerto Calma.
Con Puerto Calma, Paula y su equipo quieren contar la historia de los migrantes acogidos en el hotel canario, pero también la de aquellos que los acogieron. Cinco relatos vitales de la situación migratoria canaria conformarán este documental, que pretende mostrar la solidaridad y el espíritu colaborativo que aún existe en nuestra sociedad, convirtiéndose en una historia de esperanza.
La ruta migratoria canaria se ha reactivado exponencialmente desde el año 2019, más de 15.000 personas llegaron a las islas procedentes de distintos países del continente africano. Para llegar a las islas, los migrantes realizan un viaje de mínimo cinco días en el mar. No todos consiguen superarlo, y su viaje "no termina con su llegada a puerto", asegura el equipo de Puerto Calma.
Lucía, Sam y Eloy completan el equipo del documental que será dirigido por Paula Martínez y para el que actualmente se encuentran realizando un crowdfunding, con el que se puede colaborar económicamente a través de la plataforma Verkami. El objetivo es alcanzar los 10.162 euros para que el documental se pueda llevar a cabo, un presupuesto muy ajustado teniendo en cuenta las necesidades del proyecto.
El objetivo: llevar "Puerto Calma" a las aulas
Una vez terminado el documental, en el proceso de difusión el equipo de Puerto Calma contará con el apoyo de la Universidad de Vigo, que además los acompañará y asesorará para la creación de un plan didáctico en torno al documental, cuyo objetivo pasa por llegar a las aulas de los colegios e institutos.
"La idea es realizar un plan didáctico adaptado a todas las etapas del desarrollo de los estudiantes. Queremos que, además de proyectar el documental en las aulas, se pueda profundizar en el tema de la migración a través de él", cuenta Paula. La idea es que Puerto Calma pueda llegar a los colegios e institutos para el curso 2021-2022.
"A nosotros, que somos de los 80, nunca se nos habló de la migración y mucho menos utilizando un recurso audiovisual", señala la directora. Compartiendo la obra y lo vivido a las nuevas generaciones buscan despertar la conciencia y solidaridad de la población.
Menores no acompañados
Paula cuenta que vivió una experiencia personal de acogida. Lo que comenzó como un simple gesto en el que iba a ayudar a una persona a regular sus papeles, acabó aportándole un miembro más a su familia. Afirma que esto le abrió los ojos respecto a la situación. Su hermano de acogida, como ella lo llama, era un menor no acompañado cuando llegó a nuestro país, y es uno de los pocos que ha conseguido regularizar su situación.
En Puerto Calma también se pone el foco en la realidad de los menores no acompañados que, como asegura Paula, "están siendo tratados como adultos cuando no deberían estar en un hotel sino en un centro de acogida".
Aunque representa una parte del relato no es lo único que Puerto Calma refleja, ya que las realidades de los migrantes son muy diversas y, por encima de todo, lo que está claro es que "el tono de tu piel sigue siendo determinante para el modo en el que vas a ser tratado".
"Estamos en un momento en el que los discursos de odio están calando mucho, pero yo creo la gente no se está parando a pensar ni a entender porque está pasando esto. Con la integración y la acogida ganamos todos", señala Paula Martínez.
Puerto Calma busca motivar un cambio mostrando una realidad que, desgraciadamente, está a la orden del día. "Nos gustaría despertar en la gente que todos somos iguales y que hay que conocer las historias de los demás para entender que lo único que quieren es una oportunidad de futuro", remarca la directora.